Matías Ezequiel Chirino tuvo su “bautismo” en la unidad militar de Paso de los Libres, Corrientes. Los superiores del ejército obligaron al joven de 22 años a comer, beber, fumar y lanzarse a la pileta a temperaturas muy bajas. De este modo, la inadmisible conducta de los jefes del Grupo de Artillería de Monte Nº3 del Ejército Argentino acabó con la vida del subteniente.
El ministro de Defensa de la Nación, Jorge Taiana, catalogó como “inaceptable” la situación. Además, confirmó que iniciaron investigaciones y hay once oficiales suspendidos por “presunta falta gravísima”.
La autopsia de Chirino indicó muerte por “broncoaspiración”. No obstante, el comunicado del Ejército Argentino atribuyó el deceso a “un cuadro de descompensación”.
Casos de este tipo de “iniciación” existen tanto dentro del Ejército como en el rugby, que cuenta con varios precedentes muy violento. Sin embargo esto también sucede en otros deportes.
Ritos de iniciación en el Ejército
La muerte de Chirino expone los abusos de poder que existen dentro del servicio militar. El ingreso o ascenso implica un “bautismo” liderado por los superiores de la víctima.
El subteniente oriundo de Córdoba, debió beber, comer y fumar, para luego ingresar a una piscina. Los excesos lo llevaron a un estado de ebriedad tal que aspiró su propio vómito hasta morir.
Ayer @LicCeciliace preguntó en sus historias de ig cuáles son los rituales típicos de los pibes que arrancan a jugar al rugby y de qué manera comenzaron a tener relaciones sexuales.
— 💚 Carolina (@carolinaaolmedo) December 18, 2019
❌Estas fueron las que más me causaron horror: pic.twitter.com/Qhf9hYRzIY
Ahora bien, el problema mayúsculo comienza en la tradición de este tipo de “celebraciones”. Los oficiales organizan sistemáticos “rituales” que ya se han cobrado la vida de varias personas. De hecho, la derogación del servicio militar en 1994 fue producto de la muerte del conscripto Omar Carrasco en un “baile” de iniciación.
En ese caso, el joven ingresó al Grupo de Artillería 161 del Ejército Argentino, en Zapala, Neuquén, y a los tres días fue brutalmente golpeado. Este “baile” acabó con su vida, pero los oficiales ocultaron el cuerpo. Sin embargo, un mes después de consumado el hecho, se halló el cadáver. Se confirmó que no fue un desertor, aunque los homicidas jamás fueron enjuiciados.
“Bautismo” en el rugby
Por otro lado, el asesinato de Fernando Báez Sosa abrió un debate sobre la violencia y el machismo dentro del rugby. Un ejemplo es el “bautismo” previo al ingreso al primer equipo o por el debut en la máxima categoría. Las repudiables acciones pueden ser: raparse, ingerir una cucharada de canela, bebidas alcohólicas, golpizas masivas y abuso sexual.
De este modo, este tipo de situaciones son moneda corriente y múltiples deportistas han confirmado estas versiones. Julián Princic, creador de contenidos digitales en TyC Sports y ex rugbier realizó un hilo en su cuenta de Twitter y narró lo que vivió. El joven detalló las principales acciones sumamente inaceptables en estos ritos.
“Yo vi abusos, palizas atroces a chicos desnudos y objetos metidos en el ano. Rehusarse no es opción porque el castigo será peor”, concluyó. En este sentido, lo definió como “epidémico” porque se instaló como “filosofía de vida”. La falta de control, el fomento a la violencia machista y el encubrimiento depara en la muerte.
“Rituales” en deporte
Según la antropóloga Rita Segato, la “construcción hegemónica de las masculinidades” impacta en hombres y mujeres. Los “rituales” también se extienden al fútbol y al vóley. En el primer caso, comienza con los cortes de pelo en los futbolistas que dan el salto a primera división.
Referentes del plantel someten a quienes ingresan a diversos “rituales”. El ex futbolista de Platense, Daniel Vega, se opuso a esta “iniciación” y fue respetado, pero no siempre sucede así. Hace un año, dirigentes de Gimnasia y Esgrima de La Plata separaron de la pretemporada a Matías Pérez García y Brahian Alemán por liderar “bautismos”.
Por otra parte, el voleibolista argentino Facundo Imhoff reconoció que hay “ritos de iniciación” en este deporte. “Conozco a muchos jugadores que pasaron por el bautismo más violento”, certificó a Télam; y detalló que esto implica la introducción de una pila en el ano mientras cumplen prendas muy violentas.
Además, aseguró que “muchos técnicos, gente del vóley lo vivió y que, si no lo vivió en primera persona, fue cómplice de esos abusos por no oponerse o fomentar estas violencias”. En consecuencia, la imposición de “superar pruebas” y “hacerse adulto” se transforman en excusas para delinear actos violentos.