Este jueves, se cumplieron 45 años del secuestro y la desaparición de “Los 12 de Santa Cruz”. Un grupo de familiares de desaparecides y monjas que se reunían en la parroquia Santa Cruz, ubicada en el barrio porteño de San Cristóbal, que fueron desaparecides, torturades y arrojades al mar por la última dictadura cívico militar.
Apelando a la memoria de les detenides desaparecides, les compañeres y familiares se encontraron para recordarles en un acto frente al Solar de la Memoria, ubicado a un costado de la iglesia de la calle Estados Unidos al 3150.
Entre les integrantes del grupo se juntaban en la Iglesia de la Santa Cruz estaban las Madres de Plaza de Mayo que impulsaban las reuniones como: Azucena Villaflor, Esther Careaga y María Blanco. También les familiares de detenides: Ángela Aguad, Remo Berardo, Julio Fondevila, Patricia Oviedo y Horacio Elbert. Además, se sumaron colaboradores militantes como Daniel Horane y Raquel Bulit, así como también las monjas Leonie Duquet y Alice Domon.
Los secuestros de “Los 12 de la Santa Cruz”
El 8 de diciembre de 1977 a la noche, mientras transcurría una celebración en la parroquia, el grupo estaba teniendo una reunión y fueron secuestrades por les militares. Elles eran Esther, María, Alice, Aguad, Horane, Bulit y Oviedo. El mismo día levantaron a Berardo de su atelier y a Fondevila y Ebert de un café en el Bajo.
Dos días después, el 10 de diciembre, las fuerzas paramilitares concluyeron el secuestro de todo el grupo, operativo que el grupo de tareas 3.3.2 de la ESMA había iniciado.
Se llevaron a Duquet de una capilla de Ramos Mejía. Luego, interceptaron a Azucena, quien no había estado en la parroquia porque estaba preparando una solicitada con los nombres de les desaparecides por la dictadura, de su casa en la calle Cramer en Sarandí, Avellaneda.
En ese momento, todes les secuestrades fueron trasladades a la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), que funcionaba como uno de los centros clandestinos más grandes. Según la reconstrucción de sobrevivientes del centro, el grupo de Los 12 permaneció en la ESMA durante una semana, donde fueron torturades.
En 1977, aparecieron cinco cuerpos en las aguas de la costa atlántica que fueron sepultados como NN en el cementerio de General Lavalle. En 2005, los restos fueron identificados y recuperados por el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF).
A partir de los análisis genéticos, se supo que los cuerpos pertenecían a las Madres Villaflor, Careaga y Bianco y a las monjas Domon y Duquet.
El Ángel Rubio
Además, dentro del grupo había otro participante, conocido como Gustavo Niño. Se había presentado en la Plaza de Mayo en junio de 1977. Decía ser hermano de un desaparecido y quería acercar a las Madres su testimonio. Era el genocida de la Armada, Alfredo Astiz, apodado “Ángel Rubio” por su apariencia.
Astiz tenía el objetivo de infiltrarse entre los grupos de militantes para recolectar información sobre las Madres de Plaza de Mayo. Estaba presente en las reuniones e iba a las rondas de la Plaza con Silvia Labayrú, detenida desaparecida en la ESMA y obligada a realizar trabajo forzado para sus represores, que presentaba como su hermana.
Para diciembre se supo que estaban preparando una solicitada que se publicaría en el diario La Nación el 10 de ese mes. Allí aparecía el nombre de Gustavo Niño entre les 800 firmantes.
Los castigos
Astiz fue condenado a perpetua en dos oportunidades. La primera vez en 2011, confirmada por la Sala II de la Cámara Federal de Casación Penal y en noviembre de 2017, el Tribunal Oral Federal N° 5 volvió a darle la misma pena.
El pasado lunes, en la víspera de los 45 años de la desaparición del grupo donde el militar tuvo un rol principal, la defensa oficial de Astiz pidió la libertad condicional en una de las causas.
El TOF 5, integrado por Adriana Palliotti, Fernando Canero y Daniel Obligado, rechazó su pedido y aludieron a la gravedad de los hechos y las condenas impartidas al genocida, sosteniendo así la condena perpetua del genocida en la Unidad 31 de Ezeiza.
Días después, Astiz mandó una carta al TOF 5 reivindicando su rol durante la dictadura. En la misma, aseguró: “No soy un criminal, ni mucho menos un genocida”. “Dejo constancia que yo no pedí jamás la libertad condicional. Esto es así ya que me encuentro privado ilegítimamente de mi libertad hace aproximadamente veinte años y lo único que exijo es mi libertad sin restricciones”, escribió Astiz.
Por otra parte, en 2017, los pilotos Mario Daniel Arrú y Alejandro Domingo D’Agostino fueron condenados por sobrevolar con el Skyvan las aguas en las que les arrojaron. Además, Enrique José De Saint Georges, quien también se vio involucrado, falleció poco antes del veredicto.