viernes 22 de noviembre de 2024
Inicio Blog Página 4

La deuda externa y la “plata en el bolsillo de la gente”

0

787097 grande 1
Foto: Humberto Tumini presidente del Movimiento Libres del Sur

La deuda externa no existía como problema en la economía argentina allá por 1976. Había muchos otros dramas, por cierto, pero en ese momento se debían solo 7.000 millones de dólares a acreedores extranjeros.

  Con la dictadura y los gobiernos neoliberales posteriores eso se modificó y el endeudamiento con bancos y fondos de inversión, como también con organismos internacionales de crédito, pasó a ser una pesada losa sobre el desarrollo productivo de nuestra nación, hasta la fecha.

  Primero fue la dictadura, que multiplicó la deuda por seis. Lo que condicionó profundamente al gobierno de Alfonsín. El que primero resistió con Grinspun, pero luego bajó los brazos y terminó en un nuevo acuerdo con el FMI, que le costó la derrota electoral y la salida antes de tiempo.

  Luego fue Menem, que en su primer mandato logró zafar canjeando bonos de la deuda por las empresas del Estado a precio vil. Como también recibiendo petrodólares que abundaban en ese momento por el mundo. Pero donde, en su segunda presidencia, Tequila mediante, se acabó la fiesta y tuvimos una nueva ronda de endeudamiento.

El impacto lo ligó el conservador De la Rúa, al que no se le ocurrió mejor idea que continuar con la Convertibilidad y acordar con el FMI la salida. Vino entonces el corralito y después el helicóptero.

2001, desorden y pago de deuda

  La deuda era impagable, obviamente, el señor feudal Adolfo Rodríguez Saá se hizo el nac & pop y metió el inevitable default. Con discurso en la CGT, por supuesto.

  Pero, mas allá del oportunismo de aquel efímero presidente, si hubo una prueba tangible del peso de la deuda externa para impedir el crecimiento del país, fue esa correcta suspensión del pago de finales del 2001.

No tener que trasladar enormes recursos a los acreedores internacionales por cuatro años, sumado al aumento de los precios de la soja, como también al exitoso canje de deuda, con quita del 70%, de Lavagna, fueron los tres elementos principales que permitieron la recuperación hasta finales del 2008, luego de la tremenda crisis de principios de este siglo.

  Ya con la primera presidencia de Cristina Kirchner en curso empezaron nuevas presiones sobre nuestro sector externo.

Fueron causa de ello erradas políticas económicas como, por ejemplo, entre otras, hacer eje por sobre todo en el consumo y descuidar la inversión, no sustituir algunas importaciones o demorar la renacionalización de YPF hasta que perdimos el autoabastecimiento energético. A lo que se sumó la crisis internacional de las hipotecas, que bajó el precio de los productos agropecuarios.

  Otra vez entonces, como si fueran liberales, se buscó salida por el lado de endeudarse; más allá del “relato” de ese momento y sin aprender de la historia.

Recordemos la gira de Kicillof, ministro de economía en ese entonces, haciendo gestos amistosos a los grandes bancos internacionales y el FMI, como pagar al Club de París el 100% de lo que pedía, al CIADI juicios absolutamente injustos adversos al país y a YPF un vagón de dólares. Es decir, despilfarrando valiosas reservas. Como era de esperar no tuvo éxito, el poder financiero no los quería y nadie le prestó plata.

  Así llegó la tercera administración neoliberal desde 1976, la de Mauricio Macri, con bajo endeudamiento externo.

Pero este señor negoció rápido el pago del 100% a los infames fondos buitres, abrió nuevamente la economía para continuar con el achicamiento de la industria argentina y bancó el consecuente déficit comercial con nuevos préstamos.

La frutilla del postre de esta estrategia fue el crédito del FMI en el 2018 de 54.000 millones de dólares, combinado con una tremenda fuga de capitales al exterior.

  En resumidas cuentas, con el desastre que hicieron, terminaron perdiendo los de Cambiemos las elecciones.

Pero, como en 1983 y el 2001, nos dejaron miseria, dañado el aparato productivo y, otra vez, la pesada losa de la deuda externa sobre la economía y las espaldas de la gran mayoría de los argentinos.

Fernández y el pago de la deuda externa

  Así llegó a la presidencia Alberto Fernández, con un PBI en retroceso, el desempleo y la pobreza en aumento y 100.000 millones de dólares más de deuda que le dejaba el bueno de Mauricio. Encima, llegó luego la pandemia.

  En ese contexto era más que visible que no se podía pagar la deuda, como no fuera a través de un tremendo sacrificio de las mayorías populares.

