Sin renunciar a su esencia ni ambientación, pero sí a su acento, esta obra cargada de tragedia, desparpajo y humor grotesco llega a la cartelera porteña. Atra Bilis traslada a la platea al interior del país, donde tres alocadas hermanas de edad avanzada se encuentran velando al marido de la única que logró casarse. Una noche de tormenta donde dan el presente la envidia, el pase de facturas y la revelación de varios secretos.
Laila Ripoll está detrás del texto, una construcción muy divertida con aire almodovariano y ecos de la Bernarda Alba de Lorca. La obra se presenta todos los jueves a las 20:30 hs en el Ítaca Complejo Teatral, Humahuaca 4027 (CABA).
Atra Bilis: la trivialización de la tragedia con un trasfondo social
La obra despierta carcajadas desde el inicio. La relación de estas hermanas se rige por la competencia y la farsa. Ya desde jóvenes, las tres compitieron por el mismo hombre y solo una parecía haber logrado conquistarlo. Sin embargo, en este encuentro frente al difunto, las cosas resultan diferentes. La trama se mueve entre la hipocresía, los momentos de desquicio total y los viejos resentimientos que afloran; todo enmarcado en la tradición machista y regional, con una pizca de drama y mordacidad.
La situación se potencia con la llegada tarde al velatorio de la criada, quien en un principio parece menguar el cortante humor reinante. No obstante, rápidamente regresan las revelaciones a escena, la cual también recorre el lado oscuro del mundo rural.
El director, Darío Serantes, logra una puesta muy dinámica, con un equilibrio entre lo tradicional y lo moderno, al usar proyecciones para crear parte de la escenografía. El libreto, si bien resulta divertido al usar la tragedia como recurso, de a ratos resulta algo largo y repetitivo.
Dicho esto, Atra Bilis es un drama rural, extremo e insensato, que produce rápida empatía en la audiencia y eso da como resultado una respuesta positiva, ya que el público mantiene la atención y la algarabía hasta el final.
Un elenco a la altura
Algo para destacar es la buena química por parte de todo el elenco. No solo cumplen muy bien las exigencias de la propuesta, sino que aciertan en este desafío de componer personajes femeninos de manera verosímil.
Durante casi hora y media, se meten en la piel de las mujeres y recrean en escena ese abanico de sentimientos encontrados que plantea el texto. De inmediato surgen los recuerdos, los desamores y los odios ocultos que abrirán algo más que la tapa del recién fallecido.
Mauricio Chazarreta se luce en el papel de la hermana eternamente enamorada del difunto, además de la más competitiva con las demás. No solo demuestra un buen manejo del humor, sino que da cuenta de un arduo trabajo para conseguir los gestos, postura y voz que necesita este desopilante personaje.
Miguel Ángel Zandonadi suma mucha rebeldía hacia el final con su Ulpiana, esta empleada de sabiduría popular y labores forzadas. Juan Rutkus, lucha con un personaje difícil, Aurori. Esa hermana que va y viene, a veces lúcida y por momentos con serias limitaciones en el habla y la cordura.
Por último, Darío Serantes, quien además es el director, sobresale en la composición de su avasallante Nazaria Alba Montenegro. En el rol de la dueña de casa, la mujer debe afrontar la muerte de su marido y también la nueva ola de rencores, secretos y engaños que se hacen presente en el velatorio.
Facundo Veiras es el encargado del vestuario, armado por Analía Schiavino. Las decisiones de este equipo terminan de definir a los increíbles personajes. Asimismo, Veiras se encuentra al mando de la creativa escenografía, presidida por el féretro que por momentos será centro, y hasta móvil. A todo ello hay que sumar la cuidada y acertada labor del diseño multimedia de Diego Alonso.
Atra Bilis es, sin duda, una opción a tener en cuenta si se busca un plan para cortar la semana con una propuesta diferente.