El Coliseo Romano tiene, desde el pasado jueves, un lugarcito en el partido de Ituzaingó, en la Zona Oeste del Gran Buenos Aires. La calle Coronel Lorenzo Barcala al 450, en el barrio Villa Ariza, fue el sitio elegido por el artista local Rubén Díaz para trasladar una parte de Italia al Conurbano Bonaerense.
Desde antes de las 19 horas de ese día, decenas de personas se encontraban en la puerta de la réplica del edificio romano, a la espera de la apertura de sus puertas. Es que para ese momento estaba prevista la inauguración de una de las “siete maravillas” que Díaz se propuso realizar en el distrito.
Apenas cinco minutos después del horario anunciado, y con la sencillez que lo caracteriza, el padre de la obra llegó al lugar para dar comienzo al evento. Mientras lo aplaudían, les presentes le abrieron paso al hombre que se encarga de transformar cada rinconcito de Ituzaingó en una atracción turística.
Pese a ser una de las vías principales de circulación, Barcala no deja de ser una calle de barrio. Por ese motivo, la llegada del Coliseo generó tal revuelo en el vecindario. Próximamente será un restobar de 200 metros cuadrados, con gladiadores y leones incluidos. Sin embargo, ya desde ahora, la réplica del anfiteatro romano resalta con sus luces dando vida a la zona.
La inspiración para crear el Coliseo de Ituzaingó
Rubén Díaz es arquitecto y maestro mayor de obras y, si bien esa formación es la vía por la que plasma su arte, se considera un “arquitecto renunciante”. En este sentido, expresó: “¿Para mí que es más importante en la vida? Mis cuatro hijos, mis sobrinas, mis nietos, mi familia, mis amigos, el título de arquitecto figura el número 14 en mi prioridad, o 15”.
En diálogo con Nota al Pie, contó que su inspiración es, en primer lugar, “jugar la vida”; y, en segundo, “lograr representar cosas al estilo argentino”. De esta forma, busca que “gente que no pueda viajar pueda ver acá los monumentos”, y también quienes han viajado, ya que siempre tienen algún elemento nacional. En este sentido, el artista pretende, sobre todo, generar emociones y “sacar el niño que todos tenemos adentro”.
“Para mí mi mundo es Ituzaingó”
Tan sólo en algunos años, Rubén Díaz se transformó en un ícono para Ituzaingó, atrayendo a multitudes a ver sus obras. “No sabía que había tantos, yo pensé que estaba solo. Si sabía que tenía toda esta gente ya estábamos haciendo monumentos por todos lados”, aseguró a este medio.
“Para mí están todos locos. Yo pensé que era el único, pero no”, había confesado, un rato antes, desde las escaleras de la réplica del anfiteatro romano. A su vez, agregó: “No puedo caer en todo esto que estoy viviendo, no entiendo nada”.
Lo que genera tanta efusividad entre les seguidores de Díaz no es sólo la estética de sus obras sino también la identidad que despierta en quienes habitan la zona. “Para mí mi mundo es Ituzaingó, y no tengo fronteras con otros países. Hay fronteras marcadas, las acepto, pero no las siento”, explicó el artista, que afirma sentirse más ituzainguense que argentino.
A su vez, desde uno de los 24 municipios que integran el Conurbano Bonaerense, el autodenominado “Fantasiólogo” ayuda a reforzar, con cada monumento, no sólo la identidad de les habitantes de Ituzaingó sino también del resto de los distritos.
“Todos los chistes del conurbano son ‘sos del conurbano, guardá el teléfono celular’. Se nos critica, nosotros criticamos a veces a la gente de la capital también, no seamos hipócritas. Somos del conurbano y estamos orgullosos de ser del conurbano”, expresó Díaz.
En busca de un municipio turístico
Rubén Díaz se hizo conocido hace casi cinco años, cuando, junto con su hijo Damián, pretendió trasladar a Ituzaingó el Bar de Moe, característico de la serie animada Los Simpsons. Sin embargo, una intimación de la cadena FOX debido a la falta de derechos de imagen, los obligó dar marcha atrás con el nombre, no así con la temática.
