Este viernes 13 de enero concluyó la segunda semana de audiencias por el crimen de Fernando Báez Sosa, ocurrido el 18 de enero de 2020 en el boliche Le Brique. Durante la jornada, declararon bomberos voluntarios que asistieron a la víctima y un testigo que conoce a los acusados y denunció a uno de ellos días antes del suceso en Villa Gesell.
Hablaron Verónica Onieva y Javier Timoteo. Pertenecen al cuerpo de Bomberos Voluntarios de Villa Gesell, que asistieron a Báez Sosa minutos después de ser atacado frente al local bailable ubicado sobre Avenida 3.
Luego, llegó el turno de Pablo Gastón Zapata, un joven de Zárate que semanas antes del crimen de Fernando había denunciado a uno de los imputados por una presunta agresión en esa localidad del norte bonaerense.
Los acusados por el asesinato del joven estudiante de abogacía son Máximo Thomsen (23), Enzo Comelli (22), Matías Benicelli (23), Blas Cinalli (21), Ayrton Viollaz (23) y Luciano (21), Ciro (22) y Lucas Pertossi (23). Los ocho son representados por los penalistas Hugo Tomei y Emilia Pertossi. Mientras que, la familia Baéz Sosa es representada por el letrado Fernando Burlando.
El resumen de la jornada
Onieva, integrante del cuerpo de bomberos, señaló: “Nos encontramos con una persona en el piso a la cual le estaban haciendo RCP. No tenía signos vitales”. Luego explicó que en ese instante continuaron con las maniobras de reanimación indicadas por el dispositivo desfibrilador utilizado, hasta que diez minutos más tarde llegó una ambulancia.
Javier Timoteo, compañero de Onieva, también habló en la audiencia y dijo que al acudir al lugar se encontraron con una joven que le realizó maniobras de reanimación a Báez Sosa. Señaló que ella “estaba bien posicionada” al realizar el RCP.
En la audiencia de hoy estuvo presente Pablo Zapata. Es un joven que fue atacado por Lucas Pertossi, uno de los imputados, el 15 de diciembre de 2019 en un bar. Según precisó, durante ese incidente, tropezó con un escalón y sufrió una fractura en la parte superior de la tibia, y al caer, el mismo acusado le “tiraba cosas”.
Zapata contó que durante la golpiza, Pertossi lo amenazó con robarle la moto, y al salir de ese local “la moto ya no estaba ahí”. Además, el joven manifestó que cinco días antes de ese ataque había sufrido “una patoteada” y “una golpiza” por parte de un grupo del que Pertossi también formaba parte.
Se rompió el silencio
En la jornada del jueves, Luciano Pertossi fue el primero de los acusados en tomar la palabra durante las audiencias. Lo hizo para contradecir a testigos que estaban declarando.
El acusado dijo que “no estaba” en el lugar en el que lo ubicaron testigos de la Policía Federal Argentina (PFA). Ellos fueron quienes lo identificaron como uno de los agresores directos de Fernando Báez Sosa al analizar un video durante el juicio por el crimen.
Luego, el fiscal Gustavo García le preguntó: “¿Dónde estaba usted en ese momento?”. El acusado se negó a responder, al igual que hizo cuando el representante del Ministerio Público preguntó quién era la persona de negro que aparecía en el video detrás de un auto.
“Ya aclaré eso. No quiero responder ninguna otra pregunta. No se molesten en hacer otra pregunta. No voy a responder”, aseguró el imputado. Las audiencias se están realizando en el Tribunal Oral Criminal Nº1 de Dolores.
La estrategia de los acusados
La defensa de los ocho jóvenes de Zárate piensa que la carátula del hecho podría cambiar a homicidio en riña. Actualmente, los imputados están siendo juzgados por un homicidio agravado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas, y podrían ser condenados a reclusión perpetua.
En el Código Penal Argentino, el homicidio en riña tiene una condena que va de dos a seis años de prisión. El artículo 95 lo define así: “Cuando en riña o agresión en que tomaren parte más de dos personas, resultare muerte o lesiones de las determinadas en los artículos 90 y 91, sin que constare quiénes las causaron, se tendrá por autores a todos los que ejercieron violencia sobre la persona del ofendido”.
De todas formas, las pruebas recolectadas indican que no se trató de una pelea, sino de un ataque, ya que no hay evidencia de que Fernando haya golpeado a alguno de los acusados.