«No vamos a pagar la deuda a costa del hambre; vamos a cuidar a la Patria», dijo el presidente en marzo del 2020. “La sustentabilidad de la deuda es fundamental para poder encarrilar un proceso de desarrollo sostenido”, señaló por su parte el ministro Guzmán en agosto de ese año.

  Sin embargo, decir una cosa y hacer otra ha sido una constante de los gobernantes argentinos en décadas y esta vez no fue la excepción.

Primero encararon la negociación con los acreedores privados y luego de unas primeras ofertas que revelaban cierta firmeza, el ministro de economía fue para atrás e hizo un mal acuerdo.

Pateó la pelota para adelante, no hubo casi quita, e incluso aceptó pago de intereses ya en este año 2021.

  Luego inició Guzmán el tira y afloja con el FMI, con declaraciones de CFK del tipo “Con los plazos y con las tasas que se pretenden no solamente es inaceptable, es un problema de que no podemos pagar porque no tenemos la plata”.

Pero, andando el tiempo, se vio que en la negociación con el Fondo aceptarían las condiciones que este ponía. Solo han demorado en lo formal el acuerdo final, para que estas concesiones no se conocieran durante la campaña electoral.

“Plata en el bolsillo de la gente”

  Dicen ahora desde el gobierno que perdieron las PASO porque no pusieron “plata en el bolsillo de la gente”. ¿Y por qué no lo hicieron a pesar de lo mal que la están pasando millones de compatriotas? No es difícil de verlo. Por lo pronto se le hicieron pagos en dólares a los acreedores privados (154 millones) y al Club de París (230 millones). A los que se le suman 4.082 millones que se le abonaron en conceptos de intereses y capital al FMI; mas 1880 millones que hay que pagar en diciembre. Es decir, la mitad del superávit comercial externo se ira a la deuda; pusieron la plata en el bolsillo de los acreedores.

  No queda allí solamente la explicación, claro está. Entre el 2022 y el 2024 vencen 45.000 millones de dólares con el FMI. Ese acuerdo, de facilidades extendidas, se está negociando de hace rato. Como se sabe, viene al menos con dos condiciones: superávit comercial externo y fiscal también.

El primero en la Argentina significa menos importaciones, en lo fundamental, aun con buenos precios agropecuarios, como se vio este año. Por tanto, nos requieren limitar las compras externas; lo que aquí suelen lograr con menos crecimiento económico y no con sustitución de importaciones, ya se sabe.

  En el terreno fiscal el Fondo exige bajar gastos, sobre todo los previsionales, salarios públicos y las prestaciones sociales. Es, como está a la vista, lo que hicieron desde el gobierno del último trimestre del año pasado a la fecha, aunque Guzmán diga que no es así.

  En resumidas cuentas, la plata en el bolsillo de la mayoría de la gente faltó también porque, en acuerdo con el FMI, el gobierno llevó adelante un ajuste económico que no se correspondía con sus declaraciones, ni con el manual de medidas anti cíclicas necesario en momentos de crisis como el que vivimos.

  Nada indica que las cosas serán diferentes si se avanza en las negociaciones con el FMI tal cual este lo plantea; lo que se agrega al mal acuerdo hecho con los acreedores privados el 2020.

Por ese camino la deuda externa, contraída y expandida por los gobiernos neoliberales en los últimos 40 años, de leoninos intereses, muchas veces fraudulenta, con fuga de capitales posterior, seguirá siendo un lastre insoportable sobre la economía argentina, impidiendo su desarrollo.

Para desgracia de nuestra nación y en particular de las mayorías populares.

Humberto Tumini

Presidente de Libres del Sur

Compartir:

Para Humberto Tumini, “Otra vez le abrieron la puerta a la derecha”

0
Alberto Fernández
«Llegaron las PASO y ganó Juntos por el Cambio. La misma coalición política conservadora que hace menos de dos años dejaba el gobierno con quiebra de empresas, desocupación, pobreza e inflación por las nubes», afirma Tumini. Crédito: Télam

Hace ya mucho tiempo atrás, finales del 2008, Libres del Sur tomó la decisión de retirarse del gobierno kirchnerista, del que participó durante cuatro años. La razón fue que, luego de todo un período muy prometedor en dirección a materializar un proyecto nacional y popular en el país, las cosas se fueron desdibujando y desnaturalizando, por razones que muchas veces hemos expresado desde ese entonces hasta hoy. 

