jueves 26 de diciembre de 2024

Brasil, el campamento Marielle Vive y la tierra para quien la trabaja

El Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) es una referencia internacional en la organización de familias campesinas y la lucha por la soberanía alimentaria. Crónica desde el Campamento Marielle Vive, en el estado de Sao Paulo, donde 450 familias ocuparon tierras improductivas para poner en práctica la agroecología y construir dignidad.
Marielle Vive
Crédito: Agencia Tierra Viva.

Por Federico Pagliero*desde Valinhos, Brasil, para Agencia Tierra Viva.

Hace 37 años que en Brasil existe una rebeldía comunitaria llamada Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST). En un territorio donde la esclavitud fue la regla de la opresión, al igual que distintos movimientos campesinos, el campamento Marielle Vive del MST plantea la liberación y la distribución equitativa de la tierra, luchando por efectivizar la reforma agraria que actualmente es una ley de letra muerta. 

Tengo el honor de estar viviendo temporalmente en el campamento Marielle Vive, ubicado en una zona rural a las afueras de la localidad de Valinhos, a tan solo 80 kilómetros de la enorme ciudad de Sao Paulo. En estas tierras de color rojo, los niños y niñas invitan a jugar a la pelota, en una cancha de fútbol que se encuentra al lado de cultivos agroecológicos y de una pequeña montaña. El nombre del campamento es un homenaje que mantiene viva en la lucha de Marielle Franco, concejala de San Pablo, referente LGBTQI+, asesinada por la violencia estatal en 2018.

En el campamento participo de conversaciones, actividades, reuniones, charlas con les compañeros y compañeras del MST. Aprendo un método de lucha colectivo, comunitario y en armonía con la naturaleza: muestran que otra forma de organizarse y de producir es posible. Intercambiamos experiencias sobre nuestras trayectorias militantes: pude contarles de nuestra lucha por Memoria Verdad y Justicia de los organismos de Derechos Humanos de Argentina y específicamente sobre la militancia que llevamos adelante desde la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos en Rosario, a través de los juicios de lesa humanidad y de represión policial, como así también la labor que realizamos desde el Servicio de Orientación Jurídica del Museo de la Memoria de Rosario. Una y otra experiencia, la brasileña y la argentina, tienen puntos de contacto. Uno de ellos es la memoria como bandera.

El campamento Marielle Vive se asienta sobre tierras que permanecían improductivas mientras giraba el lento reloj de los tiempos de la especulación inmobiliaria. El campamento Marielle Franco fue creado el 14 de abril de 2018 a partir de una organización de trabajo de base de las comunidades de la periferia, los barrios de la región metropolitana de Campinas. Al tratarse de tierras improductivas, se encuadran dentro de la Ley de Reforma Agraria (de 1960), por lo cual deben permanecer para las familias que actualmente las cultivan.

Ese proceso duró cuatro meses de preparación. Se formó con trabajadores precarizados, pauperizados, desempleados y del trabajo informal. Llegaron a ser 450 familias en el campamento. Desde el inicio sufrieron la represión del poder público municipal, estadual y de la prefectura, con el cercenamiento de derechos y de acceso a los servicios del municipio. Pese a eso, se consiguió sostener la organización y resistencia.

La organización interna se da mediante «núcleos de base» que congrega a un grupo de familias y, a través de ese proceso, se da la organización colectiva del MST en sectores dentro de campamento.

Marielle Vive
Campamento Marielle Vive. Crédito: MST.

La tierra para quien la trabaja

El campamento tiene algunos matices de un mini Estado socialista, con el objetivo de serlo. Viven 450 familias, más de mil personas, entre ellas 150 niños y niñas. La agroecología es el método de cultivo y trabajo de la tierra, existiendo en el campamento una gran mandala como arquitectura agrícola que impacta por su diversidad en sus cultivos, aromas, colores y sabores. Mientras camino y saludo a los vecinos, tomo mate con menta de la huerta medicinal. Aquí no se utiliza ningún tipo de fertilizante químico, ni venenos, ya que uno de los objetivos es la protección comunitaria de la naturaleza y el consumo de alimentos saludables, sustentables y agroecológicos. La organización del campamento hace recordar a las hormigas y su labor comunitaria con objetivos comunes y colectivos.

