De cara a las elecciones presidenciales que se realizarán el próximo 2 de octubre en Brasil, las alianzas políticas han dado que hablar. El pasado viernes, Geraldo Alckmin fue designado como compañero de fórmula del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva. El ofrecimiento de la candidatura a Alckmin forma parte de la estrategia del líder del Partido de los Trabajadores (PT) para conformar una alianza más amplia que le permita derrotar a Jair Bolsonaro.
En diciembre del 2021, Alckmin anunció su salida de la fuerza de centro derecha denominada Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB). Formó parte de ella durante 30 años. Luego de esta decisión, se sumó a las filas del Partido Socialista de Brasil (PSB). El exgobernador de Sao Paulo prometió “sumar esfuerzos” para reconstruir Brasil al mismo tiempo que indicó que el actual gobierno “atenta contra la democracia e instituciones”.
¿Quién es Gerardo Alckmin?
El flamante candidato a la vicepresidencia nació en 1952 en una pequeña localidad del Estado de São Paulo. Casi siete décadas más tarde, con una gran experiencia en la vida política de Brasil, es una de las caras visibles del establishment político.
Médico de profesión, Alckmin fue elegido concejal con tan solo 19 años por el Movimiento Democrático Brasileño. Ideológicamente de centro-derecha, el actual compañero de fórmula de Lula también ejerció como alcalde, diputado estatal y diputado federal hasta uno de los momentos que marcó su vida política.
En 1990, junto al expresidente Fernando Henríque Cardoso, fue uno de los fundadores del PSDB, una fuerza que se convirtió en uno de los actores más relevantes de la política de Brasil. A su larga carrera como político, se le suma el hecho de haber sido gobernador del Estado de São Paulo por 4 mandatos.
En el año 2006, enfrentó en la carrera por la presidencia a su actual compañero de fórmula, quien finalmente fue elegido como primer mandatario. En el 2018, asimismo, fue uno de los candidatos para conducir el país, pero quedó relegado frente a la polarización Haddad -Bolsonaro.
Es conocido no sólo por ser un gran negociador, sino también por tener una buena relación con el mundo empresarial. Desde el PSB lo describen como una persona que “reúne las mejores condiciones para articular fuerzas políticas amplias, capaces de dar a la resistencia democrática la envergadura que permitirá enfrentar el bolsonarismo”. Alckmin, en otras palabras, es una de las mejores representaciones de lo que se conoce como “la política profesional”.
Pragmatismo político
La elección de Alckmin como compañero de fórmula de Lula generó ruido hacia el interior del PT, especialmente en los sectores más izquierdistas de la fuerza política. Sin embargo, a comienzos de este año en una rueda de prensa con medios independientes, el expresidente había adelantado la decisión y explicado los motivos.
«No tendré ningún problema si tengo que hacer una boleta con Alckmin para ganar las elecciones y gobernar este país», sostuvo Lula en febrero. La posibilidad de tal alianza empezó a discutirse a partir de aquel momento. Desde ese hecho, Alckmin comenzó a dar los primeros pasos para afiliarse al PSB.
Si bien Lula es el favorito para ganar las elecciones presidenciales de octubre, Bosolnaro aún tiene posibilidades de ser reelegido. En ese marco, según el expresidente, el Brasil del 2023 será difícil de reconstruir. «Lo que necesitas es inteligencia política para construir personas que quieran remar contigo para hacer este cruce del océano», afirmó ante periodistas.
En ese sentido, Lula explicó la necesidad de amplificar la base electoral de su partido. «Existe la necesidad de construir una relación política más amplia que el PT. Y sólo no a la izquierda, sino al centro y, si es necesario, incluso con sectores de centro derecha”.
Frente a las posibles críticas internas por la elección de Alckmin, el exmandatario sostuvo que «existe gente que es conservadora desde el punto de vista ideológico, pero tiene una visión humana más digna. Esta gente necesita estar junta para recuperar este país».
El evangelismo, aliado de Bolsonaro
Del otro lado de la grieta brasileña, cómo otro actor socio-político relevante, se encuentra el evangelismo. Al igual que en el 2018, los principales líderes evangélicos se mostraron a favor de la reelección del actual presidente. En un encuentro realizado con distintas iglesias evangélicas, el pasado 9 de marzo, Bolsonaro devolvió el apoyo: «dirijo el país hacia el lado que ustedes así lo deseen».
En Brasil, les evangelistas representan alrededor del 30 % del electorado. Si bien el voto aún se encuentra en disputa, las estructuras de las principales iglesias evangélicas tienen decidido apostar una vez más por Bolsonaro. Y si en términos electorales son importantes, más lo son en términos políticos. La capacidad de incidir en la agenda es una de las claves de su crecimiento en la vida política del país.
En la reunión celebrada el mes pasado, según advirtió el Diario O’Globo, los líderes evangelistas rezaron por el presidente de Brasil. Además, manifestaron que Bolsonaro «ha sido puesto por Dios» y remarcaron que “sólo Dios puede sacarlo”. En los últimos días, el Jefe de Estado acusó a Lula de asesino por posicionarse políticamente a favor del aborto.
Las políticas del gobierno de Bolsonaro a favor de la agenda evangelista van acompañadas de un relato discursivo. El lema “Dios, Patria, familia y propiedad” es sólo una parte del amplio repertorio discursivo con el cual busca conquistar al electorado evangelista.