Para cerrar las tardes del domingo de una manera diferente, el Espacio Callejón ofrece una obra milenaria de Aristófanes. Lisístrata, la risa de los hombres es una audaz creación del 411 A.C. de este dramaturgo, quien supo ganarse fama como uno de los mejores artistas de la comedia griega. El poder en manos de los hombres, una interminable guerra entre dos ciudades y las mujeres unidas y desafiantes, darán batalla de una manera inesperada. La cita es los domingos a las 19 h en Humahuaca 3759, barrio de Almagro.
La pieza ha tenido históricamente miles de representaciones, pero esta adaptación, de Agustina Gatto y Silvia Gómez Giusto (quien también la dirige), logra regalar una puesta cautivadora. Sostenida principalmente en el texto renovado, los destacados actores y el equipo en general, la obra se diferencia de sus antecesoras. No solo se diferencia por transformarla en parte, presentando elementos costumbristas y sociales, sino también porque en esta ocasión todes les personajes son representados por hombres. Más allá que el resultado puede ser percibido como un grotesco muy atrevido, disparatado y cómico, hay detrás un mensaje de respeto a la mujer; un lugar para el empoderamiento y la búsqueda de la igualdad de géneros.
La original trama muestra a las mujeres solas y preocupadas, en medio de una guerra entre Atenas y Esparta. Estas, cansadas de que los hombres no las tengan en cuenta, y sufridas por las pérdidas de sus maridos e hijos, se las ingenian para combatir a su manera: deciden dejar de tener relaciones sexuales. De esta forma, rompen con la sumisión, plantan su posición y fracturan la desigualdad.
El equipo artístico de «Lisístrata, la risa de los hombres»
Lo primero que llama la atención al ingresar a la sala son los músicos en vivo. Axel Stahler en batería, y Juan Pérez Pardo en guitarra, no solamente suman su parte musical que acentúa la acción en todo momento; sino que también participan diciendo algunas frases, y de esta forma se integran al elenco.
Esta lucha revolucionaria en manos de mujeres está representada por cuatro actores que lo dan todo de principio a fin; destacándose en sus momentos reflexivos y musicales, y logrando desdoblarse en diversos personajes. Sin duda, es imposible no destacar a Fabián Carrasco como Lisístrata. Con un inicio musical muy fuerte, su personaje está creado con precisión gestual, sumo respeto y una vitalidad que nunca decae. Matías Broglia aporta simpatía y las partes de mayor comicidad con su personaje de Cleónica, la vecina provinciana; la interpreta con una mezcla de acentos del norte mesopotámico que despierta risotadas en cada intervención. Además, cuando cambia a Heraldo, su personaje masculino, en pocos minutos demuestra su versatilidad y pasión al siempre superarse en sus interpretaciones.
Camilo Polotto Javkin despliega su gracia en ambos personajes, tanto con Mirrina como con Prítane, pero además se desdobla en el coro. Por su parte, Marcelo Pozzi realiza varias interpretaciones: como comisario; Cinesias; mujer espartana; y embajador, saliendo airoso del reto en toda su amplitud. El vestuario de Lucía García Tuñon, y la iluminación, también tienen mucho peso en esta obra realizada por Leo D’Aiuto. Una puesta genuina y original, donde convive la nueva creación con la dramaturgia original y su propia esencia. Invitan a ver el rol de la mujer al oponerse a la guerra. Un resignificado a la obra, con pinceladas del presente y una tarea para seguir reflexionando lo expuesto en casa.