Gerson Oliveira, militante del MST del estado de San Pablo expresa una serie de adjetivos para explicar el impacto de la especulación inmobiliaria sobre las tierras periféricas donde hoy se asienta Marielle Vive: «Abandonadas, improductivas, desvalorizadas». Oliveira habla en tiempo pasado, porque hoy en esos terrenos se elaboran «una enorme diversidad de productos: leguminosas, tubérculos, algunos frutales y piscicultura». El militante dice que, desde abril de 2018, el MST comenzó un proceso de recuperación de esas tierras para transformarlas.

El entrevistado grafica: «Lo que era una pequeña franja de tierra donde funcionaba un campo de fútbol hoy es un espacio donde se elaboran una enorme diversidad de alimentos, leguminosas, tubérculos, frutales y piscicultura». Son ejemplos -asegura- de cuán productivo puede ser convertir esas tierras a partir del trabajo organizado.

Pese a que el campamento ofreciendo servicios ambientales al propio Municipio de Campinas (con la plantación sistemática de árboles nativos y la producción de agua), la experiencia fue denunciada y hasta enfrente una contienda judicial por las tierras. «Nuestra presencia es importante a nivel local, no solo para el campamento y las familias que lo habitan sino para el Municipio como un todo», indica Oliveira. «Nuestra ocupación fue denunciada, pero nosotros decimos que la tierra no se vende y que debe ser para quien la trabaja», alega.

Marielle Vive
«La naturaleza no es mercancía». Crédito: MST.

El campamento Marielle Vive resiste a los embates del Estado

La igualdad de género es uno de los puntos sobresalientes del campamento. Existe aquí el área LGBTQI +, con paridad de género en relación a les coordinadores territoriales de cada núcleo. Además, el área de educación realiza un apoyo escolar de suma importancia, utilizando el método de alfabetización cubano, como así también el método educativo de Paulo Freire. Trabajan agentes comunitarios de salud, resaltando que dentro del territorio del campamento la pandemia impactó menos que en la ciudad más próxima.

Está claro que este oasis solidario y comunitario no es muy agradable para el sistema neoliberal, opresor y extractivista, donde la especulación inmobiliaria golpea a lo largo y lo ancho del continente. El campamento Marielle Vive ha superado mediante la lucha popular una amenaza de desalojo expedida el 23 de noviembre de 2021 por el Tribunal de Justicia de San Pablo. Esa decisión, con contradictorias y escasas pruebas, intentó desvirtuar la aplicación de la Ley de Reforma Agraria, fue suspendida a través de una prórroga del Supremo Tribunal de Federal (con fecha fijada para el 31 de marzo de 2022). 

«Nos estamos enfrentando a un proceso jurídico bastante duro por la decisión del Tribunal de San Pablo, que pide el desalojo de estas áreas», cuenta Oliveira. Actualmente existe la protección por parte de una decisión del Tribunal Federal de Brasil que suspendió los desalojos en el campo y en la ciudad, argumentando razones sanitarias por el Covid-19.

Oliveira relata que por la variante Ómicron los casos han aumentado y por eso están «atentos a que no haya un desalojo en este escenario de crisis sanitaria». La situación se complejiza -en palabras del referente del MST- «porque estas familias ya vienen de situaciones de pobreza y de extrema vulnerabilidad y no es justo que ahora queden en las calles en una situación social muy dura».

Después de cada reunión se grita fuerte «¡Marielle Vive!». Es un grito de lucha cuya traducción significa que el campamento se queda, que estas tierras deben ser de quienes comunitariamente la trabajan y sueñan con un mundo donde quepan los sueños colectivos de las hormigas que sudan protegiendo a la tierra, educando a los niños y niñas, y luchan por la dignidad del pueblo.

A fines de marzo se vendrá una gran lucha y las hormigas se preparan para dar batalla por la dignidad del pueblo. Esta experiencia organizativa es una flor que emerge en el corazón de América Latina.

Marielle Vive
«En la lucha de clases todas las armas son buenas: piedras, noches y poemas». Crédito: MST.

*Abogado de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) de Rosario.

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