La pequeña sala de Almagro se transforma en un ilustrativo hogar donde cuatro personajes desnudan negaciones, secretos, anhelos y silencios. Todo eso y más encierra “Sus ojos acusaron amor”, un drama con pinceladas de humor regional del hábil director y autor Paolo Giuliano.
Acerca de la obra
La obra trata de un genuino conflicto familiar, dividido en dos partes donde hay espacio para la confrontación, la pérdida, la aceptación y la valoración de la palabra. Una lucha de realidades, egos, y rencores muy bien ambientada. En ella el eje principal son las relaciones familiares, principalmente el de madre, y las distintas maneras de encontrar y revalorizar su amor. Las funciones son los sábados a las 19 horas, en La Tertulia Espacio Teatral, ubicada en Gallo 826, CABA.
Desde su inicio, pequeños detalles trasladan al público décadas atrás. Un viejo televisor a tubo proyecta su luz sobre una pareja mirando un clásico de amor: “Los Puentes de Madison”, en una videocasetera. Un adelanto de la cotidianidad que embriagará cada escena de esta pieza ambientada en una tradicional familia.
“Sus ojos acusaron amor” lo potencia todo. Incluso los aromas, como el de naftalina cuando sacuden una vieja prenda. Y, en simultáneo, la trama nos presenta una familia en crisis, pero en secreto. En ella cada une de les integrantes oculta algo primordial frente a los demás. Escapando así de los rótulos, de las verdades difíciles de enfrentar, el reconocimiento del fracaso, la pérdida de la autoestima y el acostumbramiento a vivir en la infelicidad. En efecto, poco a poco el público irá desmargaritando esta pieza de pérdidas y desencuentros, cargada de emoción, reflexión y muchos recuerdos.
Otras revelaciones de “Sus ojos acusaron amor”
El compañerismo, el paternalismo, la homogeneización de las necesidades propias, la privación de revelar la homosexualidad en un seno familiar que esconde la infelicidad, el machismo y sus violencias, son otros de los aspectos que la pieza pone sobre la mesa en los setenta y cinco minutos que dura.
La vida no siempre es bella, y en esta trama se muestra como las mentiras y el no decir pesan tarde o temprano. Este drama tiene muchos giros y miradas, dividida en dos partes. La primera de marcadas remembranzas y conflictos; la segunda invita a reflexionar, a no callarse nada porque la vida misma es un parpadeo. En ese marco, aparecen la homosexualidad encubierta, la nostalgia, la sensualidad femenina y la complicidad como grandes momentos en la ficcional historia.
Un buen equipo actoral en una sincera dramaturgia
La misma es interpretada por cuatro expresivos actores como: Julian Bellaggia; Laura Correa; Carlos Larranaga y Julia Funari. Esta última derrocha gracia y talento, como esa madre protectora y reservada durante toda la función. Son los encargados de brindar voz y cuerpo a estos ricos personajes que mutan frente a la platea.
En la lograda puesta en escena, brillante en su ejecución, destaca por supuesto la cuidada y detallada escenografía de Cecilia Cotognini. Quien, con precisos elementos, supo plasmar de forma muy elegante y a pura sencillez la esencia de un hogar familiar de los 80 y 90’s.
En tanto, el funcional diseño de luces está a cargo de Alejandro Wenner y la selecta musicalización fue realizada por Leandro Marquesano; Marilina Mozzoni y Wilmer Rojas Sanchez, cuyas piezas enfatizan momentos claves en la trama.
En síntesis, en “Sus ojos acusaron amor”, lo fundamental es que el texto, las interpretaciones y la puesta en escena estén al servicio de la historia. En ese sentido, la dinámica está presente en toda esta pieza costumbrista y de gran sensibilidad, con personajes bien construidos e interesantes personalidades.
Por último, aparecen también una pizca de crítica social, muchas verdades ocultas, y sobre todo la inevitable empatía. Es, en la última media hora, con un potente giro argumental cuando tiene momentos muy emocionantes y, por supuesto, invita profundamente a la reflexión.