En Argentina, el sistema tributario se caracteriza por la recaudación de impuestos, a través de agentes recaudadores. Aquellos se dividen en retenciones y percepciones. En este contexto, el Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (ISEPCi) realizó un informe acerca de quiénes son los que realmente sostienen dicho sistema.
El objetivo es derribar con los dichos de los sectores de poder, quienes dicen que pagan impuestos para mantener a los pobres. En ese sentido, ISEPCi explica que “los sectores con menores recursos son quienes tienen mayor carga impositiva, mientras que los sectores con mayor poder adquisitivo son los que menor carga tienen”.
El marco tributario
Para entender el marco tributario argentino, hay que saber que existen 28 impuestos. Estos se agrupan en seis categorías: Ingresos, Beneficios y Ganancias de Capital; Aportes y Contribuciones a la Seguridad Social; Impuesto Sobre la Propiedad; Impuestos Internos Sobre Bienes y Servicios; Impuesto Sobre el Comercio y las Transacciones Internacionales y Régimen Simplificado para Pequeños Contribuyentes.
En principio, de los Ingresos, Beneficios y Ganancias de Capital, sale el Impuesto a las ganancias, el Gravamen de Emergencia sobre Premios de determinados Juegos de Sorteos o Concursos Deportivos y el Impuesto a las Ganancia Mínima Presunta.
La segunda categoría comprende los Aportes y Contribuciones a la Seguridad Social. Allí se desglosa el Régimen de Empleados en Relación de Dependencia, el Régimen de Trabajadores Autónomos y el Régimen para el Personal de Casas Particulares.
El tercer eslabón es el Impuesto Sobre la Propiedad. Aquí se destacan el Impuesto a los Bienes Personales, a la Transferencia de Inmuebles de Personas Físicas y Sucesiones, entre otras.
La cuarta categoría es la de Impuestos Internos Sobre Bienes y Servicios. En ella se encuentran 13 impuestos, como el Impuesto al Valor Agregado (IVA), Impuesto a las Entradas de Espectáculos Cinematográficos, entre otros.
La anteúltima categoría es la del Impuesto Sobre el Comercio y las Transacciones Internacionales, donde se encuentra el Impuesto al Derecho de Importación y Exportación, la Tasa de Estadística y el Impuesto a los Pasajes al Exterior. Por último, se encuentra el Régimen Simplificado para Pequeños Contribuyentes (Monotributo).
El debate por quien tributa más
Por otro lado, existen también Impuestos tributarios, que tienen cargas públicas sin contraprestación directa. Uno de ellos es el Impuesto a las Ganancias, cuya recaudación deriva a las rentas generales que el Estado utiliza para proveer bienes públicos consumidos por toda la sociedad en su conjunto, como la Justicia, la Seguridad, la Educación, entre otras.
También, están las contribuciones individuales, como los aportes jubilatorios, que consisten en un ahorro del trabajador activo, imputable al costo laboral, que será utilizado cuando se transforme en un trabajador pasivo (jubilado).
Según el informe del ISEPCi, en promedio, el porcentaje tributario (que incluye los aportes de empresas y particulares) alcanzó al 29,54% del Producto Bruto Interno (PBI) durante el período 2016-2020.
De estos números se desglosa que un 23,33% viene de impuestos y el 6,22%, de contribuciones. Por otro lado, dentro de la categoría Contribuciones, les empleades y autónomes aportan, de forma directa, el 45%; y les empleadores, el 55%.
Asimismo, la presión impositiva a las familias varía según los niveles de ingresos y el concepto de los impuestos aplicables. De allí, se agrupan cinco percepciones nacionales y provinciales, según la Dirección Nacional de Investigaciones y Análisis Fiscal.
Presión impositiva por grupo familiar
El informe del ISEPCi da cuenta de la carga impositiva sobre ingresos familiares basados en niveles socioeconómicos. Esta carga se arma en base a cinco estratos sociales, que se ordenan de mayor a menor según sus ingresos, bajo tres categorías: Ingreso familiar mensual; Gastos en bienes y servicios familiares mensuales; y Presión impositiva en términos de ingreso familiar.
Estos datos pertenecen a una evaluación del año 2018, basado en datos de la Encuesta de Gastos de los Hogares (ENGHo). Para poder catalogar los números se toma en cuenta a una familia tipo conformada por un matrimonio y dos hijes.
En ese sentido, los datos arrojaron que la presión tributaria del 2018 fue del 28.75% del PBI. Además, la presión impositiva -descontado Aportes y Contribuciones- fue del 22.31%. También, la presión impositiva estimada de las familias (solo impuestos), fue del 16.86%.
Por otra parte, el estrato clasificado en cinco grupos es (desde el más alto al más bajo): ABC, C2, C3, D1 y Clase baja. Por ejemplo, en 2018, el Ingreso Total Familiar (ITF) del ABC (Clase alta) era de $111.924, mientras que para la clase media fue de $34.151 y la baja de $8.657.
Con una canasta básica de $8.084 (en el 2018) y, teniendo en cuenta los ingresos mensuales mencionados, según el informe del ISEPCI, se considera que para la clase ABC, con un ingreso de $111.924, se tenía un gasto familiar de $30.815.
Para una clase media, con un ingreso de $34.151, se tenía un gasto familiar de $17.915. En cambio, para la clase más baja, el ingreso mensual era de $8.657, pero se tenía un gasto familiar de $8.657. Con estas comparativas queda claro que las clases más bajas vienen sufriendo las cargas impositivas que afectan al gasto destinado.
Para finalizar, uno de los datos más duros del informe demuestra que la clase ABC, la más alta, en el 2018, tuvo un 14,5% de ganancias. En tanto, la clase media un 1,42% y para la clase baja 0,00%. Estos datos demuestran la gran diferenciación económica en los estratos, tanto en sus ganancias como en el salario.