A principios del 2009 recuerdo haber escrito en una nota como esta que, de continuar por ese rumbo, tarde o temprano volvería la derecha al gobierno. Téngase en cuenta que las fuerzas reaccionarias vernáculas venían de un rudo golpe con el 19 y 20 de diciembre del 2001; observándoselas todavía en ese momento con grandes dificultades para reagruparse. Habían dado un primer paso con el conflicto de la 125, en la que le doblaron el brazo al gobierno, pero, de todos modos, había un trecho para que pudieran materializar ese avance al terreno político. Por lo que el gobierno kirchnerista tenía tiempo para evitar ese proceso si corregía políticas y conductas. 

Humberto Tumini
Tumini lo tiene claro: «Alberto y Cristina lo hicieron. Le tendieron la mesa a la derecha para que almuerce el 2023». Crédito: imagen provista por el autor

Nosotros se lo fuimos planteando en reiteradas oportunidades. Lo volvimos a hacer luego de la derrota con el campo, pero las respuestas que recibimos evidenciaban que ninguna voluntad había para ello. Por eso nos fuimos y alertamos que, de seguir así las cosas no habría proyecto progresista exitoso, sino que volvería la derecha. 

Lamentablemente, no nos equivocamos. Unos años después, sin que se hubiera materializado ninguna transformación seria y profunda del país que había dejado el neoliberalismo de los noventa, que es lo que supuestamente haría el kirchnerismo, que tuvo 12 años para ello, llegó Macri al gobierno.

Ya sabemos qué pasó en esos cuatro años de Cambiemos. En definitiva, lo mismo que cuando gobernaron Videla y Martínez de Hoz, y que cuando lo hicieron Menem y Cavallo: los ricos se la llevaron en pala, las mayorías populares se empobrecieron y la Argentina profundizó su decadencia.

Así llegó Alberto Fernández a la presidencia, en medio de un desastre económico y social que le dejaron de herencia. Nosotros no apoyamos su candidatura, desconfiando de que esa alianza que habían hecho con Cristina a último momento fuera una buena y viable salida a la crisis. No obstante, en lo que de nosotros dependiera, apoyaríamos al nuevo gobierno si mostraba voluntad de corregir viejos errores y reorientar en alguna medida la marcha del país. Reiteramos esa posición, por supuesto, cuando, encima, aterrizó la pandemia.

Así nos movimos políticamente todo el año 2020, aunque en la segunda mitad ya observamos que no habían vuelto “mejores” como dijeron. Entrado el 2021 nos fuimos poniendo mas críticos. El manejo de la pandemia se hizo errático, con algunos manejos muy groseros como el de las vacunas, que incrementaron contagios y muertos. Ni que hablar de los funcionarios y amigos VIP que se saltearon la cola que hicimos todes. La ofensiva de Cristina sobre la justicia para ver de zafar ella y todos los demás de sus causas y, peor aún, los manejos para recuperar las empresas fraudulentas e hijas de la corrupción de Cristóbal López y Lázaro Báez. 

Mucho mas grave todavía comenzar, por pedido del FMI, el ajuste de las cuentas públicas ya en la última parte del año pasado, cuando la crisis por el desempleo y la pérdida de ingresos era enorme. Encima, continuar con esa política, redoblada, el primer semestre de este año con un nuevo pico de contagios en desarrollo que afectaba la economía. Bajaron abruptamente y sin contemplaciones el déficit fiscal y promovieron aumentos de salarios ridículos frente a una inflación en ascenso.

A todo ello le sumaron algunas perlitas como el cierre de las escuelas por mera especulación electoral y la fiesta del Presidente con Fabiola en Olivos en plena cuarentena dura, cuando le exigían a la población permanecer aislada en su casa.

Dijimos entonces de nuevo, casi 13 años después, con la experiencia en el medio de que le regalaron a Macri el gobierno en el 2015, que por el camino que llevaba este gobierno le pavimentaron el camino al regreso de la derecha. 

Llegaron las PASO y ganó Juntos por el Cambio. La misma coalición política conservadora que hace menos de dos años dejaba el gobierno con quiebra de empresas, desocupación, pobreza e inflación por las nubes. Alberto y Cristina lo hicieron. Le tendieron la mesa a la derecha para que almuerce el 2023.

No conformes con eso, y como para reforzarles las posibilidades a Larreta, Macri, Carrió, Bullrich y compañía, trascartón de las internas procedieron a pelearse vergonzosamente entre ellos desatando una intensa crisis de gobierno. Parece que mucho no han escuchado el mensaje que la ciudadanía les dejó el domingo pasado.

