La semana pasada, del 10 al 13 de julio, se llevó a cabo el Foro internacional de energías limpias en Buenos Aires. El encuentro estuvo orientado a iniciar y profundizar las colaboraciones en las nuevas formas de obtención y almacenaje de energía limpia; tales como el hidrógeno o baterías de litio. Participaron del “VIII Simposio sobre Hidrógeno, Pilas de Combustible y Baterías Avanzadas” diferentes representantes de la academia, centros tecnológicos y la industria de diferentes países de América Latina y Europa.
La exploración de energías alternativas o de menor impacto contaminante están tomando mayor importancia en el mundo. En nuestro país, existen distintos grupos de investigación científica orientados a la innovación de tecnologías de punta que permitan concretar esto. La creación de espacios que refuercen las colaboraciones entre países tiene un rol central para promover el crecimiento de este campo.
En este sentido, Nota al Pie dialogó con Horacio Corti, miembro organizador del foro internacional de energías limpias que se realizó en nuestro país, para conocer más detalles sobre la jornada.
¿Qué temas abarcó el foro internacional de energías limpias?
Los temas que abordó el foro internacional de energías limpias fueron producción; purificación; almacenamiento y transporte de hidrógeno, fundamentalmente hidrógeno verde. O sea, obtenido mediante la electrólisis del agua a partir de fuentes de energía renovables, como la energía solar o eólica. También se trataron temas relacionados a las celdas de combustible, que son los dispositivos electroquímicos que usan hidrógeno y oxígeno del aire para generar energía.
Finalmente, se trataron baterías avanzadas de litio. Todavía no son comercializables, pero tienen en principio una mayor densidad de energía en comparación con las baterías de litio-ion actuales.
¿Qué futuro tienen estas tecnologías?
El futuro de estas tecnologías es el presente. La transición energética, que es urgente e inminente por el cambio climático, requiere que esas tecnologías ya se empiecen a utilizar. Existen vehículos eléctricos y transporte que ya funcionan con estas tecnologías.
Luego, todo lo que tiene que ver con el hidrógeno verde o azul (este último obtenido de gas), además de las baterías de litio u otros materiales de almacenamiento, están presentes y se están desarrollando.
Tras lo debatido en el foro internacional de energías limpias, ¿cómo es el desarrollo de esta tecnología en el país?
Hay gente trabajando en este tópico en nuestro país. De hecho, en gran parte de los trabajos del congreso constan de electrolizadores. Siempre a escala de laboratorio, como así también catalizadores y nuevos materiales. En Argentina hay una gran capacidad en el área electroquímica; que es el área principal del conocimiento para la transición energética y el uso de energías renovables. Hay una muy buena capacidad científico-técnica.
Además, en este congreso observamos que existen empresas privadas que están dispuestas a invertir en hidrógeno verde y en energía renovables. Un ejemplo es Tecpetrol, grupo de la empresa Techint, en donde ellos piensan fabricar aceros cada vez más verdes a través del hidrógeno.
La industria siderúrgica consume mucho hidrógeno y ahora lo obtienen a partir de reformado de gas natural, que es un hidrógeno “sucio”. El interés de ellos es producir cada vez más hidrógeno por métodos más limpios. Otro ejemplo es el consorcio H2Ar de YPF-CONICET que busca iniciar un electrolizador hecho totalmente en la Argentina.
Por último, hace poco se anunció que Intec va a producir baterías en el país a fin de año. Por lo que hay capacidad para abordar todas las áreas relacionadas con la transición energética.
¿Considera Argentina que puede ser protagonista en el desarrollo de estas tecnologías?
Sí, puede tener un protagonismo importante en alguna de estas tecnologías, por supuesto siempre es mejor desarrollar colaboraciones con países más avanzados. Argentina, por ejemplo, en la exportación hidrógeno a través de grandes proyectos como el anunciado en la provincia de Rio negro denominado “Fortescue”, debería realizar la participación activa del sector académico e industrial argentino. Un proceso similar al desarrollo nuclear argentino, que comenzó con reactores “prácticamente llave en mano”. Después la participación argentina en tecnología nuclear fue aumentando.
Con el hidrógeno debería ser igual; por un lado la exportación y por otro lado generar las capacidades tecnológicas para desarrollar, en el futuro, esa temática con participación de la industria nacional.
Parte de tu trabajo es en celdas de combustible, ¿qué aplicaciones puede tener esta tecnología?
Nuestro grupo trabajó con celdas de combustible que se alimentan de hidrógeno gaseoso y de combustible líquido, como metanol. Este puede tener aplicaciones interesantes, ya que almacenar y transportar metano es más fácil que transportar hidrógeno.
Se han hecho desarrollos en laboratorios. Si bien estamos lejos de producir celdas de combustible, hemos desarrollado algunos materiales que pueden ser innovadores; y que, evidentemente, hay que asociarse con la industria para que esos desarrollos de laboratorio o planta piloto se conviertan en desarrollos importantes. No es fácil, ya que las inversiones que hay que hacer para que esto sea comercializable en mercados externos es muy grande. La situación económica del país no ayuda para eso.
Por último, las aplicaciones que pueden tener las celdas son varias. Como sistemas de backup (entran en funcionamiento en casos de corte de suministro eléctrico) se podría alimentar un hospital, un centro de cómputo, subestaciones energéticas, etcétera.
Para uso vehicular estamos lejos de ver masivamente celdas de combustible en transporte particular. En algunas regiones California o Japón es posible porque cuentan con centros de suministro de hidrógeno. En Argentina todavía no es posible, sin embargo sí podría ser factible en transportes de carga como barcos o aviones, donde pueden abastecerse una única vez el combustible.