El 20 de noviembre se dará inicio a la Copa Mundial de Fútbol Qatar 2022 y la expectativa es cada vez más grande. El público argentino agotó los tickets para los partidos de la fase de grupos y se encuentra en el top 10 de los países con más entradas adquiridas.
Y como en cada cita mundialista, el turismo se debe adecuar a las costumbres del país anfitrión. En Brasil 2014, las condiciones climáticas fueron unas de las más altas en la historia de los mundiales. Y en Rusia 2018 sucedió lo opuesto; el verano era muy diferente en cada ciudad y la temperatura variaba entre los 3 y los 35 grados. Sin embargo, este año las características a tener en cuenta son muy diferentes. Y hay otros aspectos a observar, más allá del clima cálido y desértico del país.
Qatar es un emirato absolutista donde predomina la religión islámica y es gobernado por la familia Al Thani desde el siglo XIX. Su actual jeque es Tamim bin Hamad Al Thani, quien lleva nueve años en el poder y se preocupó mucho por la difusión del deporte en su país. Bajo su dirección, Qatar ganó el derecho a organizar el Campeonato Mundial de Natación de 2014 y la Copa Mundial de Fútbol de este año.
De los casi 3 millones de habitantes de Qatar, sólo el 10% son nacidos allí. El resto de la población se compone de personas del subcontinente indio: India, Pakistán, Bangladesh, Nepal, Sri Lanka, entre otros países.
Claves de la sharía y su impacto sobre las mujeres
Para aquelles que viajen a Catar, lo primero que se debe tomar en cuenta es la Ley Sharía. Es una norma que rige la vida de los musulmanes (nombre que reciben los seguidores de la religión islámica). Esto incluye: cultos, moral, las cosas que tienen permitidas o prohibidas, y las reglas separadoras entre lo que consideran el bien o el mal. Está se encuentra sujeta a múltiples interpretaciones en los diferentes países que la aplican.
Entre sus puntos principales se encuentra el desprecio hacia la figura de la mujer, que está sometida a una tutela masculina. En Qatar, éstas no pueden tomar sus propias decisiones y deben pedir permiso para trabajar. También están obligadas a usar el hiyab, un velo que les cubre la cabeza y el pecho. Lo deben vestir en presencia de personas que no sean de su familia inmediata.
En un informe, la organización Human Rights Watch lo definió así: “La tutela masculina refuerza el poder y el control que tienen los hombres sobre las vidas y elecciones de las mujeres. Y puede alentar o propiciar situaciones de violencia, lo que deja a las mujeres con menos opciones viables para escapar de abusos en la familia o por parte de sus esposos”.
Según las leyes qataríes, una mujer casada se puede considerar “desobediente” si no obtiene el permiso de su esposo antes de trabajar o viajar, si abandona su hogar o se niega a mantener relaciones sexuales con él sin una razón “legítima”.
En cambio, los varones pueden estar casados hasta con cuatro mujeres en simultáneo sin necesidad del permiso de un tutor o ni siquiera el de su esposa o sus esposas actuales.
Qatar y la homosexualidad
En el país anfitrión existen sanciones para quienes mantienen relaciones no heterosexuales, que van desde las multas hasta la prisión. Tampoco mantienen tolerancia con cualquier símbolo alusivo al colectivo LGBTIQ+.
Al respecto, el director de seguridad del Mundial de Qatar, Abdulaziz Abdullah Al-Ansari, manifestó: ‘’Si un aficionado alza la bandera con el arcoíris y se la quito, no será para insultarlo, sino para protegerlo. Alguien podría atacarle y no puedo garantizar la buena conducta de todo el mundo».
Para calmar las aguas, el referente dijo que nadie del colectivo LGBTIQ+ tendrá problemas a la hora de presenciar el evento. Sin embargo, advirtió que las muestras de afecto públicas en Qatar están prohibidas “para todos” sin importar la sexualidad.
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