Desde hace cuatro años, y con una periodicidad mensual, las noches correntinas nacen con una identidad particular. “Asalto Manyin” es el espacio en donde convergen los debates, la militancia, la fiesta, el arte y las identidades. Se trata de un espacio en el que la contención, el acompañamiento y la celebración, son los ingredientes principales. Es el resultado del Taller de Formación Lohana Berkins, un taller de lectura en el que se ponía en discusión temas de actualidad. Entre ellos, la sexualidad, las identidades de género y los feminismos.
Semanas atrás, este evento fue declarado de Interés Cultural, tanto por la Cámara de Diputados como la de Senadores. De esta forma, les organizaderes reivindicaron el desafío del trabajo autogestivo. “Todo se hace a pulmón y con el dinero de las entradas que ustedes compran para cada edición”, manifestaron a través de las redes sociales.
Asimismo, remarcaron la necesidad de seguir construyendo espacios para las actividades culturales independientes; “espacios que pregonan el afecto, la generosidad y el cuidado mutuo”. Nació con la incertidumbre de no saber quiénes formarían parte de la propuesta, pero con el correr de los años se convirtió en uno de los eventos más esperados por todes.
Al respecto, Nota al Pie dialogó con Nicolás Ramírez. “De esos pequeños encuentros fue surgiendo la pulsión de querer hacer un evento más grande y convocar a más gente y celebrarnos”, explicó.
El nacimiento de “Asalto Manyin”
El Puerto o el Parque Mitre, dos emblemáticos lugares de la ciudad, fueron durante mucho tiempo la antesala de lo que después se convirtió en Manyin. “Arrancó así, con una pequeña convocatoria. Pero, cuando empezamos a ver que había todo un movimiento, comenzamos a pensar en otras formas de encuentros”, comentó Ramírez.
Además, agregó que estas formas de encuentros son súper potentes. “Porque la noche tiene eso. Para nos, las maricas, es básicamente un refugio histórico”, expresó. A través de los años, la fiesta Manyin fue desplegando sus alas, abriendo paso a nuevas expresiones artísticas y lugares de participación.
Estos espacios son autofinanciados, y se convierten en una opción laboral para les artistas que participan de los eventos producidos por la familia Manyin. “Son espacios muy modestos. Hay mucho déficit para la comunidad LGBT en cuanto al cupo de trabajo y la noche tiene una pequeña nota de precariedad que nos atraviesa a todes”, aseguró Ramírez.
Si bien también manifestó que a través de los años cambiaron muchas cosas, las expectativas también se fueron ampliando, por lo que su actual desafío es ampliar las expresiones artísticas sobre el escenario. La contención es algo que desde les gestores buscan garantizar, por lo que toman la fiesta como un espacio de celebración y debate.
La recepción de la comunidad LGBTIQ+
Las fiestas llenan de color las noches correntinas, y “vienen de pensar políticamente nuestras identidades”, comentó le joven. La próxima fecha de su realización es el próximo sábado en el Centro Cultural Mariño.
En cada una de sus ediciones estuvieron presentes los diseños de @gasspanic. Además, continúan trabajando en la idea de no fomentar un espectador observador, sino participante y con libertad de subirse al escenario a mostrarse.
Corrientes continúa siendo una provincia conservadora. Son muy pocos los espacios vinculados a reivindicar la lucha de los colectivos; y los que existen son el resultado del trabajo y la autogestión de los mismos. Respecto a la respuesta de la gente ante “Asalto Manyin”, Ramírez comentó: “Yo creo que siempre hubo muy buena recepción, pero solo desde un sector”.
Además, el espacio también participó de la Feria de Arte Contemporáneo. Al respecto, el entrevistado aseguró que esa experiencia les abrió las puertas “a otro escenario, a otro público, a uno más grande”. En esa oportunidad, se expusieron distintas fotografías en las que contaron la historia del movimiento bajo el concepto “Devenir Manyin”.
Por otra parte, también presentaron un altar a Lohana Berkins, la histórica militante travesti, pionera en la lucha por la identidad de género. “Como devenimos de un espacio político, o por lo menos tratamos siempre de debatir en la clave de participación, la idea era homenajearla con ese pequeño altar que hicimos”, detalló le joven.
“Asalto Manyin” y sus desafíos
Los desafíos son múltiples para un movimiento que elige navegar por los espacios culturales y que lleva como bandera la participación y la inclusión. En cada uno de los eventos, elles aseguran que hay una parte de su ética militante puesta. “Eso nos reditúa mucho. Nos reditúa el abrazo, las palabras de la gente y las ganas de participar”, agregó.
Asimismo, reconoció que muchas veces se dificulta abrir un diálogo en el que puedan hablar y entenderse entre todes. “Porque es un proceso con muchas idas y vueltas. Es abrirse a escuchar y buscar el aporte, no solo de quienes estamos en la Manyin, sino de otros espacios también”, dijo.
“Asalto Manyin” es un espacio que nació sin muchas expectativas, pero que se convirtió en una de las fiestas más renombradas en la capital correntina. Los beneficios no son solo económicos, sino también humanos. Un espacio que nació de noche y vio crecer a les artistas que ahora se convirtieron en gestores de otras propuestas disidentes.
“Estamos en la etapa en la que lloramos. Es la alegría; es todo lo que mueve un espacio como este. Y creo que ese es el mayor beneficio”, concluyó Ramírez. Manyin seguirá asaltando y siendo vanguardia, seguirá siendo diversión y espacio de contención. Seguirá siendo, simplemente, “Asalto Manyin”.