Este domingo 4 de julio, les 155 candidates que redactarán la nueva Constitución de Chile eligieron a Elisa Loncón, una mujer mapuche, como presidenta del órgano que creará la nueva ley fundamental. Ganó con 96 votos, constituyendo una mayoría absoluta. La nueva Constitución sustituirá a la actual, escrita en 1980 y heredada de la dictadura de Pinochet; de carácter autoritario y en beneficio de grandes grupos económicos.
De esta manera, la nueva Constitución chilena se transformará en la primera en incluir a los pueblos originarios, un grupo que supone el 12,8% de la población. Acorde con lo expresado por Loncón a distintos medios chilenos; la misma reconocerá la plurinacionalidad en pos de que se reconozcan las lenguas, las culturas y los territorios de los pueblos originarios.
En ese sentido, la figura de Elisa Loncón encarna los reclamos del Estallido Social de 2019: la horizontalidad en la distribución del poder, el reconocimiento a los pueblos originarios, la desmilitarización de la Araucanía y la regulación de las industrias extractivas como la forestal o la minera.
“La elección de Elisa Loncón es una alegría, tanto para Gulumapu como para Puelmapu, para Chile y Argentina, es un paso enorme el que han dado nuestros hermanos mapuches del otro lado de la cordillera. Ellos vienen luchando desde hace muchísimos años por la inclusión de los pueblos originarios en la Constitución, de las cuales los Estados siempre se encargan de excluirnos ya que siguen sin reconocer que somos pueblos preexistentes”, explica Mariana Millanao, del Movimiento de Mujeres Indígenas por el Buen Vivir.
¿Qué pasa del otro lado de la cordillera?
Por su parte, Argentina es uno de los 23 países que ratificó el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en 1992. El mismo establece que los gobiernos deberán consultar a los pueblos interesados, mediante procedimientos apropiados y en particular a través de sus instituciones representativas; cada vez que se prevean medidas legislativas o administrativas susceptibles de afectarles directamente. Además, en su artículo 14 determina que “deberá reconocerse a los pueblos interesados el derecho de propiedad y de posesión sobre las tierras que tradicionalmente ocupan”.
Sin embargo, Soraya Maicoño, mapuche integrante de la Lof en Resistencia, explica que el hecho de que existan esos derechos, no implica que se los tenga en cuenta o que exista la voluntad política de bregar por que se los respeten. “El presidente de la Nación sigue diciendo que los argentinos venimos de los barcos”, recuerda Millanao. En ese punto coincide Maicoño, y agrega que “esa invisibilización a lo único que apunta es a seguir habilitando a la entrega de los territorios”.
“Nosotros aquí tenemos nuestra lucha, y el Estado tiene su otra lucha. El Estado solo piensa en saquear nuestras tierras, hacer plata con nuestros territorios. Mientras que nosotros, lo único que hacemos es cuidarlos”, declara Millanao.
En ese sentido, cuando las comunidades mapuches denuncian que las tierras que el Estado vende bajo el nombre de ‘terrenos fiscales’, a empresas como Lewis y Benetton, en realidad les pertenecen. Las leyes nunca están del lado de los pueblos originarios, explica Maicoño.
Falta de voluntad política
Soraya Maicoño agrega que “mientras no haya una voluntad política de reconocer el genocidio que han cometido con los pueblos preexistentes, no hay ningún cambio posible”. Un genocidio que comenzó en 1880 y continúa al día de hoy porque “porque nosotros como pueblo seguimos viviendo la misma situación de despojo, de opresión, de muerte, de judicialización”, denuncia.
Al mismo tiempo que “siempre terminamos puestos en el lugar de los indios brutos, incivilizados, y que ahora no solamente somos eso sino también los conflictivos y los terroristas”. En tal sentido, hace hincapié en la necesidad de revisar la discriminación y el racismo que impera en el pueblo argentino.
Liberación o reforma
Por último, Maicoño dice que no cree que Chile realmente tenga la intención de considerar a los pueblos originarios; sino que son elles quienes están ocupando todos los espacios. Desde su perspectiva, no piensa que la reforma de la Constitución chilena logre un cambio estructural.
“Nosotros como pueblo deberíamos buscar la liberación, no reformar o restaurar; sino liberarnos de las opresiones y ciertas estructuras. Ojalá esta lamien pueda realmente lograr cambios: que no haya ningún preso político mapuche más, la desmilitarización de los territorios en la Araucanía, que se deje de privatizar el agua, que nuestros espacios ceremoniales en Gulumapu dejen de ser hostigados por empresas extranjeras. Ese es mi deseo”, concluye Maicoño.