En el panorama de las adaptaciones de videojuegos, un dilema específico surge una y otra vez a medida que el medio crece en ambición: ¿Cómo se traduce a la pantalla un juego que en sí mismo está inspirado en el cine y la televisión?
Cuando The Last of Us se lanzó para PlayStation en 2013, maravilló su verosimilitud cinematográfica. Actualizó una estética familiar de apocalipsis zombie con algunos giros científicos inteligentes: el mundo del juego está invadido por una infección fúngica que convierte a sus víctimas en monstruos violentos y sin sentido.
Pero lo que hizo que The Last of Us fuera aún más inmersivo fue la forma en la que implica a les jugadores en las propias acciones de moral dudosa del personaje principal. Como juego, fue una experiencia inesperadamente emocional.
Diez años después, ese videogame generó una secuela, una nueva versión, una supuesta versión remasterizada y ahora un programa de televisión en HBO. La serie, creada por el directivo de Naughty Dog Neil Druckmann y Craig Mazin, quien también fue responsable de la fantástica miniserie Chernobyl (2019), estrenó su primer episodio el 15 de enero en HBO Max.
De la consola a la pantalla chica
La historia sigue el viaje de Joel, interpretado aquí por Pedro Pascal, y la adolescente Ellie (Bella Ramsey), a quien transporta por todo el país con la esperanza de que ella sea la cura para la devastadora infección global.
La narración es apasionante, perosin lugar a dudas está en deuda con los clichés distópicos que se podrían reconocer en Night of the Living Dead (George A. Romero, 1968) o The Road (John Hillcoat, 2009).
Muchos detalles de la trama en The Last of Us pueden parecer convencionales, pero el programa aún ofrece una rica mezcla de elementos que se suman al alto presupuesto que distingue a las producciones de HBO de otros servicios de transmisión.
El programa tiene reverencia por la estructura de su antepasado, pero no se ve obstaculizado por esa devoción. Hace ajustes cuando es necesario, tanto para evitar temas obsoletos como para liberarse de la linealidad de un juego, que funcionalmente requiere que el jugador sea empujado en una dirección, como si estuviera sobre rieles invisibles.
En The Last of Us, como en todos los videojuegos, cualquier nivel en particular está preprogramado; el jugador no puede abrir todas las puertas o trotar por cada calle lateral, por más detallado que parezca el diseño. El programa también está limitado por el marco episódico de la televisión, pero Mazin y Druckmann hacen todo lo posible para crear un universo ficticio expansivo.
The Last of Us mejora la historia del juego
Las actuaciones de Pascal y Ramsey son excelentes, y el éxito general de The Last of Us se basa en su química cada vez más profunda a medida que sus personajes evolucionan de extraños incómodos a padre e hija sustitutos. Sin embargo, algunas de las mejores florituras dramáticas del programa van más allá del viaje de Joel y Ellie a través de una nación en ruinas.
Esto es especialmente cierto en el tercer episodio, cuando la historia se enfoca en uno de los aliados sobrevivientes de Joel, Bill (Nick Offerman), y su relación con otro sobreviviente llamado Frank (Murray Bartlett).
La trama secundaria es el ejemplo más excelente de la voluntad del programa de separarse de su material de origen, tomando un personaje secundario del juego, reinventando por completo su historia de fondo y luego dándole espacio narrativo para explayarse, todo mientras evita los ritmos cansados del apocalipsis.
En el juego, la paranoia de Bill es tan extrema que ha sacado a casi todos de su vida; en el programa, esos temores cambian y se relajan a medida que forma una relación genuina y amorosa con Frank.
Con la mayoría de las historias sobre hordas de zombis de la cultura pop, ningún personaje puede encontrar la felicidad duradera. Su mundo siempre es demasiado sombrío y opresivo, y el género tiende a apoyarse en la humanidad revelándose como el verdadero monstruo frente a tiempos tan oscuros.
La serie eleva el poder y la belleza de la historia original
The Last of Us trabaja duro para presentar una visión más optimista, incluso a través del profundo vínculo de Joel y Ellie, aunque los fanáticos de la franquicia saben que esa conexión eventualmente se complicará. Esta temporada cubre los eventos del primer juego; las temporadas futuras pueden enfrentarse a la extensa y desafiante segunda entrega de la franquicia.
El pedigrí del equipo creativo detrás de la serie ciertamente ayuda. Craig Mazin, quien demostró que es más que experto en representar la decadencia física y moral con Chernobyl, es un gran admirador del juego original. Neil Druckmann, copresidente de Naughty Dog, director creativo y guionista de ambas entradas del juego, a su vez llama a Chernobyl una «obra maestra».
La habilidad de Mazin en Chernobyl radicó en su capacidad para unir hilos dispares de la historia sobre el desastre sin perder de vista la relación central del programa. The Last of Us tiene un alcance igualmente elaborado.
La clave de la historia es la relación de Joel y Ellie. Es el núcleo emocional de la serie. Si no convence, todo se desmorona. Es por eso que el juego original conmovió tanto a los jugadores como a los críticos. Los actores no están tratando de emular o imitar a sus excelentes contrapartes de los videojuegos, elles logran habitar a Joel y Ellie
Pascal, que no es ajeno a interpretar a un padre brusco con una carga preciosa, un papel que hace con excelencia en The Mandalorian de Disney Plus, carga a Joel de un dolor silencioso que abruma. Ramsey logra la incómoda complejidad emocional que conlleva ser adolescente. Su Ellie es optimista, divertida y feroz cuando tiene que serlo.
Lo que se hace evidente a medida que avanza la temporada es que la mayor fortaleza de The Last Of Us no es la actuación, el intrincado diseño de producción o las escenas de acción que aceleran el corazón, aunque todo eso ciertamente ayuda. Su mayor ventaja radica en que no se preocupa por entregar una traducción 1:1 idéntica del videojuego a la televisión.
Aunque hay un arco de dos episodios sobre una célula de resistencia que se parece más a una trama genérica de The Walking Dead, incluso esos momentos intermedios ayudan a subrayar cómo el enfoque general de la producción desafía las expectativas. The Last of Us respeta su género pero trabaja para desafiar sus tropos más gastados.
La serie estrena un nuevo capítulo cada domingo por HBO.