Luego de su paso por México y Estados Unidos, donde se formó, Maximiliano Barrientos migró a Europa para hacer cine independiente. Su carrera iba creciendo hasta que llegó la pandemia de COVID-19. El confinamiento estricto lo encontró viviendo en Inglaterra, donde perdió el trabajo. Unos meses después decidió viajar a Francia, instalándose en París. Ante la falta de trabajo, en especial para latines, comenzó a vender chipá a metros de la Torre Eiffel.
Pero la situación se tornó más complicada, las ventas comenzaron a bajar al ritmo que crecía su situación de ilegalidad por la falta de ciudadanía. Su novia y su familia, refugiades ucranianes, lo invitaron a vivir con elles en un pueblo alejado de París. Ante la desesperación, se instaló en la puerta de la casa de Lionel Messi para entregarle su currículum y conseguir trabajo. Luego de 3 días viviendo en la calle, logró dárselo y desde ayer aguarda una respuesta por parte del campeón mundial. Su historia puede seguirse en su cuenta de TikTok
Nota al Pie conversó con Maximiliano Barrientos, el joven cineasta que busca trabajar en su profesión y cumplir su sueño de hacer cine.
Cineasta de profesión y vocación
Dicen que los dos días más importantes de nuestra vida son el día en que nacemos y el día en que descubrimos el verdadero propósito. Barrientos descubrió su pasión y su vocación cuando era muy chico y vivía en su Misiones natal. Sin padres, fue criado por su abuelo y a los 14 años tuvo que comenzar a trabajar haciendo y vendiendo chipá, mientras escribía historias y veía todas las películas y series que podía.
Inició su carrera profesional en México, luego de perder su trabajo en Argentina. Con el dinero que había obtenido de la venta de sus libros dejó todo y viajó para estudiar cine. “Allí dan cátedra grandes cineastas, hay cursos muy interesantes. Me instalé en Monterrey y empecé a hacer cine independiente con otros mexicanos. Se dio la casualidad de que me crucé con Guillermo del Toro. Daba cátedra y era bastante accesible, se podía llegar a él y charlar”, comentó.
Después viajó a Hollywood, Los Ángeles, para continuar formándose en la Academia. Se hizo conocido entre les famoses y pudo comprarse equipamiento, como un drone y cámaras, aunque esto no fue fácil. Para lograrlo trabajó de lo que encontraba y vivió épocas difíciles económicamente, pero sus ganas de hacer cine eran más fuertes. Luego llegó el turno de ir a Europa. “Tenía un grupo de amigos argentinos y mexicanos que hacían cine independiente y primero fui a vivir a Italia”, añadió.
Durante todos esos años trabajó con grandes cineastas, como Scorsese, Tarantino, Spielberg y Guy Ritchie. “El trabajo que más me impactó fue El Irlandés, de Martin Scorsese. Fue un trabajo pesado, trabajé en el set llevando y trayendo cosas, estuve en el equipo de iluminación. Me encantó y aprendí mucho”, reconoció. Otro de sus experiencias fue en el rodaje de la película Roma, del cineasta mexicano Alfonso Cuarón.
“Siempre hice cine independiente para poder escalar y hacerme un nombre, pero me hice más un nombre por la humildad y el respeto que tengo. En Estados Unidos tuve una vida muy dura, muy fea, la pasé super mal, pero me la banqué para poder estudiar. Conocí a Sean Penn, a Robert De Niro, estuve con grandes directores y cineastas. De ellos me llevo el aprendizaje y el valor para decir que yo también puedo ser un gran cineasta”, resaltó.
Barrientos y el arte del StopMotion
Las oportunidades muchas veces surgen cuando se viven situaciones límites, y así fue el caso del rodaje de “Pinocchio Steampunk”, con la técnica de stopmotion, que consiste en mover de forma manual un objeto e ir tomando fotos. Al quedar en la calle luego de la caída de las ventas de chipá, su novia junto a su familia lo ayudaron a comprarse ropa, un celular y una computadora. “Vivía en un cuarto muy pequeño, del que no podía salir porque me pueden deportar. Me puse a ver que podía hacer y vi que Guillermo del Toro había lanzado un concurso de StopMotion, Yo había hablado con él, le había dicho que quería ser cineasta. Sabía que, si llegaba a él con el trabajo que iba a hacer, iba a salir de todo esto”, señaló.
Su novia lo ayudó en todo. “Con el teléfono que me regaló hice la película. Primero hice un video de stopmotion con arcilla para mostrarle lo que era, que subí a Tik Tok. Eso me recordó mis comienzos en el cine, cuando dije que yo quería ser cineasta, me largué a llorar y ella entendió que para mí el cine es todo. Vivo y muero por el cine”, expresó emocionado y con la voz quebrada.
Armó un escenario, escribió 10 historias, luego 10 guiones y finalmente optó por uno para hacer Pinocchio. Gracias al financiamiento de su novia, pudo terminar de grabar el cortometraje, al que sólo le falta el sonido. “En la casa hay mucho ruido, no puedo mezclar los audios, no puedo sintetizar nada”. Además, “para poder concursar piden la nacionalidad francesa, o de otros países como EEUU o Inglaterra, como no tenía no pude participar. El premio era un muñeco, pero lo que yo quería era llegar a Guillermo del Toro, que vea mi trabajo”, dijo con la esperanza de cumplir su sueño de hacer cine.