HUMBERTO TUMINI

Presidente de Libres del Sur

Compartir:

SAN MARTÍN: el ejemplo declamado pero pocas veces imitado

0
san martin 1002803
Humberti Tumini y una reflexión a 171 años del fallecimiento del General José de San Martín. Crédito: Elfenixdigital.com

Hoy se cumplen 171 años del fallecimiento de José de San Martín, seguramente el argentino más admirado y respetado. Sin embargo, si uno observa lo que viene ocurriendo en el país de hace muchos años, difícilmente podamos decir que es el más imitado en sus virtudes por la dirigencia política actual.

Veamos algunos pocos ejemplos de esto, que son a la vez nuestro homenaje al gran general de la guerra por la independencia.

Para empezar, digamos que, como Belgrano, solo los sentimientos de amor a su patria decidieron su participación en esa contienda, abandonando para ello su carrera militar en España. Patria a la que, como alguna vez dijo, le dedicó lo mejor de su vida. No fueron el motor de su entrega los mezquinos intereses materiales, ni acumular poder personal, mucho menos la búsqueda de prestigio. Solo el profundo deseo de ver a su país sacudirse el yugo colonial; no hubo sacrificio que no hiciera en pos de ello.

En segundo lugar, estaba convencido que tamaño desafío que había por delante, no era tarea para timoratos o cobardes. Sabía bien de qué se trataba. Conocía el poder del ejército español por haber formado parte de sus filas. Y estaba convencido de que buscarían por todos los medios aplastar, con la bota militar, la rebelión en las colonias.

Necesitábamos por tanto hombres y mujeres valientes, convencidos, decididos a todo para alcanzar el triunfo. Sintetizó esa convicción suya en una frase que lo expresaba cristalinamente, en carta a los congresistas de Tucumán en 1816, cuando vio vacilaciones en algunos de ellos para declarar la independencia: Ánimo, que para los hombres de coraje se han hecho las grandes empresas, les dijo.

Finalmente, estaba convencido el General que para poder vencer no solo hacían falta patriotismo desinteresado y valor, aun con lo fundamental que eran ambas virtudes para desplegar una estrategia consistente. Sino que era necesario también compensar el poderío español con la participación de todo el pueblo en esa lucha. Múltiples ejemplos, de este pensamiento profundo, tuvo en su accionar.

El mayor fue la organización de todo el pueblo de Mendoza ayudando a preparar al Ejército de los Andes para ir a combatir a Chile. Fue capaz de ganarse San Martín el corazón de los cuyanos y sumarlos, a todos y todas, más allá del origen social, a la gran epopeya.

Tuvo la virtud de trasladar el mismo sentimiento a sus oficiales y soldados. Incorporando además a su ejército un Batallón de Libertos, el Nº 8 de Infantería. Esclavos que dejaron de serlo y fueron a partir de entonces soldados de la patria.

Pergeñó su plan para cruzar la cordillera apoyándose en trabajo de inteligencia. Pero no solo en el de Alvarez Condarco, que relevó el camino de ida por el Paso de los Patos y el de vuelta por Uspallata, sino también en el de decenas de baqueanos, conocedores del terreno, que colaboraron activamente para el éxito de cruce.

Sabía San Martín que por el Alto Perú los españoles se hacían fuertes, como lo había experimentado en carne propia Belgrano. Pero también tenía claro el general que era de enorme riesgo desproteger la frontera norte, ante la posibilidad de una contraofensiva realista por allí. Su estrategia de ofensiva, que era por el oeste en dirección a Chile, se complementaba por ello con una de defensiva por el norte. Le dio entonces al general Martín Miguel de Güemes la tarea de montar el escudo para que ningún maturrango pasara por ahí. ¿Apoyándose en quiénes? En los valerosos pueblos de Salta y Jujuy, que junto a los del Alto Perú no les dieron tregua a los realistas, guerra de guerrillas mediante, impidiéndoles entrar a territorio de las Provincias Unidas.

En síntesis: patriotismo, desinterés personal, coraje, estrategia asentada en la confianza en la participación del pueblo de la patria en la lucha, son algunos de los legados del inmortal General José de San Martín.  

Esas mismas enseñanzas que ha despreciado gran parte de la actual dirigencia política argentina, que se llena la boca en fechas como estas de alabanzas al libertador. Son los mismos dirigentes que nos han conducido, de muchos años a esta parte, al desastre que vive hoy nuestra nación. Y que, peor aun, no muestran seriamente ningún arrepentimiento ni autocrítica por ello.

No habrá futuro si no los recambiamos.

HUMBERTO TUMINI

Presidente Libres del Sur

Compartir:
Nota al Pie | Noticias en contexto