En Argentina, el Día de la Tradición data desde fines de la década del 30, cuando el Congreso aprobó la Ley Nº 4756. La misma estableció un día para homenajear las tradiciones gauchas en la Provincia de Buenos Aires. Sin embargo, la fecha tomó relevancia nacional cuando en 1975 se sancionó la Ley N°21154. El 10 de noviembre no fue adrede, sino que pretendía rendirle homenaje a José Hernández, el escritor de uno de los libros más importantes de la historia argentina: el Martín Fierro.
Los inicios de Hernández
José Rafael Hernández nació el 10 de noviembre de 1834, en la localidad bonaerense de San Martín. A sus nueve años contrajo una enfermedad que lo obligó a dejar la ciudad y mudarse al campo. Radicado en la zona de Camarones, empezó a conocer la vida de los gauchos y sus costumbres. Con ellos aprendió a andar a caballo y a realizar las tareas que éstos efectuaban. Además, ese contacto fue la base de sus conocimientos sobre la vida rural y la realidad del hombre de campo.
Al igual que muchas figuras de esa época, José Hernández ejerció varias profesiones que fue combinando con la actividad militar. De su trayectoria, se destaca cuando combatió en Rincón de San Gregorio contra las fuerzas del coronel Hilario Lagos, en 1853. Años después, al mando de Justo José de Urquiza, intervino también en las batallas de Pavón y de Cepeda. También, se alistó junto al caudillo Ricardo López Jordán en la última rebelión gaucha contra el gobierno de Sarmiento; en la que fueron derrotados en 1871.
Como consecuencia, Hernández se exilió al sur de Brasil, donde comenzó a escribir los primeros versos de lo que sería el Martín Fierro. Allí permaneció hasta 1872, cuando emigró a Uruguay, pero luego fue indultado por Sarmiento y regresó a la Argentina. En territorio nacional comenzó a trabajar como periodista y llevó adelante varios periódicos de la época. Además, durante algunos años, se desempeñó como legislador provincial.
El Martín Fierro
Mientras estuvo proscripto por Sarmiento, Hernández comenzó a escribir algunos poemas que darían forma a una de las obras literarias más importantes de la historia argentina. Con El Gaucho Martín Fierro, José Hernández no inventó este género pero le dio mayor visibilidad. En ese sentido, lo reivindicó al darle voz propia al gaucho, un personaje característico de estas tierras y al que el autor consideraba como el verdadero representante del carácter argentino.
Integrada por siete cantos y medio, la primera edición de El Gaucho Martín Fierro se publicó el 28 de noviembre de 1872, en el diario La República. Un mes después apareció en formato de libro y editado por la imprenta La Pampa.
Presentado como “La ida”, el libro narra la historia de un gaucho que, víctima de la aristocracia local, es desterrado de su hogar y separado de su familia. Además, es obligado a pelear contra los indígenas para defender la frontera. Sin embargo, desiste de esas órdenes y huye convirtiéndose en un “gaucho matrero”.
Años después, en 1879, el escritor presentó la continuación de la obra a la que tituló ”La vuelta de Martín Fierro”. En esta segunda parte, el protagonista se presenta más reflexivo y moderado. Allí en varias oportunidades se dirige a sus hijes con la finalidad de darles un mensaje.
La rivalidad con Sarmiento
Luego del asesinato de Urquiza, el escritor se unió a las filas del entrerriano López Jordán, lo que agravó la enemistad con Domingo Sarmiento. Como respuesta, el entonces presidente elevó un proyecto de ley poniendo precio a las cabezas de sus contrincantes. Entre ellas, la de Hernández.
Pero la rivalidad ideológica también desprendió una dicotomía cultural entre ambos. Sarmiento se destacó por su constante admiración a los países del viejo continente y su desprecio a les natives de estas tierras, a quienes consideraba como “bárbaros”. “La sangre es lo único que tienen de seres humanos esos salvajes”, escribió en una carta dirigida a Bartolomé Mitre.
En ese sentido, el autor del Facundo sostenía que el principal problema del país era el dilema entre la civilización y la barbarie.
Por su parte, al contrario de Sarmiento, José Hernández dedicó su obra a defender la figura de los gauchos porque en ellos veía una parte esencial de la historia de estas tierras.
En tanto, el autor del Martín Fierro creía que no había mejor representación nacional que les trabajadores rurales que eran víctimas de la oligarquía. A pesar de las críticas, su impronta consistió en defender y reivindicar a quienes eran discriminades y sometides a diversas injusticias.