El tenis argentino pasa por un momento de ilusión renovada. Desde aquella legión que contaba con David Nalbandian, Guillermo Coria, Juan Ignacio Chela, Gastó, entre otros; y la rotunda aparición de Juan Martín Del Potro en el circuito, no se tenía tantos tenistas prometedores en la élite del tenis mundial.
Es que, al ya asentado Diego Schwartzman, se le suman las apariciones de los hermanos Cerúndulo, Juan Ignacio Londero, Federico Coria (hermano del “mago”), y la gran promesa del tenis argentino: Sebastián Báez.
Nacido en la Provincia de Buenos Aires hace 21 años, más precisamente en el partido de San Martín, Báez ya cuenta con un largo recorrido en el mundo del tenis antes de tener su mejor año en 2021 cuando logró meterse en el TOP 100 mundial.
Sebastián Báez no era un desconocido para quienes siguen el mundo del tenis. En 2018 se convirtió en el líder del ranking mundial juvenil; el mismo año alcanzó la medalla dorada en dobles junto a Facundo Díaz Acosta en los Juegos Olímpicos de la Juventud de Buenos Aires.
«Empecé a jugar al tenis a los 2 años, en mi casa, porque mi mamá me decía que iba con la raqueta por todos lados. Me tiró unas pelotitas y arranqué», cuenta Báez sobre el comienzo del amor por este deporte. Pasaron los años y se produjo un primer quiebre en 2010: participó de un torneo en Parque Roca cuyo premio era practicar durante unas semanas en la academia dirigida por José Luis Clerc.
El ex número 4 del mundo y finalista de la Copa Davis, vio en él a un gran talento y, a pesar de que no trabajaron full time juntos, Báez remarca que fue una persona de gran importancia en su carrera. «Batata es como mi papá. Lo conozco desde hace años y me ha enseñado muchas cosas” señaló.
Un 2021 de ensueño
El tenista de tan solo 1,70 metros, vivió un 2021 inolvidable. El bonaerense se metió en el top 100 por primera vez en su vida, desde el puesto 308 escaló hasta el 76 actual a fuerza de victorias y trofeos. Fueron seis los títulos de challenger ese año: en Concepción y Santiago, dos veces, de Chile, Zagreb, Buenos Aires y Campinas.
Cuando le preguntaron el por qué del crecimiento ese año señaló: “Es un conjunto de todo. Fue el resultado de muchos años de intentar y trabajar y de seguir con el mismo grupo de personas, de no bajar los brazos y confiar en nosotros”.
El tenista siempre destaca la importancia que tiene Sebastián Gutiérrez, su entrenador. El éxito que está consiguiendo tiene mucho que ver con el trabajo que desarrollan y que él considera fundamental en el andamiaje de su tenis.
Tras un 2021 en el que demostró un nivel de competencia excelso y los resultados acompañaron a su constante evolución, este año llegó el premio con el que todo tenista sueña: ser parte del equipo de Copa Davis. Guillermo Coria, capitán nacional, lo incluyó junto a Diego Schwartzman, Federico Delbonis, Máximo González y Horacio Zeballos para enfrentar en marzo a República Checa por los Qualifiers.
Un 2022 que promete
A principios de febrero de este año alcanzó por primera vez los cuartos de final de un torneo del circuito mayor. Fue en Córdoba cuando cayó frente al chileno Alejandro Tabilo. Luego fue el turno del Argentina Open celebrado en Buenos Aires, donde Báez se quedó en los octavos de final al caer de manera contundente ante el italiano Lorenzo Sonego.
En Río de Janeiro no tuvo su mejor versión, luego de pasar dos rondas clasificatorias cayó en 32avos de final frente a Thiago Monteiro.
Pero ayer al tenista argentino se le escapó la posibilidad de conseguir su primer título ATP. Perdió 6-4, 4-6 y 4-6 frente al español Pedro Martínez en la final del ATP 250 de Santiago de Chile. Báez llegó a esta instancia tras vencer al español Albert Ramos Viñolas (32), con parciales de 6-4, 4-6 y 6-2; mientras que su rival venía de doblegar al local Alejandro Tabilo (113), con parciales de 5-7, 6-4 y 6-4.
Si bien la frustración es grande, no le faltará oportunidad para conseguirlo. El desarrollo del juego de Báez, su confianza y perseverancia lo llevarán probablemente a la cima del tenis. Este joven no tiene techo.