El tema humedales tomó notoriedad pública en los últimos años, a partir de la incesante lucha de especialistas, comunidades y organizaciones ambientales preocupadas por el avance de actividades productivas extractivistas que depredan el ambiente.
Entre estas actividades se cuentan, por ejemplo, el cultivo de soja transgénica, la desforestación, la extracción minera y los crecientes negocios inmobiliarios sobre zonas en las que se encuentran los humedales.
Si bien el tema es parte de la agenda pública ambiental, pareciera que solo toma relevancia social cuando se producen catástrofes intencionales como los devastadores incendios del Delta del Paraná, en el 2020. Que por otra parte dejan al descubierto grandes negocios detrás de la intencionalidad.
Nota al Pie conversó con Patricia Pintos y Diego Domínguez para conocer más sobre la importancia de los humedales en la preservación del ambiente y la vida de todos los seres que habitan el planeta; y para comprender la necesidad de una ley integral que los proteja.
Patricia Pintos es docente de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), subdirectora del Centro de Investigaciones Geográficas de la UNLP, e investigadora del Delta especialista en humedales.
Diego Domínguez, es sociólogo, investigador del CONICET, docente de la Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA) y partícipe de la Cooperativa Junquera Isla Esperanza, en las Islas del Delta del Paraná donde vive.
De qué hablamos cuando hablamos de humedales
Los humedales son zonas naturales de suelos inundados, saturados de agua de forma permanente o semipermanente. Se trata de formaciones acuíferas que se caracterizan por albergar flora y fauna rica en biodiversidad. Son reservas naturales imprescindibles para la vida en el planeta por su valor biológico, ambiental, social, cultural y económico.
En este sentido, Diego Domínguez explicó: “los humedales son mucho más que solo reservas naturales para servicios ambientales. Pensarlos de esta forma es parte de una mirada economicista. Hay que considerarlos como la casa de todos los seres vivos y nosotros, los seres humanos, somos parte de ellos por eso hablamos de socioecosistemas”.
“Cuando discutimos sobre humedales estamos discutiendo sobre muchas cosas: la propiedad de los recursos naturales; las relaciones sociales de producción y fundamentalmente sobre qué tipo de mundo queremos para vivir”, destacó el sociólogo.
Patricia Pintos, por su parte, señaló que cuando se habla de proteger humedales “No se busca limitar actividades productivas; sino de impedir las actividades que son destructivas y rompen la armonía del ambiente. Hay muchas actividades productivas milenarias que conviven perfectamente sin causar ningún daño”, explicó la geógrafa.
Diversidad y funciones vitales de los humedales
Ambos especialistas aclararon que existen una gran diversidad de humedales de acuerdo a las regiones en las que se desarrollan: marinos como las lagunas y lo arrecifes; estuarinos como los deltas y manglares; palustres como las zonas pantanosas y ciénagas; artificiales como las represas, embalses y tierras agrícolas de regadío; de alta montaña como las reservas de Los Andes; salares de altura como los que se encuentran al norte del país, ribereños y lacustres como los ríos, arroyos, lagos y lagunas.
Todos constituyen una fuente indispensable de abastecimiento de agua para el consumo humano, silvestre y la producción. Además:
- Mantienen el agua limpia porque funcionan como filtros naturales por medio de las especies que los habitan; las cuales a través de sus procesos vitales depuran el agua de ciertos desechos.
- Ayudan al control de inundaciones; al actuar como esponjas que absorben el agua de las lluvias y las crecientes de los ríos, amortiguando los efectos de las tormentas.
- Contribuyen a atenuar el calentamiento global del planeta al retener gases de efecto invernadero.
- Preservan la diversidad biológica; al constituir una fuente de agua dulce y alimento para la flora, la fauna y todes les habitantes del lugar en el que se encuentran.
- Proveen alimentos básicos como el pescado, la madera para la construcción, leña, aceite vegetal, sal, plantas medicinales, tallos y hojas para la fabricación de tejidos.
Por otra parte, se trata también de espacios naturales en los que viven en armonía diversas comunidades que resguardan el entorno por su valioso patrimonio cultural, arqueológico e histórico.
Por todas estas funciones y características es de vital importancia el cuidado y la preservación de los humedales; algo que en los últimos años no viene ocurriendo producto de la desmedida depredación mercantil.
Agronegocios, explotación forestal, megamineria, megaurbanizaciones y después
“En Argentina, se estima que existen humedales en alrededor del 24% de la superficie total del territorio nacional” afirmó Pintos. Al mismo tiempo que advirtió: “el mayor peligro para los humedales es la matriz productiva extractivista del país que hace que se registren en forma cada vez más acelerada grandes pérdidas y degradación de estos”.
