Desde el 11 de julio, Cuba se vio inmersa en una serie de protestas sociales en contra del gobierno. Bajo las consignas de “libertad”, “abajo la dictadura” y “patria y vida”, el pueblo cubano manifestó su descontento en un contexto en el que la pandemia agravó las condiciones de vida. Entre las demandas se encuentran la saturación de los centros de salud y la escasez de alimentos, medicinas y productos de primera necesidad.
Frente a esta situación de conflictividad social, el Primer Ministro cubano, Manuel Marreno, anunció dos medidas económicas que prometen una mejora: la libre importación de alimentos, medicamentos y productos de aseo por parte de los viajeros; y una reestructuración de las empresas estatales.
La libre importación estará vigente desde el próximo lunes hasta el 31 de diciembre. Durante este período, Cuba permitirá la importación de hasta 10 kilos de productos sin cobrar aranceles. Esta política busca paliar la falta de medicamentos, en especial los antihipertensivos, antibióticos, analgésicos, ansiolíticos, los anticonceptivos, vitaminas.
Con respecto a la segunda definición, el Ministro de Economía, Alejandro Gil Fernández, reveló que «se eliminará gradualmente la escala salarial en la empresa estatal socialista, lo que aumenta su autonomía y mejorará los ingresos de sus trabajadores».
Las causas del desabastecimiento
Las causas del desabastecimiento en la Isla son variadas. En primer lugar, Cuba sufre un bloqueo económico desde hace más de 60 años, a pesar de las distintas intervenciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en favor de la Isla. En ese sentido, el Presidente Díaz-Canel aseguró que la situación en la que se encuentra el país se debe a una “política cruel agresiva de bloqueos económicos” propiciada por los Estados Unidos. “El bloqueo nos limita de los ingresos en divisas con los cuales tenemos que comprar alimentos”, indicó.
Otra dimensión del problema está vinculada con la falta de divisas, sumamente necesarias para la compra de estos elementos. Esto tiene dos explicaciones: por un lado, a principios del 2021 el Gobierno cubano lanzó un plan denominado “Tarea Ordenamiento”, que establecía “la unificación monetaria y del tipo de cambio, la eliminación gradual de subsidios excesivos y una reforma en los ingresos”. En otras palabras, la eliminación del peso cubano convertible y la vigencia exclusiva del peso.
Esta reforma generó una devaluación de la moneda. De manera que se agravaron las dificultades ya existentes durante 2020 para acceder a alimentos y productos de primera necesidad, dado que se consiguen en moneda extranjera.
En segundo lugar, una de las mayores fuentes de divisas para Cuba es el turismo. A raíz de las restricciones a esta actividad, producto de la pandemia, se agravó la caída del Producto Bruto Interno (PBI), calculada en -8% en 2020.
La vacuna, un horizonte de esperanza
Mientras la Isla atraviesa su peor momento en materia sanitaria, con casi 225 mil casos y 1.570 decesos, un 150% más que hace 3 meses, el desarrollo de la vacuna cubana aparece como un horizonte de esperanza. El 9 de julio, se autorizó el uso de la vacuna Abdala, la cual demostró una eficacia del 92,28 %.
«En medio de la situación epidemiológica que vivimos, aparecen los resultados de Abdala que la reconocen como primera vacuna en Latinoamérica. Y que nos permite entonces a nosotros dar un paso más en el enfrentamiento exitoso a la pandemia. Lo cual es una de las esperanzas que tenemos para, en el menor tiempo posible, limitar los efectos de este pico pandémico», sostuvo Díaz Canel.
El inoculante, que ya se administra entre les cubanes, fue exportado a Venezuela. Al mismo tiempo, varios países de la región mostraron interés en adquirirlo, como es el caso de Argentina.
La misma repercusión tuvo la Soberana 02, también producida en la Isla. Su eficacia asciende al 91,2% cuando se combinan dos dosis con una tercera de la Soberana Plus, según el Instituto Finlay.
El país espera tener vacunada el 70% de su población en agosto y el 100% antes de finalizar el año. A pesar del bloqueo impuesto por Estados Unidos, que incluye insumos médicos, Cuba podría convertirse en el primer país del mundo en inmunizar a toda su población con vacunas propias, y en el primero en desarrollar un inoculante en América Latina.
Estos avances, no sólo aseguran una mejora sanitaria, sino también una oportunidad económica para el país. Ya que la posibilidad de exportar la vacuna, le aseguraría el ingreso de divisas.