Landscapers es una serie británica inusual, cuyo éxito radica en la historia de dos personas que viven una historia de amor que les une y margina tras el velo de ficción que adoran. Sin perder de vista que está basada en un hecho acontecido en la vida real que contó con un crimen tétrico y despiadado.
El matrimonio de Christopher y Susan Edwards, perfectamente interpretados por Olivia Colman y David Thewlis, construye su propia realidad, el mundo donde les gustaría vivir más allá del desencanto cotidiano.
La serie destaca principalmente la interpretación de Colman, quien desde hace varios años es sinónimo de maestría y calidad tanto en cine como en televisión. En este caso vuelve a causar furor con esta nueva miniserie emitida por HBO Max y estrenada en 2021 a nivel mundial.
Sinopsis y presentación de los personajes
La historia de esta miniserie es protagonizada por un matrimonio amoroso y extraño. Los personajes principales, Christopher Edwards y Susan Wycherley, se conocieron en 1981. Él es analista de créditos y ella bibliotecaria. Ambos son personas solitarias y no tienen contacto con absolutamente nadie. Desde 2014, les Edwards cumplen una condena de, al menos, veinticinco años de cárcel.
Según los hechos conocidos, se conocieron en una agencia de citas y, a partir de ahí, comenzaron a salir. Tuvieron su primera cita en el cine, donde fueron a ver El último subte de François Truffaut, protagonizada por Catherine Deneuve y Gérard Depardieu (este último, ídolo de Christopher).
Susan era la única hija del matrimonio entre William Wycherley y Patricia Moore, quienes se llevaban 23 años de edad entre si. Se casaron en 1958, mientras Patricia estaba embarazada. Solo existen dos fotos de William Wycherley. De Patricia, ninguna. El resto de las imágenes fueron destruidas por su hija y su yerno (Susan y Christopher).
El matrimonio protagonista se casó en 1983, aunque el padre de Susan, William, se mostró en desacuerdo por celos. Además, Susan afirmó que su padre abusó en reiteradas veces de ella cuando era una niña, mientras su madre no hacía nada para impedirlo.
Al casarse ambos, Susan deja su empleo para irse a vivir con su marido. Debido a la manera solitaria de vivir de ambos, no le abrían la puerta a nadie, ni tenían ningún tipo de comunicación con el mundo exterior. Christopher no socializaba ni siquiera con sus compañeros, debido a que su mujer se oponía.
En los momentos donde se los veía juntos en la calle, ella siempre iba un paso detrás. “Eran como fantasmas”, mencionó en una oportunidad un vecino.
Una ficción marcada por lo “fantasmal” y lo teatral
A través del camino de la fantasía que los une por su amor al cine, Susan y Christopher hallaron un refugio. Así se los retrata en esta historia, con infinidad de posters y memorabilia de películas y héroes de ficción. A lo largo de la serie, les protagonistas se mezclan con escenas en blanco y negro de clásicos de Hollywood.
Distorsionan los límites de la realidad, rompiendo la cuarta pared con los actores, pasando de un set a otro. La muestra como un “falso documental” y la transforma, en otro momento, en casi una obra de teatro. Saliendo de la historia lineal, Ed Sinclair, creador y guionista de la serie, utiliza infinidad de recursos para la narrativa y el dibujo de los personajes.