Es que, si bien en un comienzo anunciaron que el lugar, entonces ubicado en las calles Martín Rodríguez y Laprida, abriría sus puertas sin hacer referencia a Los Simpsons, lo cierto es que ese condimento sigue estando. Ahora emplazado en la Avenida Santa Rosa al 1300, en Castelar (partido de Morón) límite con Ituzaingó, todes se refieren a él como “el Bar de Moe”.
Ahora bien, no sólo es posible viajar al Coliseo Romano y al universo simpsoniano sin salir del Oeste del Conurbano Bonaerense. En línea con su idea de crear un municipio turístico, Díaz se ha encargado de realizar diferentes monumentos y casas temáticas, convirtiendo a Ituzaingó en un partido con 35 obras temáticas. Entre ellas se encuentran la Torre Eiffel, el Arco del Triunfo -llamado “Arco de Balá”, en homenaje al humorista-, la Torre de Pisa y el Obelisco, por mencionar sólo algunos ejemplos.
Con respecto a este último, Díaz explicó: “Cuando vamos a capital vamos de prestado, entonces, ¿por qué no tener nuestro lugar?’” En este sentido, aseguró que el Obelisco porteño “no nos representa”; y que cada municipio, no sólo Ituzaingó, debería tener el suyo. “¿Por qué viajar una hora y media para ir a un Obelisco que está plantado ahí hace 80 años?”, reflexionó.
Las próximas obras de Rubén Díaz
Además, el artista adelantó su próximo proyecto para Ituzaingó, qué, según él, es el único que puede superar al Coliseo. Con la certeza de que su mejor obra siempre es la siguiente, contó -tal como devela en una de las paredes del edificio inaugurado el jueves- que planea realizar la Muralla China.
“Yo digo metafóricamente hablando que la Torre Eiffel me tuvo atrapado cuatro años. Pasaron 20 obras y seguí atrapado hasta que llegó el Coliseo. El Imperio Romano me sacó de la cárcel de la Torre Eiffel. Ahora estoy encarcelado en el Imperio Romano”, expresó Díaz; y aseguró que la Muralla China lo sacará de allí.
A su vez, como parte de las “siete maravillas” que ya integran el Obelisco, la Torre Eiffel, la Torre de Pisa, el Arco del Triunfo y el Coliseo Romano, planea crear las Pirámides de Egipto y el Partenón.
Por otro lado, adelantó que se viene la Estatua de la Libertad con el Principito, “nada más que en vez de tener la antorcha tiene la rosa, y en vez de tener el libro tiene el zorro. Esa es la verdadera estatua de la libertad, esa es la libertad del mundo, es la que nos puede representar a todos”, expresó.
La bandera del mundo
Más allá de la identidad ituzainguense y conurbana que promueve, el Fantasiólogo expresó que “todos somos iguales”. Con esta premisa, el artista se propuso crear la “bandera del mundo” que represente a toda la humanidad.
“Todo tiene una lógica. Una localidad tiene bandera, un club tiene bandera, un partido tiene bandera, una provincia tiene bandera, un país tiene bandera, ¿y el mundo?”, cuestionó.
En este sentido, remarcó que “tenemos que tener algo que nos represente”; y agregó: “La bandera tiene que ser una opción y tener la oportunidad de elegir. Quien no la quiere, que no la tome. Pero que pueda elegir. Que tome conciencia que es un mundo”.
En concordancia con todo lo que manifestó durante su conversación con Nota al Pie, el creador del Coliseo de Ituzaingó finalizó: “Uno se vuelve viejo cuando pierde los sueños, no pierde los sueños cuando se vuelve viejo. Yo tengo sueño, tengo proyectos, tengo fantasías, tengo muchas cosas por hacer hasta que Dios lo quiera, y me voy de este mundo agradecido el día que me tenga que ir”.