Después de más de una década de películas que, en su mayoría, siguieron la misma fórmula segura, la Fase Cuatro del Universo Cinematográfico de Marvel parece decidida a ofrecer algo diferente. La producción general expresa un compromiso de destruir por completo la noción de realidad en virtud de su nueva obsesión con el “concepto de multiverso”. Programas de Disney+ como WandaVision, Loki y What If…? incursionaron en la idea de múltiples universos con infinitas posibilidades. El gigante de la taquilla Spider-Man: No Way Home (2021, Jon Watts) manejó con destreza realidades alternativas para traer de vuelta una plétora de rostros familiares. Y ahora, Doctor Strange in the Multiverse of Madness ampliará este concepto.
Como una mezcla desordenada y caótica de una docena de ideas que, a veces, no encajan con armonía, la película merece admiración. Su estilo y temática marcan una brecha con cualquier otra película del MCU hasta el momento.
El inicio del caos multiversal
La historia comienza con Stephen Strange (Benedict Cumberbatch) asistiendo a la boda de su antiguo amor, Christine Palmer (Rachel McAdams). Mientras bebe un martini y lamenta la pérdida de su amada, Strange recibe una alerta. Un monstruo gigante ha aparecido repentinamente en las calles de la ciudad de Nueva York y persigue a la adolescente América Chávez (Xochitl Gomez). Con la ayuda del Hechicero Supremo Wong (Benedict Wong), Strange rescata a América. Sin embargo, no tarda en darse cuenta que no es una chica ordinaria.
Bendecida con el poderoso don de abrirse paso a través del multiverso, América ha llegado de una realidad alternativa. En su línea, Doctor Strange no pudo protegerla de una avalancha de ataques de demonios que intentaban robar su poder. Después de descubrir evidencia de que las artes místicas son responsables de los ataques a Estados Unidos, Strange recurre a su poderosa amiga bruja Wanda Maximoff (una magnífica Elizabeth Olsen). Pero, todavía presa del dolor por los eventos en Westview y la pérdida de sus «hijos», Wanda tiene sus propios planes oscuros.
Todo esto apenas araña la superficie de la locura sugerida en el título; solo es una porción considerable de caos multiverso que presume que la audiencia ya está bien versada en la compleja tradición de las realidades alternativas. Este recurso ya ha sido explotado en películas y franquicias televisivas anteriores de Marvel.
Doctor Strange in the Multiverse of Madness supone que el espectador puede seguir el ritmo. Para su crédito, el guionista, Michael Waldron, dedica mucho tiempo a establecer el marco de la complicada trama que incluirá múltiples versiones de Strange. Así como también la búsqueda de Wanda de un universo donde pueda reunirse con sus hijos. Todo mientras desarrolla la búsqueda de Strange y América para localizar el mítico Libro de Vishanti, con la ayuda de versiones alternativas de Christine y una versión no villana de Karl Mordo (Chiwetel Ejiofor). Un complemento que siempre suma son los esperados cameos que harán a les espectadores saltar de la butaca.
Sam Raimi, maestro del terror y precursor del cine de superhéroes
Al frente de todo este caos está el director Sam Raimi, que vuelve al género de superhéroes por primera vez desde que cambió el juego con la trilogía original de Spider-Man (2002/2007). Para aquellos que esperan que Disney permita que Raimi inyecte su afición por las delicias retorcidas y oscuras en la franquicia de Marvel, esto es lo más cerca que estaremos de una película de terror de MCU. Si bien Raimi no está desatado, no rehuye a ofrecer imágenes inquietantes, muertes brutales, terrores sobrenaturales y sustos.
Por desgracia, Raimi todavía se ve obligado a trabajar dentro de los límites de la fórmula del MCU, que a menudo se siente en desacuerdo con sus elementos más macabros. Las florituras de terror, los efectos prácticos, el trabajo de cámara en ocasiones extravagante del director de fotografía John Mathieson, se mezclan con una partitura compuesta por Danny Elfman. Sin embargo, rara vez hace una transición fluida con los elementos más tradicionales de Marvel. Es una quimera que nunca iba a suceder, pero si a Raimi se le diera carta blanca para hacer su propia película de Doctor Strange, el resultado sería algo muy diferente.
¿Qué es el dolor, sino el amor perseverante?
Olsen, quien bajo la dirección de Raimi se convierte en una especie de Carrie White (Carrie, 1970, Brian DePalma), no puede evitar dejarse llevar por completo. Después de su performance en WandaVision, continúa capturando a la perfección el dolor paralizante de Wanda que ahora la ha llevado al lado oscuro. Domina cada escena con una actuación impresionante, amenazante y desgarradora.
Wanda desea la felicidad a la que cree que tiene derecho y hará todo lo posible para alcanzarla. Ella puede ser elegida como la verdadera villana de esta película, pero su motivación genera empatía, mientras vemos a Olsen sumergirse en las profundidades de una mujer compleja consumida por el dolor. Wanda es hipnótica, y Raimi lo sabe.
En su sexta interpretación como el Maestro de las Artes Místicas, Cumberbatch no ha perdido nada del lado sarcástico ni el carisma de Strange. Waldron ofrece al actor mucho más para jugar, mientras exploramos la búsqueda de Strange de su verdadero propósito en la vida. Cuando no está tratando de volver a unir el multiverso, Strange asume la posición de mentor de América. Gómez es una adición encantadora al MCU, incluso si su arco de personaje y su presentación se sienten un poco apresurados.
La película toma riesgos increíbles y aún así apuesta a lo seguro. Es por eso que el resultado final se siente un poco confuso. Raimi es firme en su visión de crear algo único para la franquicia de MCU y aún así, en última instancia, ofrece algo familiar. Y, sin embargo, aún logra superar los mismos ritmos que esperamos de una película de Marvel.
Cumberbatch y Olsen se elevan por encima de la locura para ofrecer actuaciones cautivadoras que, con razón, dejan con ganas de más. Hay mucho aquí que sorprenderá a los fanáticos, incluso si otros elementos se sienten demasiado convencionales. Raimi le da a esta interminable franquicia una necesaria, y atrasada, gran reorganización.
La película se estrena en Argentina el 5 de mayo.