Este 28 de enero se cumple un nuevo aniversario del natalicio de una de las personalidades más importantes de América Latina. Nacido en 1853, en La Habana, Cuba, José Martí se convirtió en un poeta y político fundamental para la emancipación de la isla.
Comprometido con su patria, fue un intelectual que combinó su misión política con su talento literario. Formó parte de la creación del Partido Revolucionario Cubano y su palabra sirvió también para comenzar a gestar el sueño por la liberación.
En 1953, Fidel Castro había sido detenido por encabezar la operación de asalto al Cuartel Moncada con el objetivo de derrocar la dictadura de Fulgencio Batista. La anécdota asegura que, cuando las fuerzas interrogaron a Castro, le preguntaron quién había sido el ideólogo del movimiento.
“¿Cómo quién es el ideólogo? Es José Martí, por supuesto” respondió.
El comienzo de las ideas
Su nombre completo era José Julián Martí Pérez y nació fruto del matrimonio del valenciano Mariano Martí y la canariense Leonor Pérez Cabrera. En 1865 fue alumno de Rafael María de Mendive, un poeta y profesor que contribuyó profundamente en su formación ética y patriótica. Un año después, Martí pudo comenzar a estudiar en el Instituto de Segunda Enseñanza de La Habana gracias a Mendive, que se había comprometido a pagar sus estudios.
En 1868 Cuba se enfrentó a España en lo que fue su primera guerra independentista. Con tan sólo 15 años, el joven adhirió a esa lucha porque entendía que tenía que ser parte de la defensa de su patria. Así fue que comenzaron a surgir las primeras ideas emancipadoras que luego sirvieron como fuente inagotable de inspiración para sus trabajos.
Un año después, José Martí fue detenido por escribir una carta donde acusaba de traidor a un compañero de colegio que se había alistado al ejército español. El 4 de marzo de 1870, recibió una condena de seis años de prisión. Sin embargo, el 15 de enero del año siguiente, gracias a las gestiones de sus padres, el joven logró ser deportado a España. Allí comenzó sus estudios en las universidades de Madrid y Zaragoza, donde finalmente se graduó de licenciado en Derecho Civil y en Filosofía y Letras.
Tras su estadía europea, antes de volver a su tierra natal, Martí estuvo en países como México, Estados Unidos y Guatemala. En México conoció a Carmen Zayas Bazán, con quien se casó en 1877.
Nuestra América, un objetivo común
En agosto de 1878, Martí regresó a Cuba para radicarse en La Habana y en noviembre nació su único hijo, José Francisco. En ese mismo periodo, el poeta comenzó sus labores conspirativas para lograr la independencia de la isla.
Dentro del Club Central Revolucionario Cubano fue que se gestó el inicio de una segunda revuelta anticolonial. Denominada la “Guerra Chiquita” resultó una operación frustrada que fracasó y por la que fue nuevamente deportado a España, en 1879. Sin embargo, el revolucionario devenido escritor logró escaparse y radicarse durante algunos años en Estados Unidos.
Desde allí, entre 1880 y 1890, Martí alcanzaría prestigio en América gracias a su labor periodística y sus publicaciones en periódicos como La Opinión Nacional de Caracas; La Nación de Buenos Aires y El Partido Liberal de México. En cada uno de estos diarios, el cubano pretendía difundir su causa revolucionaria y también advertía sobre las intenciones norteamericanas.
En ese sentido, fue que en 1891 publicó uno de sus trabajos más emblemáticos, el ensayo “Nuestra América”. En él, el autor convocaba a la unión de los pueblos latinoamericanos para reivindicar su cultura e ir contra la idea norteamericana de utilizar “América” como sinónimo de un país. Al respecto, escribió:
“Ya no podemos ser el pueblo de hojas, que vive en el aire, con la copa cargada de flor, restallando o zumbando, según la acaricie el capricho de la luz, o la tundan y talen las tempestades: ¡los árboles se han de poner en fila, para que no pase el gigante de las siete leguas! Es la hora del recuento, y de la marcha unida, y hemos de andar en cuadro apretado, como la plata en las raíces de los Andes.” (Martí, 1891).
Morir por la patria
En 1892, fundó el Partido Revolucionario Cubano y comenzó a idear un nuevo alzamiento popular. Para 1894 impulsó el Plan Fernandina con el cual pretendía promover una guerra corta, pero fracasó al ser descubierto por autoridades estadounidenses.
Un año después, el plan seguía en pie y el 24 de febrero de 1895 comenzó la guerra independentista. Sin embargo, José Martí murió el 19 de mayo de ese mismo año cuando fue sorprendido por españoles que lo asesinaron de tres disparos.
Ante la pérdida, como consuelo bastó saber que morir en combate era para él la única manera de morir dignamente. “No me pongan a lo oscuro a morir como un traidor”, escribió alguna vez. Martí quería encontrar la muerte “de cara al sol”, defendiendo su patria y sus ideales revolucionarios.
“El amor, madre, a la Patria, no es el amor ridículo a la tierra, ni a la yerba que pisan nuestras plantas; es el odio invencible a quien la oprime, es el rencor eterno a quien la ataca” (Martí, 1869).