El pasado viernes, en el Vaticano y frente a miembros del Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos, el Papa Francisco advirtió que el conflicto ruso-ucraniano “amenaza al mundo entero”.
El líder de la Iglesia Católica, a su vez, sentó postura sobre los motivos y el origen del estallido bélico en una entrevista realizada por el diario italiano Corriere della Sera. Según Francisco, “los ladridos de la OTAN” en las fronteras de la Federación de Rusia podrían haber desencadenado el conflicto; en referencia al expansionismo de la alianza militar en Europa del Este.
El pedido de mediación
El martes, a través de las declaraciones en el periódico del país europeo; el Sumo Pontífice reiteró el pedido de paz y se ofreció como mediador para alcanzar el fin de la guerra. Francisco sostuvo que, por ahora, no viajará a Kiev porque antes debe viajar a Moscú y “encontrar” a Putin.
En este marco, el Papa reveló que le solicitó al Cardenal Secretario de Estado, Pietro Parolin, que “haga llevar el mensaje a Putin de que estoy dispuesto a ir Moscú”; y que “era necesario que el líder ruso concediera alguna ventana”. Sin embargo, el Obispo de Roma indicó que no recibió ninguna respuesta; y que el mandatario ruso “no puede y no quiere hacer el encuentro en este momento”.
De esta manera, Francisco afirmó que el objetivo de aquel pedido realizado al inicio del conflicto era “hacer un gesto claro que todo el mundo pudiera ver”. Además, el líder católico sostuvo que se dirigió a la embajada rusa en la Ciudad del Vaticano para pedir explicaciones y el cese del fuego.
La respuesta del gobierno ruso no se hizo esperar. La nación euroasiática, a través de su embajador en el Vaticano, resaltó al día siguiente que “en cualquier situación internacional el diálogo con el Papa es importante para Moscú”. El diplomático, Aleksandr Avdeev, afirmó en este sentido que “el pontífice es siempre un interlocutor deseado, bienvenido”.
El papel de la OTAN y el negocio de las armas
Francisco, a pesar de las críticas y exigencias al gobierno ruso; y al hacer referencia a “los ladridos a la OTAN en las puertas de Rusia”, deslizó que la ampliación de la alianza transatlántica en el ex espacio soviético tiene relación con el actual enfrentamiento Kiev – Moscú.
El Papa, de esta manera, manifestó que la respuesta de Vladimir Putin se relaciona con “una ira que no sé decir si fue provocada, pero facilitada quizás sí”, en la misma línea con quienes sitúan a Rusia como un agresor táctico; y a la OTAN como el agresor estratégico.
El Sumo Pontífice, a su vez, advirtió que en el escenario bélico está claro que “se están probando las armas”. Francisco, en esta línea, argumentó que “los rusos saben ahora que los tanques son poco útiles y se está pensando en otras cosas. Las guerras se libran por eso: para probar las armas que hemos fabricado”. El Obispo de Roma, asimismo, destacó que “el negocio de armas es un escándalo y pocos lo combaten”.
El líder católico, que desde hace años conceptualiza a los conflictos bélicos regionales como parte de una Tercera Guerra Mundial en cuotas; indicó que “mi alarma no fue un mérito, sino sólo la constatación de las cosas: Siria, Yemen, Irak, en África una guerra tras otra”. Según el Papa “en cada pedacito existen intereses internacionales. No se puede pensar que un Estado libre pueda hacer la guerra a otro Estado libre”.
En este marco, Francisco confesó que, al reunirse con el primer ministro de Hungría, Viktor Orban, este sostuvo que el plan del gobierno de Vladimir Putin es terminar la guerra para el 9 de mayo, fecha en la que en el territorio euroasiático se celebra el triunfo de la URSS frente al nazismo. “Espero que sea así, para que se pueda entender también la velocidad de escalada en estos días”, dijo el Papa.