Cecilia Gallo y Marina Peluffo son dos amigas que buscaron hacer algo durante la pandemia por las personas que estaban en situación de calle. Con una marcada sensibilidad social, lograron crear el proyecto “Un libro x una oportunidad”, que consta de recibir donaciones de libros. Los mismos son destinados a personas de bajos recursos que, mediante la venta de estos, pueden garantizarse un ingreso.
Nota al Pie habló con Cecilia Gallo, una de sus creadoras, quien contó que la idea surgió en marzo del año pasado. “Veíamos mucha gente en situación de calle y teníamos ganas de cambiar la actitud de pensar que no se puede hacer nada. Por eso, decidimos crear un proyecto que les permita, por lo menos, tener un plato de comida y salir del frío en las noches más frescas”, relató.
Un señor que vendía libros por su cuenta, les dio la idea para hacer realidad el sueño. A partir de ahí, ofrecieron la idea de vender escritos a dos personas del barrio a quienes ya conocían. Por su parte, elles aceptaron la idea y ahí se inició el proyecto.
El sentimiento de ayudar
Gallo sostuvo: “El valor del proyecto es doble, a nosotras nos da la oportunidad de dar una respuesta concreta frente a una situación de crisis. Y a ellos les da la posibilidad de generar un ingreso propio y de esa manera potenciar su dignidad”.
Cuando comenzaron, tenían una visión “más ingenua” en relación a que era una solución a problemas laborales o económicos. Sin embargo, la situación de vivir en la calle es más compleja, hay temas de revinculación familiar, por lo que ahora tienen en el equipo una asistente social que les ayuda.
En ese sentido, resaltó que es una de las partes más gratificantes, más allá de que la persona pueda salir de la calle. También que se vuelva a revincular con su familia, que vuelva a tener sus redes de contención.
Asimismo, Gallo agregó que el proyecto es de aprendizaje, crecimiento interno, que abre la cabeza, permite estar en el lugar del otre y entenderlo: “Dar un mensaje de incondicionalidad e inclusión, decir que vamos a estar cuando tengan recaídas y cuando estén bien”. A su vez, para les vendedores pensar que pueden salir adelante con sus herramientas, con su trabajo.
Con respecto a los comentarios que reciben, Gallo sostuvo que “la gente en Argentina es super generosa, les acercan libros o les compran”. Así fue, por ejemplo, que una familia, en vez de hacerse regalos de navidad, decidió poner plata y comprar libros para donar a uno de los puestos. Cecilia relató: “También hay gente que se acerca a los vendedores y preguntan qué otras cosas necesitan y ayudan”.
Por otro lado, a veces se presentan obstáculos como vecines que no están contentos con el proyecto. Ya que las ventas se realizan en la vía pública y es difícil acceder a los permisos de ventas ambulantes. Estas personas no logran acceder a dichos requisitos para obtener la licencia, como tener un domicilio habilitado, certificado de antecedentes penales o tener DNI.
En los casos en que hay quejas de vecines, se pide al vendedor que cambie de cuadra. Pero “en general, la respuesta al proyecto es super positiva”, afirma una de sus creadoras.
¿De qué trata el proyecto?
La propuesta trata de recibir donaciones de libros que estén en buen estado en tres lugares: Belgrano, Recoleta y Martínez. Luego comienza el proceso de selección de los que están sanos y pueden ser vendidos. En ese sentido, Cecilia resaltó que “siempre decimos que donen lo que ellos mismos comprarían en un puesto”.
Después de eso, se arman set de libros y recorren los puestos para repartir entre les vendedores. Además, cuentan con un sistema de padrinos y madrinas que son vecines del barrio en el que está cada vendedor, quienes se encargan del seguimiento.
Los libros se venden entre $300 y $500, lo que es accesible y una oportunidad para quien quiera comprar. Al igual que le permite al vendedor gestionar un ingreso y con eso desde comprar comida hasta poder alquilar una habitación.
Con respecto a la expansión del proyecto, Gallo explicó que superó sus expectativas ya que la idea era ayudar “a las personas que estaban cercanas a nuestro barrio”. A partir de la creación de un Instagram, se volvió más visible y se empezó a generar el proyecto en otros barrios. En la actualidad se encuentran en Flores, Solano, Parque Chacabuco y en Tigre, provincia de Salta.