El último lunes 2 de mayo se cumplieron 25 años del fallecimiento del reconocido Paulo Freire. Nació el 19 de septiembre de 1921 en Recife, una ciudad ubicada al noroeste de Brasil. Se crió dentro de una familia de clase compuesta por su padre, oficial de la policía; y su madre, una mujer que practicaba el catolicismo.
En la crisis de la década del 30, tuvieron problemas económicos y se mudaron a Jaboatão, donde la vida allí era más barata. Por este motivo, Paulo perdió dos años de la secundaria y a los 20 años comenzó a estudiar abogacía. Aunque, en reiteradas ocasiones, tuvo que interrumpirla por cuestiones económicas.
Cuando obtuvo su título de Licenciado en Derecho, el joven comenzó a enseñar en las escuelas secundarias de Brasil y a la par, se desarrollaba como abogado en un sindicato. Fue entonces cuando en 1944, se casó con Elza María Oliveira, quién lo alentó en su análisis sistemático de los problemas pedagógicos. Fue una gran influencia en la vida de Freire, colaborando con el trabajo práctico y teórico de él.
En 1946 obtuvo el puesto de jefe del Departamento de Educación y Cultura en el Servicio Social de Industria (SESI) y en 1954 fue nombrado director de esta institución. Allí impulsó a las familias a que se hablara de temas relacionados a la educación y a la sociedad. Por ese momento la desnutrición y el trabajo infantil preocupaban a la comunidad.
Más adelante fue profesor de Pedagogía de la Universidad de Recife y en 1962, director de los servicios de extensión de la universidad. En aquellos años, creó su propio método de alfabetización, motivo por el cual 300 trabajadores y trabajadoras de la caña de azúcar aprendieron a leer y escribir en 45 días.
Cultura y educación popular
En 1964, y producto del golpe militar, debió exiliarse a Chile al calificarse por su trabajo como un subversivo. Allí, participó de diferentes planes del gobierno democrático de Frei. En este país fue donde escribió el libro Pedagogía del oprimido, material que fue repudiado por el gobierno local de Santiago. Luego de 16 años de exilio, en 1980 volvió a Brasil, desempeñándose como docente de diferentes universidades.
“La pedagogía crítica fue una de las principales herramientas adoptadas por Paulo Freire en su camino de renovación dentro del campo educativo latinoamericano”, explica en una nota el Ministerio de Cultura de Argentina.
Y agrega: “Una de sus premisas es entender el proceso formador como un acto eminentemente político, situado en una realidad social determinada en la que se encuentran inmersos tanto quien aprende, como quien enseña”.
Freire cuestionó a la histórica educación bancaria y planteó una educación popular transformadora. Educador y educandos, se educan entre sí estableciendo un diálogo recíproco, a través de experiencias y saberes de la vida cotidiana. Ambos son sujetos políticos, vinculados en la tarea de construir conocimiento interpelado.
El objetivo del pedagogo era que el educando se asumiera como sujeto responsable del proceso de aprendizaje. En su libro “La educación como práctica de la libertad”, Freire dice: “La educación verdadera es la praxis, reflexión y acción del hombre sobre el mundo para transformarlo”.
Freire y la educación para la liberación
Las ideas transformadoras de Freire son un método de cultura popular. Su tarea apuntaba a concientizar y politizar, un movimiento que busca la libertad y construye una educación liberadora. Estas cuestiones nacen principalmente de la práctica social y la reflexión.
El educador brasileño tenía en cuenta la inclusión, su pedagogía basada en la práctica, evoluciona y se reformula constantemente. Su pensamiento y su historia buscan la emancipación de los pueblos latinoamericanos.
“El hombre debe ser partícipe de la transformación del mundo por medio de una nueva educación que le ayude a ser crítico de su realidad, lo lleve a valorar su vivencia como algo de valor real”, planteaba.
El día 2 de mayo de 1997 murió en Brasil. Tenía 75 años de edad y había sufrido un infarto al miocardio. “Orgulloso y feliz, modesto y consciente de su posición en el mundo, Paulo Freire vivió su vida con fe, con humildad y alegría”, escribe el Centro Educativo Paulo Freire en su página web.