Las drogas psicodélicas levantaron un importante interés científico y médico este último tiempo, como ya había ocurrido en los años 50 y 60. No obstante, el estigma y la criminalización surgidos hace poco más de medio siglo dio como resultado su destierro y olvido como posibles medicamentos.
En la actualidad, décadas después de su demonización, los alucinógenos vuelven a tener un papel protagónico en la psiquiatría. En este sentido, el miércoles 3 de noviembre el New England Journal of Medicine publicó el mayor ensayo clínico realizado hasta el momento para evaluar el efecto de la psilocibina. La misma es una sustancia psicoactiva que se encuentra naturalmente en los hongos alucinógenos.
Según los resultados preliminares, el uso de dicha variante sintética de la sustancia contenida en algunos hongos, tiene un «impacto significativo» en la reducción de los síntomas de la depresión resistente.
Este ensayo clínico de fase 2 tuvo como protagonistas a 233 participantes adultes que sufrían depresión grave resistente al tratamiento habitual. Este último consistió en la experimentación con al menos 2 fármacos, que no resultaron efectivos.
Su objetivo principal era conocer cómo evolucionaban los síntomas de depresión a la tercera y a las 12 semanas de recibir la psilocibina. Lo cual se comparó con el estado previo antes de iniciar este tratamiento.
Los resultados
En una entrevista a CNN, David Nutt, director de la Unidad de Neuropsicofarmacología de la División de Ciencias del Cerebro del Imperial College de Londres explicó que “las personas deprimidas son continuamente autocríticas y siguen rumiando, repasando una y otra vez los mismos pensamientos negativos, ansiosos o temerosos. Los psicodélicos interrumpen eso, por lo que la gente de repente puede ver una salida a su depresión durante el viaje”.
El análisis de les participantes en 22 centros de países europeos, demostró que, junto con un tratamiento psicológico, una única dosis de 25 miligramos ayudó a les pacientes. Cabe mencionar que este trastorno mental afecta a 100 millones de personas en todo el mundo.
Los hallazgos son a la vez intrigantes y aleccionadores. La dosis más alta (25 mg) resultó en niveles significativamente más bajos de síntomas depresivos después de 3 semanas que la dosis más baja (1 mg, que sirvió como control). Algo que no ocurrió con la dosis intermedia (10 mg).
No obstante, la incidencia del 37 % de la respuesta con la dosis de 25 mg fue numéricamente más baja que la de los ensayos grandes de antidepresivos convencionales para la depresión mayor. A su vez, fue menos sólida que en un pequeño estudio piloto que involucró a participantes con depresión resistente al tratamiento.
Se comprobó que la psilocibina en una dosis única de 25 mg redujo las puntuaciones de depresión significativamente más que una dosis de 1 mg durante un período de 3 semanas. Sin embargo, se asoció con efectos adversos. De esta manera, se requieren ensayos más grandes y prolongados. Además debe ser incluida la comparación con los tratamientos existentes, para determinar la eficacia y seguridad de la psilocibina para este trastorno.
La muestra
Les voluntaries se dividieron en tres grupos al azar, y recibieron una única dosis de la droga a lo largo de todo el estudio. La cantidad varió entre los 25, 10 o 1 miligramos. El estudio se basó en un procedimiento denominado “doble ciego”. Esto último se debe a que ni les investigadores ni les pacientes sabían qué dosis estaban ingiriendo estos últimos.
Un total de 79 participantes formaron el grupo de 25 mg, 75 el de 10 mg y 79 el de 1 mg. La puntuación total media de la Escala Montgomery-Asberg para la evaluación de la depresión (MADRS) al inicio del estudio fue de 32 o 33 en cada grupo. Los cambios medios de mínimos cuadrados desde el inicio hasta la semana 3 en la puntuación fueron −12,0 para 25 mg, −7,9 para 10 mg y −5,4 para 1 mg.
Argentina avanza con un estudio de Psilocibina en el Borda
En nuestro país ya contamos con una referencia de estudios similares. El Comité de Ética del Hospital Borda aprobó este año un protocolo para tratar con psilocibina a pacientes oncológicos con depresión o ansiedad.
El estudio está liderado por Enzo Tagliazucchi, investigador en el Instituto de Física de Buenos Aires. Ricardo Corral, jefe de investigación del Hospital Borda; y Ain Stolkiner, médico que cursa la especialidad de Psiquiatría en el Hospital de Clínicas también forman parte de la investigación.
El protocolo propone estudiar la efectividad de la psilocibina en combinación con un corto retiro de meditación en pacientes que recibieron un diagnóstico de cáncer. Es necesario mencionar que no se busca tratar el cuadro oncológico en sí mismo. Busca analizar sus consecuencias en el estado de ánimo y la salud mental de les pacientes.
Además, el estudio argentino propone y agrega una combinación de meditación junto con la ingesta del compuesto psicodélico. Esto se debe a que se busca potenciar el tratamiento con psilocibina de forma sinérgica.