Al calor del sol del último día de septiembre les estudiantes del Esnaola cortaban verduras, revolvían la olla y pensaban en el futuro. “Escuela tomada”, decía en una bandera blanca pintada de manera casera con pintura negra; allí, en la entrada a la escuela de música de la calle Crisologo Larralde al 5058, se organizaba desde hace 4 días un plan de lucha desarrollado en forma de toma.
Remerones, jeans anchos y cabellos al viento iban de un lado al otro en el patio grande de la entrada del edificio de la Escuela de Música Juan Pedro Esnaola. Entre elles se anunciaban: “En un rato es la asamblea”. Alrededor, con mate en mano, se reunían en pequeños grupos docentes secundarios, terciarios y familias.
El movimiento estudiantil de los colegios de la Ciudad de Buenos Aires se levantó y tomó la posta de un reclamo que no estaba siendo escuchado. Desde hace una semana que los colegios no paran de sumarse a las tomas para llevar a cabo distintas actividades durante las jornadas. En ese marco, decidieron que, ante la falta de respuestas, seguirán adelante con la medida.
Sin Wifi: la incomunicación entre las escuelas y el Gobierno porteño
El calor del mediodía comenzaba a enrojecer las mejillas y les pibes no tardaron en repartir vasos con agua entre las personas presentes. “Por favor, después nos devuelven los vasos (plástico descartables) que los lavamos”, pedían. Afuera, en la vereda, una cámara enfocaba a una estudiante que, micrófono en mano, contestaba (una vez más) por qué estaban tomando el colegio.
“Nosotros no queríamos tomar el colegio, no queríamos llegar a esto pero parece que es la única forma que el Gobierno se posicione e intente responder. Aunque nosotros no hemos recibido ninguna respuesta todavía”, comentó Federico, el presidente del centro de estudiantes del Esnaloa.
“A pesar de que muches tienen miedo, a pesar de que este Gobierno juega con el miedo y nos asusta. Nosotres vamos a seguir firmes y si piensan que nos van a dividir, están equivocados. Las comunidades educativas estamos más unidas que nunca; el martes va a haber una movilización y van a seguir las tomas hasta que haya una respuesta”, agregó.
Mientras el fuego seguía rehogando las verduras para la olla popular, un grupo de estudiantes acercó un amplificador y micrófono. Al costado de la entrada hay un gran paredón con carteles y pinturas con tiza, en aquel lugar, al lado de la escalera principal, se armó la ronda.
“Vinimos preparados y organizados para poder realizar esta olla popular y la asamblea abierta. Lo que queríamos es que se vea un poco la comunidad, como los padres nos trajeron comida, como los docentes están y también como estamos en contacto con otras comunidades educativas”, dijo Santiago, miembro del centro de estudiantes.
La campana de les pibes
Sentades en el piso, la ronda tenía a les protagonistas en primera fila, otres tomaron lugar en los escalones de la escalera; mientras les madres, padres y docentes se acomodaron a su alrededor. El primero en tomar la palabra fue Federico y el inicio de su discurso estuvo dedicado a agradecer a todes sus compañeres por organizar y sostener la toma.
“Esto fue un aprendizaje enorme, ante una sociedad meritocracia que enseña que cada uno se salva solo; ver esta organización, que es colectiva, es aprender de otra manera”, sostuvo.
Luego, comenzaron a explicar la reacción del Gobierno porteño bajo la conducción de Horacio Rodrioguez Larreta, con Soledad Acuña a la cabeza de la cartera de educación. Entre la decena de colegios tomados, lo que les ofrecen son reuniones particulares. No obstante, no son con el Ministerio de Educación. Aunque, la condición de la reunión era levantar la toma. “Queremos que el ministerio ofrezca una reunión con todos los colegios para discutir el modelo de educación”, dijo finalmente Federico.
La juventud subestimada en la toma
Una docente de nivel terciario no dudó en tomar el micrófono. Entre las problemáticas que sufre el sector comentó el atraso en el pago de sus sueldos, las condiciones edilicias donde dar clases, entre otras. Por estas razones anunciaron un paro para el martes 4 de octubre.
“Nosotros también hemos estado amenazados. Nos acusaron de repartir un manual para que ustedes tomen la escuela. Lejos de alentar la toma tratamos de desalentar”, dijo la docente y agregó: “ Al ver todo esto que hacen, no sé si nosotros de movida nos hubiésemos atrevido a tanto”.
Entre les padres estuvo presente como parte de la comunidad del Esnaola, la actriz y comunicadora Laura Azcurra. Se mostró emocionada y contó: “Es muy emocionante toda la lucha que están haciendo, cómo están exponiendo la lucha por una educación distinta”.
“Siempre los estudiantes han sido punta de lanza para abrir el debate para una educación distinta para una comunidad distinta. La idea es no perder el objetivo del reclamo”, dijo.
Entre aplausos y novedades propias de la comunidad del Esnaola, como el viaje de algunas estudiantes al encuentro nacional de mujeres en San Luis, en la asamblea se sostuvo que “la toma iba a continuar el fin de semana hasta el día lunes”. El día de hoy habrá un festival desde las 14 horas, y el martes acompañarán a les docentes en el paro .
Otres padres se mostraron preocupades por la persecución que sufrieron otras comunidades educativas a partir de la toma. Pidieron cuidar los rostros de les estudiantes, pues se trata de menores de edad. Sin embargo, como madres y padres coincidieron en que las familias eligen acompañar, entendiendo que son sujetes de derecho y que las decisiones educativas son propias de elles.
La olla popular continuó luego de la asamblea. La gente se dispersó y la vigilancia del edificio comenzó a pedir a la prensa retirarse. Aunque las tomas no son “moda”; forman parte de la historia del movimiento estudiantil que resurgió con una generación que fue testigo de cuántos derechos pueden conquistarse para el bien de la comunidad.