Llegó a la cartelera porteña, de la mano de Daniel Teveles, una nueva adaptación de un clásico de la literatura teatral norteamericana. Un texto dramático de 1928, firmado por Sophie Treadwell, una precursora feminista hasta la actualidad. Machinal es una obra contada en nueve escenas e inspirada en una historia de vida real.
Relata de manera ficcionaria la corta existencia de Helen Jones. Una joven con ansias de prosperar en su camino, un destino difícil de alcanzar para aquellas mujeres oprimidas por el sistema del momento.
Es una breve temporada en el Teatro El Cubo, Pje. Zelaya 3053 en el barrio del Abasto. Se puede descubrir en cuatro funciones, los jueves hasta el 1 de diciembre a las 20:30 hs, y una función este domingo 20, a las 19:30 hs.
La actual puesta comienza como un musical, para convertirse rápidamente en un drama con tintes de thriller y algunos momentos melódicos. Machinal pone el foco en la violencia que reinaba al principio del siglo pasado contra la mujer.
Como ejemplo de una sociedad que ponía la individualidad femenina al servicio del patriarcado. Su autora Treadwell fue en un principio periodista, y como parte de su trabajo cubría juicios. Así conoció el caso de Ruth Sneyder, un caso real de condena por homicidio. El cual tuvo mucha repercusión pública y llegó incluso en versión libre al cine en “Double Indemnity” (1931).
Donde exponía a la protagonista como excitante y codiciosa mujer que convencía a su amante para matar a su marido empresario. E incluso el musical “Chicago”, años más tarde, también estaría inspirado en este caso policial.
En total oposición Treadwell escribe su libro, basándose más en la realidad y manifestando su conciencia de género al dramatizarlo. Y de esa manera, la crítica considera el trabajo de la autora como una pieza dramática que expone la violencia perpetrada por mujeres.
En realidad es mucho más que eso, la autora representó una oportunidad de defender la memoria de esta mujer que fue condenada a la muerte. Pero primero había sufrido una condena social al ser expuesta en todos los medios del momento como una mujer de locura y comportamiento anormal.
Nueve escenas dan forma a una historia de vida
Ambientada en la primera parte del siglo XX, el público conocerá a la protagonista desde sus primeros pasos como trabajadora en una oficina. Donde era juzgada por sus compañeros como trepadora, y en realidad vivía más un simple acoso por su dueño empresario. La versión local llega a las tablas dividida en nueve episodios centrados en el drama y subrayando un modo de represión femenina. Así la platea poco a poco se dejará llevar por una obra cuestionadora, política y precursora del feminismo.
Se trata de una ambiciosa producción con mezcla de géneros que no funciona a la perfección, y pierde dinámica cuadro a cuadro. Cuenta con irregulares coreografías de Teresa Duggan, una mixtura de teatro físico, coreográfico dramatúrgico más la música original de Daniel Schnock. La adaptación del texto original y la dirección son de Daniel Teveles quien en sus propias palabras la define: “Es una obra híbrida naturalista expresionista.
En una sociedad cambiante, que favorece a los hombres, al dinero, donde las mujeres han sido silenciadas y se las condiciona al deber ser. Y en lo personal, buceando en nuevos estilos teatrales, experimentando algo nuevo, diferente, creativo, y surgió este nuevo Machinal”.
Machinal y sus sustanciales personajes
La obra cuenta con un elenco surtido y bastante dispar en sus interpretaciones. Paola Sanabria con pasión y magnitud dramática compone el personaje principal. Max Accavallo encarna a un hombre que le permitirá a ella, conocer una cuota más real de amor y sexualidad. Y Julián Mardirosian, eficaz y seguro en su papel, como el dueño de la empresa y luego marido de la protagonista de la historia. Ellos están acompañados por el resto del elenco que se desdoblan en varios personajes.
Dejando a un lado las interpretaciones, en líneas generales, se esperaba un poco más de esta puesta. Ya que rescata un texto basado en una vida real tan controversial. Pero independientemente de la complejidad y densidad de la historia, carece bastante de emoción y dinamismo. Hay varios cuadros con historias secundarias y completamente intrascendentes que no suman a la puesta. Menos mal, que el anhelado desenlace lo vuelve a poner todo en su sitio.
Un final vivaz para esta historia extremadamente dolorosa y desequilibrada, que termina por todo lo alto dejando algo para reflexionar sobre la vida e injusticia impuesta a las mujeres en esa época.