El pasado 24 de marzo se recordó el Día de la Memoria, por la Verdad y la Justicia, y en el marco de esta conmemoración, se realizó en Corrientes la primera visita guiada al Ex Regimiento de Infantería n° 9. El mismo estuvo organizado por H.I.J.O.S, y la organización Espacio de Memoria RI9. Contó con la presencia de familiares de víctimas, ex detenides, y abogades que fueron parte de la causa judicial en busca de justicia.
Por primera vez se abrieron las puertas del Ex Regimiento de Infantería 9 para el público. En un día húmedo y lluvioso más de un centenar de personas recorrieron las instalaciones de lo que en el pasado fue una sucursal del infierno. Sumergidas en listas y planillas, dos jóvenes, identificadas con remeras de la organización dieron la bienvenida a quienes iban llegando. En las galerías del edificio banderas y pancartas flamearon con el viento que aparecía de vez en cuando.
En la puerta principal, un banner con fotografías oscuras de personas que fueron sentenciadas por ser “responsables del delito de asociación ilícita, delitos de privación de la libertad y violencia”. Sin embargo, “estos condenados están en libertad, por la generosidad de los jueces”, dijo Germán Weins, integrante del espacio Memoria RI9 después de saludar a les presentes e iniciar el recorrido.
“Eso que funcionaba acá estaba a la vista. Pero, la clandestinidad estaba dada no solamente porque el hecho era oculto, sino porque acá no entraban abogados, jueces, fiscales, ni familiares”, aseguro Weins. Y especificó que “desde el momento en que detenían a un compañero, entraban como secuestrados, que se transformaban en desaparecidos, porque nadie sabía dónde estaban”. Después de repasar algunas fotografías del juicio sobre los hechos acontecidos en ese lugar –que casualmente comenzó el 24 de marzo del 2004- el recorrido continuó con la colaboración de Diego Vigay quien fue el encargado de compartir los detalles de aquellos años en los que las fuerzas militares tomaron el poder.
Los círculos del infierno
A lo lejos, un enorme espacio verde, una capilla y un tanque de agua. Árboles y caminos marcados en el pasto dejaron al descubierto la humedad de un clima lluvioso y por momentos frío. Los pasos de les espectadores persiguieron a quien ofició de guía, como si se tratara de un recorrido en el que Dante explica la “Divina Comedia”. Aunque esto de divino no tuvo nada, y de comedia menos.
La atención estaba puesta en los hechos que se relataron. Este lugar fue uno de los principales centros clandestinos de Corrientes. Así, a la vista de todos, pero a la vez oculto tras un camuflaje de negación “porque cuando los familiares los buscaban todos negaban que esas personas estaban acá”, dijo Vigay.
En el caso de Dante Alighieri es solo un poema. Una pieza literaria en el que se busca mostrar al lector las consecuencias de vivir en pecado. Pero en el 76 y en la realidad, ese pecado eran las razones políticas y uno de los círculos de este infierno fue el exterminio. “Acá se vio por última vez a Rómulo Artieda. Su cuerpo fue encontrado en el cementerio de Empedrado (localidad del interior correntino)”, relató el guía.
Fue a través de la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados de Corrientes que se supo la existencia de tumbas sin identificación. Uno de ellos era Artieda, otro “Bocha” Pereyra, de la Masacre de Margarita Belén, en Chaco y un tercero desaparecido de la Jefatura de Resistencia, pero “hay otros dos cuerpos que todavía no se pudieron identificar”, continuó.
A través del juicio se pudo saber que “tenían características similares: jóvenes, maniatados, con disparos de ejecución, cortadas en las yemas de los dedos, y un corte muy importante en el abdomen”, agregó Vigay, quien también fue abogado querellante en la causa. Ante el silencio y el asombro por la frialdad del relato, agregó que “por las características, estos cortes los pudo haber hecho una persona con conocimiento, alguien vinculado al ejército o a la policía”.
Reparaciones históricas y humanas
Las aguas del Río Paraná hacen su paso a pocos metros del edificio del regimiento, y jugaron un rol fundamental en la desaparición de personas. En las denominadas “embarcaciones de la muerte” se arrojaban los cuerpos, que en algunos casos fueron encontrados y sepultados como NN.
A través de los años, se pudo restituir a cientos de familias y “esto significó una reparación enorme, porque pudieron hacer el duelo, pudieron hacer la ceremonia que cada familia consideró y por eso fue algo sanador”, aseguró el abogado. Así también, a través de les sobrevivientes se pudo reconstruir lo macabro del lugar.
Algunes de elles estuvieron presente en el primer turno del recorrido por los espacios del lugar, que –según Vigay- “también fue reparador para ellos que se haya dictado una sentencia”. El relato fue interrumpido por una señora que hizo una pregunta que pocos escucharon, pero cuya respuesta fue “ellos buscaban información a través de la tortura, querían saber quién era la cabeza de tal organización, y así…”.
Una intensa llovizna invadió el predio y un paraguas se abrió intentando proteger a su dueña de aquella cortina de agua fría. Así una aislada escalera de unos cinco escalones y rodeada de dos árboles cobró relevancia. “Hay testigos que reconocen esta escalera. Personas que venían golpeados desde sus casas o de otros lugares”, explicó Vigay para luego dirigir al grupo a lo que, en Dante, sería en último círculo.
Una enorme estructura de madera, con algunas ventanas rotas, y puertas a sus lados. Algo viejo, gris y vallado. Así se encuentra hoy el lugar donde se torturó a les detenides durante la dictadura militar. “Esta es la puerta por la que entraban”, señaló el guía apuntando a lo que oficiaba de puerta trasera de aquel lacerante lugar. “En esos caños que pueden ver ahí, se los colgaba durante horas, e incluso días enteros”, agregó a su relato.
Impávidos ante tanta crueldad les espactaderes escucharon aquellos relatos traídos casi sin detalles. Las lentes de los celulares recorrieron el lugar de un lado al otro, intentando descifrar cómo aquel lugar, hoy semejante a un galpón abandonado, se convirtió en un símbolo de lucha por la memoria. Este lugar “es hoy nuestra ESMA”, dijo al iniciar Weins.
Rastros de memoria
En este regimiento había entre cuatro y cinco cuadras de madera. Ahora solo una endeble red roja cubre la única que continúa de pie y que tiene altas posibilidades de convertirse en un Centro de preservación de la Memoria. “Está así porque está pendiente un juicio que es la causa Brigada Séptima en la que son como cien las víctimas, que se tiene que hacer en poco tiempo. El juzgado entiende que se debe preservar este lugar para el juicio”, señaló Vigay.
El recorrido finalizó y minutos más tarde uno nuevo volvió a comenzar. Así fue toda la mañana del 24 de marzo en el que cientos de correntines participaron expectantes del primer recorrido por el interior del centro de agonía. Con la presencia de niñes, jóvenes y adultos, se rindió homenaje a las víctimas de aquel golpe genocida.
Es ahora la historia quien nos devuelve testimonios y registros de aquellos acontecimientos que quedaron marcados en todes les argentines. Los lugares que funcionaron como centros clandestinos son hoy centros de memoria que nos transportan al miedo y al dolor de aquella época, pero con el aroma de la esperanza del “nunca más” que supieron sembrar quienes lucharon por mantener viva la memoria, en busca de verdad y justicia.