Luego de haber alcanzado la cúspide en los últimos años con piezas como “Bizarra” o “La terquedad”, Rafael Spregelburd despliega una vez más su ilimitado ingenio. “Inferno” es una tragicomedia llena de situaciones que rozan lo absurdo, giros inesperados, y entradas y salidas de los personajes que no pierden dinamismo. Además, cuenta con una puesta increíble sobre el escenario que se luce con un elenco impecable. La misma se presenta solo los miércoles de septiembre a las 20.30, en el Teatro Astros (Av. Corrientes 746), CABA. Esta es su primera vez en la mítica calle porteña.
La obra es una aventura teatral donde, desde el inicio, el público es cómplice de un peculiar periodista turístico. Este se despierta un día, algo desconcertado, cuando encuentra en su casa a dos catequistas y otro hombre. Ellas vienen a comunicarle que desde el Vaticano se anunció que queda suprimido el infierno; que el mismo ya no es un lugar, sino que está en todos lados. Y que lo ayudarán a escapar de este caos por medio de siete llaves.
Para obtenerlas deberá aprender siete virtudes: fe, esperanza, caridad, templanza, justicia, prudencia y fortaleza. Desde esta disparatada premisa, la obra irá cobrando mayor delirio; con los giros originales de su trama y las sorprendentes actuaciones de sus protagonistas, impregnades de talento y entrega.
Sobra talento en escena
La historia se desarrolla en casi dos horas, y eso quizá es lo más endeble de la buena puesta. La obra toma cuerpo según avanza la trama y con ella sus personajes. Es protagonizada por cuatro diestros de las tablas que se desempeñan de manera magistral y hacen -entre gags y distintos acentos impuestos- una labor escénica fascinante.
Guido Losantos, gracias a su don excepcional para la comedia, provoca las mayores carcajadas con sus personificaciones caracterizadas por alocadas muecas y una hábil expresión corporal. Violeta Urtizberea, chispeante como siempre, suma mucha frescura y logra extravagantes momentos durante la interpretación de varios personajes con rasgos bien definidos. Rafael Spregelburd, además de ser el director y dramaturgo, aporta su talento de actor sin mezquindad dándolo todo en la piel de este periodista. Y Andrea Garrote está genial y camaleónica al exhibir su total talento y singular humor en diversos papeles durante la trama. No es de extrañar que la platea la eligiera como favorita (a juzgar por los comentarios al final de la función). Juntos forman un equipo impresionante.
Cabe señalar el excelente trabajo de vestuario realizado por Lara Sol Gaudini y la impresionante escenografía pensada al detalle, más funcional Iluminación, de Santiago Badillo. Además algo que sobresale en escena, es la musicalidad en vivo de la mano de Nicolás Varchausky, quien transita por varios instrumentos, algunos electroacústicos, y brinda singularidad a la performance total.
“Inferno”, inspiración desde la pintura
Spregelburd junto a su compañera de siempre, Andrea Garrote, están a cargo de la Compañía El Patrón Vázquez de teatro desde hace tres décadas. Para crear esta locura teatral se inspiró en el reconocido pintor holandés, El Bosco. Creador de un estilo de pintura tan abigarrado, lúdico, moral, y profético. Lo cual el director teatral trató de trasladar al escenario y resolvió muy bien en una puesta notable; mezclando elementos de actualidad como la música, las redes sociales y un sinfín de anécdotas contemporáneas con otras más representativas de las décadas del 60 y 70.
Inferno tiene momentos super brillantes. Por ejemplo, una escena increíble donde suceden al mismo tiempo dos acciones de dos parejas en distintos espacios y tiempo. La misma está muy bien coordinada y diseñada, y representa de forma sensacional la esencia de esta compañía teatral. También es magnífico el cierre del espectáculo, en el que Spregelburd deleita a los presentes dando vida a un periodista que se enfrenta a su pasado.
En definitiva, esta tragicomedia es un espectáculo teatral totalmente imprescindible para sumar a la agenda de los fans del buen teatro. La obra tiene solo cuatro funciones: 7, 14, 21 y 28 de septiembre.