Luego de semanas largas e incansables de lucha contra los focos ígneos para les brigadistas, bomberes y colaboradores voluntaries. Las lluvias, pronosticadas para el jueves pasado, llegaron a varias zonas de la provincia de Corrientes y ayudaron a mitigar el fuego.
Es menester recordar que según el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) de Corrientes, entre enero de 2020 y febrero de 2022 dejaron de llover 1.060 milímetros en la región. La mencionada cifra alcanza casi el promedio histórico de precipitaciones para la provincia.
Se informó que en la localidad de Perugorría, se pudieron apagar en su totalidad los tres focos que permanecían activos. Asimismo, las precipitaciones estuvieron presentes en las localidades de: Paso de los Libres, Mercedes, Ituzaingó, Tabay, Santo Tomé, Empedrado y Villa Olivari.
En diálogo con Nota al Pie, la Jefa Bomberos Santa Rosa (Corrientes), Nancy Buffet, expresó: “Las lluvias son imprescindibles, es lo único que puede calmar los focos ígneos. En las zonas que estaban complicadas ayer, les ayudó muchísimo”.
Agua bendita
Por su parte, Cristian Piriz, coordinador de Guardianes del Iberá, informó que varios de los incendios en la provincia eran de difícil acceso, ya sea por su localización o por su magnitud. Sumado a ello, la estructura medianamente precaria que poseen les bomberes voluntaries y colaboradores entorpecía la labor. Por lo motivos antes mencionados, las lluvias significan un factor crucial.
“La lluvia se ha celebrado y eso tiene que ver con qué mucho depende de las condiciones climáticas. Hoy por hoy, la mayoría de los cuerpos de bomberes se están enfrentando al fuego con pocas herramientas, casi dependiendo de la solidaridad de la población”, manifestó Piriz.
“Más allá de que se ha propuesto comandos y brigadistas de todo el país, eso no alcanza porque el nivel de daño es enorme”, prosiguió el entrevistado.
Los ecosistemas afectados
Según el 4to Informe Técnico de INTA Corrientes, se registraron, al 21 de febrero de 2022, una superficie quemada de 934.238 hectáreas (ha). Además, el ritmo de incremento de la superficie afectada se estima en 30.000 ha diarias.
Por otro lado, se informó que el departamento de Ituzaingó presenta la mayor superficie acumulada por quemas, acumulando más de 173 mil ha quemadas. Le sigue la localidad de Santo Tomé con 108 mil ha.
Asimismo, afirman que las zonas más afectadas por las quemas fueron los ambientes de humedales con más de 533 mil ha. Sin embargo, se registró un aumento en la superficie quemada de pastizales del nordeste.
Ante tales cifras, el coordinador de Guardianes del Iberá entiende que el factor del tiempo es vital para su recuperación, ya que los ambientes tienen la capacidad para hacerlo posteriormente a un incendio. La magnitud del foco ígneo, solo va a determinar su tiempo de recuperación.
“Va a estar limitado por el hecho de que no se utilicen estos ambientes para otros tipos de emprendimientos. Por ejemplo, no aprovechar que se han quemado pastizales y humedales para utilizarlos para la pastura, ganadería intensiva, para incrementar el modelo forestal o emprendimiento inmobiliarios”, explicó.
Después del fuego
Piriz afirmó que ese es el objetivo de la Ley de Fuego, es decir, la no reutilización del suelo. Pero advirtió que también dependerá de los planes de mitigación, para que durante el proceso de recuperación no existan otros eventos que afecten su restauración.
Igualmente alentó a que se entiendan a las áreas naturales como un todo, ya que en ocasiones se hace mayor hincapié en la fauna afectada, y esto se debe al impacto sensibilizador que tiene en la población.
“No hay que pensar en el ecosistema como solamente lo que se ve, que son los animales y que desde ya son importantes. Hay que pensar en la recuperación del entorno completo porque una cosa va de la mano de la otra” afirmó Piriz y denunció: “Hoy no está claro si va a haber un apoyo concreto y decidido a la recuperación de toda la biodiversidad”.
Una solución permanente
El coordinador de Guardianes del Yverá expresó que la lluvia es solo una circunstancia climática favorable, pero que no podemos depositar todas nuestras esperanzas en que sea quien mitigue y finalice la situación.
“A partir de ahora, hace falta una planificación estratégica, fuerte y concreta de inversión directa en quienes, hasta aquí, han sido los principales actores en detener el fuego” aseveró.
También considera de gran importancia la creación de brigadas forestales para atender este tipo de eventos. Por su magnitud, los cuerpos de bomberes voluntaries provinciales no alcanzan a cubrir todo el terreno afectado.
Finalmente alentó a que la visión no sea de reconstrucciones a posteriori, sino pensar en modificar los modelos de producción de alimentos, de economía y de empleo.
“Hubo alertas ambientales desde hace ya bastante tiempo. Tenemos que recuperar lo que teníamos, que era bueno, pero mejorar o modificar lo que estaba mal a través de una gestión más comunitaria y participativa de los territorios”, concluyó Piriz.