Con el objetivo de “reorganizar las áreas económicas de su gabinete para un mejor funcionamiento; coordinación y gestión”, el presidente Alberto Fernández designó a Sergio Massa como ministro de Economía, Producción y Agricultura.
El desembarco de Massa, referente del Frente Renovador, cambió la arquitectura del gobierno en un acuerdo táctico con Cristina Fernández de Kirchner para “ordenar” la gestión a poco más de un año de las próximas elecciones presidenciales. Además, el miércoles anunciará las nuevas medidas.
Reorganización del Frente de Todos
Con la llegada de Massa al Gabinete, varies funcionaries fueron desplazades a otros cargos e incluso abandonado el gobierno. Absorbiendo los ministerios de Desarrollo Productivo y Agricultura, Ganadería y Pesca, el nuevo espacio forzó el regreso de Daniel Scioli a la Embajada en Brasil, y la renuncia de Julián Domínguez.
Asimismo, Silvina Batakis asumirá al frente del Banco Nación en lugar de Eduardo Hecker; Carlos Castagneto en AFIP reemplazando a Mercedes Marcó del Pont, que desembarca en la Secretaría de Asuntos Estratégicos, reemplazando a Gustavo Béliz. Y Cecilia Moreau en la presidencia de la Cámara de Diputados en lugar del propio Massa.
Sin embargo, el Frente Renovador ya había ganado posiciones dentro del gobierno en las últimas semanas. Guillermo Michel, del círculo íntimo del tigrense, asumió como director de la Aduana cuando Batakis quedó al frente de Economía, y Eduardo Setti en la Secretaría de Finanzas. El equipo económico de Massa también está conformado por Marco Lavagna y Pablo Carreras Mayer, entre otros funcionarios. Martín Redrado y Diego Bossio son otros actores de renombre. Roberto Lavagna y Miguel Peirano, su permanente fuente de consulta.
A lo Domingo Cavallo en los noventa, Massa llega con el respaldo del mercado financiero, que impulsó el descenso del valor del dólar blue en las últimas 48 horas, incluso antes de que sea oficial la noticia. Al igual que el período entre 2002 y 2005 que presidieron Duhalde y Kirchner, el tigrense es apoyado por el empresariado pyme y el gran empresariado nacional. En la reunión del pasado miércoles, varios gobernadores peronistas le exigieron solidez política a Alberto Fernández y sugirieron a Massa. La CGT confía en “la orientación productivista y de desarrollo industrial” que daría el todavía presidente de la Cámara de Diputados.
Perspectivas del Gobierno nacional
Antes de la renuncia de Kulfas y Guzmán, Massa ya le venía planteando al tándem presidencial que había que reorganizar el gobierno y él debía conducir los principales botones de la política económica. Luego de turbulentas semanas que sembraron incertidumbre en el plano financiero, en un acuerdo táctico con la vicepresidenta, el tigrense logró su propósito. El objetivo es generar orden para cumplir el acuerdo con el FMI y aferrarse al crecimiento económico hasta las próximas elecciones.
Las prioridades de Massa rondan en tres ejes: aumentar las reservas del Tesoro generando dólares; sostener el crecimiento económico y neutralizar la escalada de la inflación. En relación a las reservas, el nuevo ministro planea fortalecer el vínculo con el sector agroexportador, el más dinámico para generar divisas en Argentina.
En lo que refiere al mercado de cambios, tendrá una fuerte disputa con el actual presidente del Banco Central, Miguel Pesce. Contando con el acuerdo entre Rusia, Ucrania y Turquía para destrabar la exportación de granos desde el puerto de Odessa; Massa corre con la ventaja de una probable neutralización de la inflación mundial que contribuirá al descenso de la inflación local.
Si bien anunciará las primeras medidas el próximo miércoles, Massa tiene la intención de consolidar una gestión con impronta propia de cara a 2023. De sintonía fina con la clase media con empleo registrado, Massa fue el artífice del alivio fiscal que tuvieron les asalariades en septiembre del año pasado y marzo del corriente. Una reforma tributaria progresiva es una de las promesas históricas del Frente Renovador.
El palacio y el pueblo
La llegada de Massa no solo expresa la imposición de su propia voluntad política sino, principalmente, la de los mercados financieros y Estados Unidos. De histórica buena relación con Washington, su asunción fue bien recibida por el Departamento de Estado y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Llamativo fue el contundente apoyo que expresó el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Mauricio Claver-Carone. El lunes pasado había rechazado un crédito de 200 millones de dólares para el Estado argentino, criticando la conducción política del gobierno nacional sobre los asuntos económicos.
La influencia estadounidense en el movimiento del gobierno nacional es clara. Después del viaje de la ministra Batakis y su equipo en búsqueda de tensionar algunas metas del acuerdo con el FMI; la Embajada norteamericana debe haber demandado mayores niveles de coordinación en las áreas de gobierno relacionadas a la producción, el comercio y las finanzas. Por eso el tigrense también concentrará las relaciones con los organismos internacionales, bilaterales y multilaterales.
La visión del presidente de Libres del Sur
“Massa vendría a realizar el ajuste que exigen el FMI y el establishment (…) Todo indica que tiene el acuerdo de Alberto y Cristina para ir en ese camino”, indicó Humberto Tumini, presidente de Libres del Sur.
Otros dirigentes plantean que no es un cambio de gabinete sino un cambio de gobierno. La confirmación de que Alberto y Cristina no cumplieron el contrato electoral y legitimarán la profundización de un curso de ajuste que ya se venía desarrollando. Por otra parte, algunas voces expresan que, en caso de que no se anuncie una renegociación del acuerdo firmado con el FMI, la macroeconomía seguirá siendo inconsistente.
La nueva gestión deberá tener claridad del delicado estado emocional del pueblo, en una economía volátil caracterizada por el 37% de pobreza; la mitad de los trabajadores sumidos en la informalidad y una inflación que superará ampliamente el 50% anual.
El principal desafío del gobierno será organizar los factores políticos, económicos y sociales para consagrar un modelo de país justo, libre y soberano. Siempre y cuando no sepa involucrar y movilizar al pueblo organizado; se sostendrá la dependencia económica producto de que no haya soberanía política. La principal contradicción sigue siendo Patria o Colonia.