Comenzando con Un tal Daneri en 1975, y pasando por infinidad de títulos, Carlos Trillo fue uno de los guionistas más prolíferos de la historieta argentina. En mayo de 2011 falleció durante un viaje en Londres, en ese entonces estaba trabajando en Bolita, obra que marcó la última colaboración con Eduardo Risso.
Bolita se publicó desde el número 50 al 58 de la revista Fierro, con su último número publicado en agosto de 2011. Carlos Trillo es uno de los guionistas más influyentes de la industria nacional, al punto que los “Oscar” del noveno arte entregado en la Crack Bang Boom llevan su nombre. Bolita, es una narración conspirativa y fantástica, pero con una mirada social crítica.
La vida de “esa”
Rosemary Ajata es una chica boliviana, que vive en una villa del Bajo Flores. Gracias a una recomendación de un cura amigo, consigue trabajo como personal de limpieza en la casa de una pareja en Acassuso. En un principio todo anda bien pero, de a poco, irá descubriendo secretos que buscará desentrañar, haciendo que descubra una serie de eventos perversos.
La vida de Rosemary se complicará, ya que mientras se dedica a investigar la vida de sus patrones, su pasado buscará alcanzarla. La realidad de la vida de una chica de la villa, con una viva curiosidad y una aparente invisibilidad frente a determinadas personas, será el eje de esta obra. Aquí la realidad de cada personaje será un golpe para las y los lectores.
De lo ordinario a lo extraordinario
“Bolita” es un término utilizado en Argentina para referirse con desprecio a las personas de origen boliviano. En el guion de Trillo, esto se resignifica, haciendo que tanto Rosemary como su madre adoptiva Raúla se apropien de él. De esta forma, se muestra la fortaleza de estas mujeres, aunque esto no quite que adolezcan de lo que esta palabra representa en contexto.
Trillo utilizó para esta obra varias características con las que cualquier persona que lea la obra pueda identificar como reales. La verosimilitud parte desde la realidad cotidiana de la vida de mucha gente de determinada clase social: Chica joven, inmigrante, recomendada por un cura, residente de una villa miseria, trabajo de encargada de limpieza de gente pudiente.
Rosemary es una chica que cualquiera puede cruzarse en la calle cada día. Sin embargo, se ahonda en detalles que dan carácter al personaje. Es una ávida lectora, le gusta informarse, tiene una vida sexual activa y, en sus posibilidades, dominada por ella, sea que las y los lectores aprueben o no su elección de pareja. Y, por último, tiene conciencia social, al punto de arriesgar su vida.
Si bien la historia principal es interesante, funciona como conducto para retratar una realidad que muchas veces estamos cegados a ver. Rosemary no solo se enfrenta a la realidad de la vida perversa de sus patrones, si no que vive amenazada por sus actividades en el pasado. Las y los lectores, verán cómo es perseguida de forma literal, por lo que hizo en el último trabajo que tuvo.
Luego, se encuentra el plano de lo extraordinario, la gran ficción gira en torno a los nuevos patrones de Rosemary. Una pareja formada por Erica Wucherpfennig Zwerg y Rodolfo, que además son gemelos, y tienen una relación con Josef Mengele. Estos elementos, se presentan en medio de una situación conspirativa en conjunto con un afamado sacerdote mediático.
El sexo como moneda de cambio
Uno de los elementos que más se utilizarán en la obra, sin llegar a ser necesariamente pornográfica, es el intercambio sexual íntimo. Aquí veremos cómo se utiliza de forma violenta, y también promovido por la misma protagonista. La libertad sexual de Rosemary, es ejercida sin ningún tapujo, y con completa consciencia de lo que hace.
Esto plantea un escenario que pocas veces es retratado desde tantos ángulos. Veremos tanto las costumbres de la pareja que contrata a Rosemary, y cómo ella utiliza esto tanto para conseguir cosas, como para su propia satisfacción. Claro que los intentos de violencia sexual estarán presentes también, pero cada vez que el sexo se presente, se hará hincapié en cómo funciona en cada vez.
“Bolita”, del texto a las viñetas
El arte de Eduardo Risso lo llevó a trabajar para las empresas más grandes del mundo, pero siempre vuelve a su suelo natal. Con una impronta cinematográfica, el artista trabaja con una mezcla en lo que refiere al diseño, para marcar una diferencia entre los elementos. Se puede ver cómo cambian no solo los escenarios, si no también los personajes, depende de la situación.
Se puede ver cómo Rosemary y su mundo son retratados con un estilo que busca acentuar las imperfecciones. Por otro lado, la casa y los Wicherpfenning Zwerg aparecen bien delineados, y ordenados, casi recordando al estilo de Milo Manara. Hasta la suciedad y el caos de los adinerados se ve diferente a lo que se encuentra en los escenarios de la villa.
El diseño de las páginas en cuanto a las viñetas, es algo que plantea Trillo, pero que da rienda libre a Risso para modificar a piacere. De esta forma, vemos cómo el ojo del espectador es dirigido con facilidad, pese a que la escena pueda parecer caótica. Otro elemento que se verá mucho, es el alto contraste, y personajes convertidos en sombras para acentuar el dramatismo.Bolita puede conseguirse completo, recopilado en el volumen 1 de la colección “Relecturas” de la Editorial Historieteca.