La noche del 31 de enero de 2009, Luciano Arruga fue secuestrado, desaparecido y asesinado. El joven se rehusó a robar para les efectives policiales, quienes lo amenazaron y torturaron en un calabozo.
Luciano era matancero y vivía en el barrio 12 de octubre, ubicado en Lomas del Mirador. Trabajaba hasta 12 horas por día en una fundidora de metal para hacer hebillas de zapatos y ganar algo de plata.
Dos testigues aseguraron verlo el día de su desaparición con una campera blanca, siendo golpeado y metido a la fuerza en un vehículo policial. Los peritajes certificaron que Luciano estuvo en la comisaría 8ª de Lomas del Mirador y en uno de los patrulleros. Durante esa noche, dicho móvil no cumplió con su recorrido programado y, según el registro electrónico de su desplazamiento, circuló por descampados.
El rol de la policía
Cabe mencionar que existen otros casos de jóvenes adolescentes, provenientes de barrios humildes, que son tomados por la policía como rehenes para sus propios intereses. Cuando les jóvenes se nieguen a completar sus pedidos, su fin es conocido: la tortura seguida de muerte.
Sin embargo, hoy en día, existe la creencia de que, a mayor cantidad de efectives policiales en las calles, mayor seguridad y tranquilidad para la sociedad. Las personas que luchan contra el gatillo fácil cuestionan esto. Elles, reflexionan ante el poder que se le da a la policía, y el uso y abuso de este.
Es irónico que quienes deben cumplir el rol de cuidar y preservar los derechos de les jóvenes, rompan con ellos. Les efectives demuestran que no les importa la vida que tenían por delante; sus sueños; deseos; anhelos; y el trabajo que realizaban por salir adelante día tras día.
Demás está decir, el sufrimiento por parte de la familia de Luciano y de las tantas víctimas de gatillo fácil. En el caso de Arruga, sus seres querides continúan reclamando justicia y la aclaración del caso. Un pedido que se sostiene desde hace 13 años.
Las declaraciones de Natacha, hermana de Luciano
A comienzo de este año, Notal al Pie dialogó con la hermana de Luciano, Natacha. En esa ocasión, sostuvo: “son varias las problemáticas sociales que hay detrás de la desaparición y el asesinato de Luciano”. Agregó que: “En principio, lo que hizo que Luciano tenga ese final fue que era un chico pobre de una villa”, aseguró. En este sentido, dijo que “esto sucede con pibes y pibas que lamentablemente pertenecen a la clase social más baja” y agregó: “no sucede con otras clases sociales”.
Asimismo, contó que “existen otros factores que tienen que ver con lo habitacional, la calidad de vida, la falta de oportunidad, de escolaridad, culturales, deportivas. Al haber una falta de contención, los pibes terminan en las esquinas relacionándose con adicciones”.
Queda claro que el Estado debería garantizar los derechos básicos de les jóvenes. Ellos deberían contar con espacios de recreación para desarrollar sus intereses, inquietudes y tener oportunidades, y no ser empujados a la calle.
En Argentina, la fuerza policial asesina a un pibe cada 17 horas. Esta estadística demuestra que, en lugar de proteger a les jóvenes, la policía hace todo lo contrario; los maneja y decide qué hacer con su vida.
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