Las alteraciones impropias en el uso del suelo como, la deforestación; el extractivismo minero, de pesca, pastura, maderas; y la contaminación agrícola, industrial que generan la explotación de agronegocios pone en peligro de extinción la subsistencia de estos socioecositemas elementales para la vida. De allí la imperante necesidad de una ley que los proteja.
En este sentido, Domínguez expresó: “La discusión de fondo es una discusión sobre modelos sociales, económicos y culturales”.
El especialista remarcó que es una trampa caer en el debate de crecimiento económico versus conservación ambiental, «eso es falso. Antes de la destrucción del ambiente hubo destrucción de relaciones sociales , destrucción de modos de vida, hubo daño social. El daño social y el ambiental van de la mano. El tema es ver quién produjo el daño, a quién se lo produjo y por qué; y a partir de ahí quedará claro quien produce el daño ambiental». Los desalojos de población, de familias enteras en las islas del Delta son un ejemplo contundente de esto.
“En el marco de políticas públicas de protección ambiental, por ejemplo; no debería acceder a la propiedad de los humedales en términos de compra de tierra un sujeto económico cuya lógica implica la destrucción del humedal”, enfatizó el especialista.
La lucha por la Ley de Humedales
En el artículo ¿Humedales al límite o límite a la depredación de humedales?, publicado en coautoría entre Inés Maraggi y Patricia Pintos para el Centro de Investigaciones Geográficas (CIG) de La Plata, se puede apreciar el derrotero que, desde 2013 en adelante, viene llevando la sanción de una ley de humedales para su protección y conservación, que ponga freno a la matriz productiva exctractivista que depreda despiadadamente la naturaleza en su afán por la obtención de riquezas.
En 2013 se presentaron dos proyectos que obtuvieron media sanción en el Senado y a los que se le sumaron dos más en 2015.
Estos avances se vieron empobrecidos a partir del año 2016. La oposición oficialista de ese momento y las modificaciones que el lobby agroindustrial de otras bancas del senado solicitó, funcionaron como obstáculos significativos e hicieron perder en 2018 el estado parlamentario para el tratamiento de la ley.
Respecto a la postura opositora de ciertos especialistas y científicos, Pintos remarcó: “La ciencia, al igual que otros campos de conocimiento, también está atravesada por los intereses de las grandes corporaciones”.
Pese a las adversidades, en 2019 se obtuvo un fallo histórico de protección de humedales en la Justicia de la provincia de Entre Ríos, al impedir el avance de un mega proyecto inmobiliario en Gualeguaychú.
Actualmente se encuentran pendiente de tratamiento, desde mediados de 2020, 15 proyectos para una ley de humedales, de los cuales 10 están en diputados y 5 en senadores.
“Podríamos decir que la discusión sobre la ley hoy está en punto muerto” expresó la geógrafa.
“Estamos tratando de volver a reinstalar la necesidad de su debate; pero al ser este un año electoral se hacen más dificultosas y tortuosas las posibilidades de su tratamiento” concluyó Pintos.
Los puntos claves del debate
De acuerdo a un documento elaborado por la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN) y otras organizaciones ambientalistas, los puntos claves a tratar en el proyecto de ley son:
- Trabajar en una correcta definición de lo que es un humedal. Dado que una definición precaria o que no contenga todas las características ambientales, sociales, culturales y económicas de los humedales haría difícil su aplicación en la práctica.
- Mantener un uso respetuoso de estos socioecositemas con control sobre las actividades productivas que se realizan y la restauración estratégica de las zonas dañadas.
- Obtener un presupuesto nacional para su protección con una distribución justa y equitativa que contemple las regiones que sufran pérdidas
- Contar con la participación ciudadana en la toma de decisiones para resguardar los derechos de las comunidades que los habitan; y preservar el patrimonio cultural tangible e intangible que se desarrolla en los humedales
- Llevar a cabo un inventario que contemple un mapeo y monitoreo participativo permanente entre los habitantes y las autoridades de aplicación de la ley
- Poner en valor la perspectiva de género; atendiendo a los roles, contribuciones y conocimientos de las mujeres en defensa de los humedales, que atienda sus necesidades específicas y respete sus derechos.
Bajo estas condiciones, una victoria que pueda torcerle el brazo al poder económico, y obligue al poder político a asumir el compromiso y la responsabilidad que le compete, solo es posible con la fuerza de un colectivo social que tome conciencia y se sume, cada vez más, a las batallas por la ley de humedales que vienen dando especialistas, comunidades y organizaciones ambientalistas.