A pesar del clima frío y del cielo gris, la Plaza Garay, en el porteño barrio de Constitución, se llenó de verde. Integrantes de varias organizaciones ambientales, vecines y miembros de la Comuna 1 se dieron cita durante la tarde del día de ayer 30 de junio, en la que fue la primera plantación de un monte de árboles frutales en la Ciudad.
Entre las organizaciones que participaron se encuentran el Colectivo El Reciclador Urbano, Acción Huerta Urbana, Frutas en la Ciudad, El Club del Compostaje y Agru-Pasión Murga Les Verdes de Monserrat.
Nota al Pie dialogó con Agustín Reus, miembro del Colectivo El Reciclador, un espacio integrado por más de 100 huerteres urbanes creado por Carlos Alberto Briganti. Es Licenciado en Economía Agraria y la emergencia alimentaria, la crisis climática, social y ambiental del país lo llevaron a formar parte de este movimiento.
Los espacios de trabajo
Acción Huerta Urbana pertenece al Colectivo El Reciclador. El trabajo que llevan adelante se basa en la acción solidaria, enlazando vínculos con los distintos espacios públicos, escuelas, comedores, colaborando en la creación de huertas comunitarias
Frutas en la Ciudad también forma parte de El Reciclador. Es un espacio que promueve la germinación de árboles frutales, futuros generadores de oxígeno, sombra y alimento para todos los seres vivos. Principalmente paltas, nísperos y moras, ya que son especies fuertes que no requieren cuidados especiales, ni poda ni cura.
Es un ámbito abierto en el que toda persona que por convicción y amor al planeta quiera sumarse y aunar esfuerzos, puede ayudar a germinarlos y a cuidarlos en sus casas hasta que crezcan a la altura aproximada de un metro para luego ser donados a destino para su plantación. Si se cuenta con espacio y así lo desean, también podrán ofrecerlo como lugar de guarda para transitar el crecimiento.
El objetivo es fomentar la creación de corredores verdes de alimentos sanos y seguros en puntos estratégicos de plazas y parques de las ciudades y alrededores. Puede ser a la vera de las autopistas, de las rutas, de las vías del ferrocarril, entre otros lugares. Para que estén al alcance de todos sus habitantes.
Por una alimentación sana, segura y soberana
Agustín explicó que una de las tantas acciones dentro del Colectivo El Reciclador es Frutas en la Ciudad. “Allí invitamos a les vecines a que, en un espacio reducido de su casa, por ejemplo, un balcón o una ventana, puedan germinar semillas de árboles frutales y de árboles nativos también” comentó.
Agregó que “cuando ya se vuelven un poco más grandes los pueden donar a alguna persona que tenga un lugar más amplio, como un patio o una terraza. Otra opción es donarlo a la Escuela de Agroecología Urbana La Margarita hasta que se termine de desarrollar”.
Cuando la planta tiene un metro y medio de altura y está bien desarrollada ya es tiempo de trasplantarlas en espacios públicos con autorización y en conjunto con los Comuneros del Gobierno de la Ciudad, que son los responsables de las plazas.
“Esta fue la primera experiencia, fue algo inédito porque lo llevó adelante la Comuna 1 en Plaza Garay y en Brasil y Bernardo de Yrigoyen justo enfrente de la autopista 9 de julio y Plaza constitución”, añadió entusiasmado Agustín.
La importancia de cosechar y plantar espacios verdes
Los frutos de estos montes, al ser parte del arbolado del espacio público, en pocos años van a estar a disponibles para todo aquel que se necesite alimentar. “Nosotros entendemos que una ciudad tiene que estar compuesta por una sociedad que cuide, desarrolle y mejore estos árboles. Para que luego puedan ser fruto de alimentación”, señaló el entrevistado.
Además, creen en la posibilidad de que todo esto sea fruto de trabajo también. Piensan en posibles cooperativas de trabajo que cosechen estos frutos y luego los vendan. Ya que hoy en día hay muchas personas que se cuelgan de los árboles para sacar los frutos y todo eso puede ser un trabajo más organizado y seguro.
Estos modos de ver la ciudad están basados en algunas experiencias exitosas de otras partes del mundo, como Bruselas, Detroit, Berlín y San Francisco. En distintas ciudades, incluso capitales, hay árboles frutales en la vía pública, en plazas y veredas, que se pueden cosechar libremente.
“Esto proporciona una mayor calidad de vida, ya que también se pueden alimentar a las aves generándose una mayor biodiversidad, tener un ecosistema más sano. Y tener una ciudad más verde, más resiliente y más ofertante de alimentos sanos, seguros y soberanos” destacó Agustín.