Mientras la situación económica nacional tiende a empeorar, el debate sobre el rol de la Defensa está totalmente ausente. A propósito, Nota al Pie dialogó con Leandro Ocón sobre el rol del aparato de Defensa en el modelo de desarrollo nacional y los paradigmas que se expresan tanto en la dirigencia política del Frente de Todos como de Juntos por el Cambio.
¿Cuál es la situación actual de las Fuerzas Armadas Argentinas en relación a la Defensa Nacional?
Las Fuerzas Armadas (FFAA) están, en líneas generales, en decadencia. Venimos de un proceso de desarme, de pérdida de capacidades desde hace mucho tiempo. Eso tiene una dimensión material en las personas que trabajan porque no tienen destino: sus salarios están por debajo del promedio general, no hay respeto. Pero tampoco están agremiados entonces no pueden realizar reclamos muy contundentes ni movilizarse en las calles. Hay una falta de conciencia total en lo que implica tener un instrumento militar acorde a las necesidades de la época.
¿Esa incapacidad de movilización está relacionada con esta idea que venimos arrastrando desde la restauración democrática de una amenaza de intervención militar?
Argentina no sabe cómo influir en el sistema de Defensa, que trasciende a las FFAA. La Defensa es una forma de abordar la autonomía de una Nación. La capacidad de decir que no, la capacidad diplomática, de política exterior. Una Nación que se preocupa por la salud de su pueblo, por la fuerza de su pueblo y por su educación. Esto también puede ser entendido por una política de Defensa Nacional. Entonces en lo que hemos fallado es en no entender el rol que deben tener las FFAA, qué tipo necesitamos y cómo se incluye en un modelo nacional de desarrollo.
Hemos fallado, primero, porque no tenemos una estrategia de Defensa Nacional. De hecho me pregunto si Argentina quizás pretende tener un modelo de Defensa sin FFAA, que son el ejercicio real de una Nación que pretende ejercer ella misma la soberanía. Si no tenemos músculo se lo estamos delegando a otro. Y acá lo vemos claramente en el caso de Malvinas pero también en otros países del mundo que cuando existe alguna disputa territorial o tenés algún conflicto diplomático el músculo nacional colabora.
Tener FFAA no significa necesariamente querer apelar a la violencia. Hoy lo que hemos logrado hacer por miedo, por incapacidad de decisión y que las FFAA se involucren en la política interna, es haberlas identificado como el enemigo. ¿Quiénes son los potenciales enemigos? Las FFAA, entonces hay que desarmarlas. Las consideramos el enemigo interno que hay que reducir.
En Argentina la dirigencia política se ha debatido entre dos modelos de FFAA: uno expresado por Bullrich para reprimir al propio pueblo y otro, más globalista, que las quiere para la Defensa Civil. ¿Hay lugar para unas FFAA para la Defensa Nacional?
Las FFAA tienen dos tipos de misiones: prioritarias y subsidiarias. Dentro de las misiones subsidiarias están las de asistencia o Defensa Civil, como puede ser la gestión del desastre o la logística, emergencias locales pero también a las crisis humanitarias a escala internacional. Estas dos propuestas que bien señalas son una falsa dicotomía porque están siempre focalizadas en las misiones subsidiarias.
La tercera posición en realidad debería ser precisamente la prioritaria porque su principal misión es el ejercicio y la defensa de la soberanía nacional y eso es lo que está totalmente fuera de discusión hoy o por lo menos en las últimas décadas porque hemos tratado de separar a las FFAA del aparato de Defensa. ¿Cuál es la salida política fácil desde ambos paradigmas? Asignarles tareas fáciles.
La idea de volver al rol prioritario lo expresan las propias potencias, que no han abandonado esa mirada. Estados Unidos, Rusia, Japón, Alemania, China y los países con modelos exitosos de desarrollo involucran la Defensa Nacional y a partir de ella construyen poder nacional.
El Frente de Todos celebra su gestión de la política exterior que lo llevó a conducir la Celac. ¿Se puede tener una política exterior con proyección sin FFAA?
¿Qué quieren trabajar sin una pata tan importante como es la capacidad de decir que no? No es lo mismo establecer un diálogo tenso con un contrincante, con alguien con quien tener una disputa de poder, teniendo la capacidad de bloquear o de decir que no, sin el poder duro que te da capacidad de negociación. En Argentina hay una mirada que algunos le dicen multilateral. Muchos creen que es una manifestación contemporánea de Tercera Posición, cosa que creo que está equivocada también. Suponer que el estar bien con todos, articular pragmáticamente siempre dentro del Derecho Internacional, expresa una Tercera Posición es erróneo.
Creer que el Derecho Internacional es suficiente para que se impongan tus intereses es falso. Y eso es un debate casi filosófico de cómo opera el sistema internacional.
¿Las leyes son suficientes para regular las diferencias entre los actores? ¿O hay algo más asociado al poder económico, social y militar de las naciones que influye en la construcción del Derecho Internacional? Yo soy de los que creen que en gran parte expresa los intereses de los poderosos, y cuando ellos no están de acuerdo usan el poder duro como lo vemos en el caso de Rusia, Ucrania y Estados Unidos. Mientras, hay otros que siguen confiando en el Derecho Internacional y ahí tenes uno de los grandes debates de la Política Exterior argentina.