Paula Bolaño tiene 10 años, y al igual que sus compañeros varones, juega en Cañuelas Fútbol Club. En el marco del torneo que se está disputando en el Club, Paula sufrió un acto de discriminación cuando terminaba de jugar un partido de la Liga de Buenos Aires, contra Alem.
Es así como la Liga decidió sancionar a su club por estar incluida en el equipo. La justificación es que en su reglamento el Art. 1. Cap. 2 dice que es “exclusivamente para varones”.
Para enmarcar esta situación, Nota al Pie habló con Juliana Román Lozano, quien forma parte de La Nuestra Fútbol Feminista. Además, es coordinadora del programa de Género y Deporte de la Dirección de Políticas Culturales para la Igualdad del Ministerio de Mujeres, Género y Diversidad de la Provincia de Buenos Aires.
En relación a ello, Juliana explicó que efectivamente, el equipo de Alem elevó una queja ante la Liga por la presencia de Paula. En su reclamo solicitó que se le quiten los puntos al club Cañuelas.
Así fue como les quitaron los puntos y no solamente los de ese partido, sino los de los trece partidos que ya habían disputado. “Siempre con Paula en la cancha, ningún otro equipo se había quejado”, aseguró la entrevistada.
Ante esto, la posición del club siempre fue respaldar a Paula. “Allí no tienen fútbol infantil masculino sino que directamente ofrecen fútbol mixto. Lo cual está buenísimo”, agregó Román Lozano.
Club Cañuelas y la puja por más clubes inclusivos
Según relató la entrevistada, el club de Cañuelas es pionero en incorporar un protocolo para prevenir y erradicar la violencia de género dentro de este espacio. La postura de elles fue siempre apoyar a Paula, incluso reforzaron esta postura incorporando al equipo a otra niña, Agustina.
Por otro lado, Juliana mencionó que estas situaciones, “se dan en el marco de un deporte que es supremamente patriarcal, que profundiza y reproduce las desigualdades de género y los estereotipos”.
En este sentido, la entrevistada se expresó en relación a la construcción de una feminidad y una masculinidad hegemónica. “Obedece a estos estereotipos en donde las mujeres estamos vetadas de desarrollarnos en deportes que han sido históricamente construidos como un sinónimo de masculinidad”, dijo.
Luego, agregó: “Es justamente ahí donde hay que cambiar las reglas de juego y ampliar los espacios de participación”. Es por esto que quienes más sufren ante esta ausencia de espacios son las niñas y las infancias, por no tener garantizado su derecho a jugar y a hacer deporte.
“Si bien hay 61 ligas en toda la provincia de Buenos Aires, sabemos que no todas tienen fútbol de mujeres. Y las que sí lo tienen, no poseen condiciones dignas y justas para las jugadoras”, expresó la trabajadora de La Nueva Fútbol Feminista.
Fútbol misógino y patriarcal
Al recorrer distintos lugares de la Provincia de Buenos Aires, Juliana contó que se han encontrado con estas diferencias para las mujeres. Uno de estos casos es el de Emma de Guaminí, otra niña a la que tampoco la han dejado jugar. Como consecuencia, su familia y su club han hecho una campaña muy grande, para tratar de garantizar su derecho a participar.
Por otra parte, la entrevistada comentó que uno de los principales responsables de todo esto es la Asociación de Fútbol Argentino (AFA). Como ente regulador máxima no se ha expedido y ha fallado una vez más; sobre todo en estar aggiornado con las conquistas, las luchas y las peticiones de las mujeres y el colectivo LGTBIQ+ en el deporte.
“Si bien las ligas tienen autonomía, se puede sugerir o se puede sentar una posición política contundente. en relación a modificar los reglamentos para que las niñas no queden afuera”, expresó.
Además, sostuvo que hay un vacío etario enorme entre los diez y los catorce años, en donde las niñas no tienen equipos para seguir entrenando. “No tienen competencia, justamente en las edades formativas más importantes”, completó.
Derecho a una infancia feliz
Por último, Román Lozano resaltó la necesidad de que los varones, que están en los espacios de toma de decisión del deporte, entiendan que el fútbol es un derecho. Además, es importante que exista diversidad y que haya representatividad de mujeres y de la comunidad LGTBIQ+ en las en las comisiones directivas.
Que se pueda pensar un deporte desde una perspectiva de género que no excluya, como ha excluido sistemáticamente e históricamente, sino que se transforme y pueda convertirse en un espacio de desarrollo y de disfrute para las niñas también.
“Tenemos que garantizar infancias libres, que estas niñas no se vean revictimizadas, que no se convierta en un padecimiento y en una tristeza jugar al fútbol”, mencionó.
Por último, Juliana dijo que “es gravísima esa vulneración de derechos”. Una niña de diez años no puede tener sobre sus espaldas la responsabilidad de seguir jugando un torneo y perdiendo los puntos. “O ella misma decidir no ser parte de algo que la hace feliz”, finalizó la entrevistada.