Este miércoles, en el Centro de Convenciones de la Confederación Sudamericana de Fútbol (CONMEBOL) comenzó la sexagésima cumbre del Mercado Común del Sur (MERCOSUR). El mismo se encuentra ubicado en la ciudad de Luque, Paraguay. Se trata del primer encuentro presencial luego de tres instancias virtuales por la pandemia; y este jueves contará con la presencia de los mandatarios Alberto Fernández; Luis Lacalle Pou y Mario Abdo Benitez.
La previa a la cumbre estuvo marcada por la decisión unilateral de Uruguay de confirmar y avanzar en un Tratado de Libre Comercio (TLC) con la República Popular de China. El inicio de las negociaciones fue confirmado por Lacalle Pou tras los resultados de un estudio de prefactibilidad que el Gobierno anunció en septiembre del año pasado.
“Tenemos que conseguir el Tratado de Libre Comercio para generar prosperidad para nuestra gente. Será con China y después con otros países”, afirmó el mandatario el pasado lunes. El acuerdo, aunque le faltan varios pasos para concretarse, ya genera tensiones en el bloque de integración regional y con sectores obreros e industriales en el propio Uruguay.
La relación económica entre China y Uruguay
Para entender las disputas, causas e implicancias del posible TLC entre ambas naciones, es necesario comprender el actual estado de sus relaciones comerciales. Según el último informe de la agencia Uruguay XXI, China fue el destino principal de las exportaciones uruguayas durante el primer semestre de este año con un 30% del total exportado.
Las ventas al gigante asiático representaron 1.500 millones de dólares. Se incrementaron en un 29% frente al año pasado y se impusieron frentes a las exportaciones a Brasil, la Unión Europea (UE) y Argentina. El 92% de las exportaciones hacia China, según remarca el informe, se concentra en carne bovina, soja, subproductos cárnicos, madera y productos lácteos.
Por otro lado, Uruguay importa del país asiatico manufactura, productos químicos y vehículos. Un acuerdo de libre comercio, según advirtieron sectores obreros e industriales y dirigentes del opositor Frente Amplio, perjudica de manera contundente a la industria y el trabajo uruguayo.
El Gobierno de Uruguay, que ya adelantó que buscará firmar tratados similares con otros países, busca posicionar al país en el mercado mundial de alimentos y reforzar la primarización de la economía. Mientras tanto, China es el segundo socio comercial de América Latina y busca desplazar a los Estados Unidos para afianzar su rol de potencia en ascenso.
Las tensiones en el MERCOSUR
“Nadie se puede llamar sorpresa con lo que Uruguay está tratando de hacer hace mucho tiempo”, sostuvo Lacalle Pou el pasado lunes, según informó el diario uruguayo El País.
En ese sentido, el mandatario de Uruguay resaltó: “Estamos convencidos de que la historia reciente de algunas acciones de algún socio del Mercosur, más la legalidad vigente, nos habilita a hacerlo”.
Las críticas en el plano internacional, más precisamente de Argentina y Paraguay, recaen en la disposición del Mercosur que prohíbe a los Estados miembro hacer acuerdos unilaterales con otros países sin el consenso de todo el bloque. Sin embargo, desde Uruguay argumentan que la normativa no fue ratificada por todos los países y por lo tanto carece de validez legal.
“La idea inicial es que sean todos juntos. Tiene mucha más potencia negociadora el Mercosur que Uruguay solo. Lo que pasa es que si el Mercosur no pretende avanzar, Uruguay no se puede quedar congelado”, declaró Lacalle Pou. Por su parte, el embajador argentino en Montevideo, Julio Iribarne, indicó, a fines de mayo en una entrevista a El País, que de firmar el acuerdo Uruguay “estaría dinamitando el Mercosur”.
La concreción de un TLC de un Estado miembro con un tercer país de manera unilateral obligaría al espacio regional a repensar su carácter de zona aduanera y tendría implicancias en la economía de cada una de las naciones que la integran.
En ese marco, la incógnita reside en si China prioriza un acuerdo comercial que en nada influye su economía o la estabilidad en las relaciones con Argentina y, muy probablemente si Lula gana las elecciones, Brasil.