Corrientes, al igual que distintos puntos del país, atraviesa una situación crítica en relación a los incendios forestales. Durante el mes de enero se produjo un aumento del 32% de incendios, solo en la capital correntina respecto al año anterior. Sin embargo, en el interior de la provincia la situación se vuelve mucho más crítica, ya que, sumado a la sequía, los incendios son de gran magnitud y las pérdidas son mucho más considerables.
En este contexto, Nota al Pie habló con Natalia Alvarenga, quien con tan solo 24 años se desempeña como bombera voluntaria en la localidad de Bella Vista. Hace algunas semanas su historia se volvió viral y recibió múltiples agradecimientos, a través de la red social de Twitter, después de que el periodista y fotógrafo Isaías González hiciera pública la situación.
“Ella es Nati, hoy cuando se estaba por bañar tuvo que salir rajando porque sonó la sirena y todo indicaba que era un incendio heavy”, escribió González en la red social. Además, el fotógrafo, también reflexionó sobre la labor de les bomberes y que “estamos en alerta roja y los bomberos no dan más”, aseguró.
Casi siete años de servicio
Natalia Alvarenga tiene 24 años, estudia y trabaja de niñera. Sin embargo, aseguró a Nota al Pie que su verdadera pasión es ser bombera. Ella ingresó al cumplir los 18 años a la Asociación de Bomberos Voluntarios de Bella Vista. Relató que “cuando uno ingresa tiene que hacer cursos. Te preparas durante un año, y cuando cumplís los 18 años rendís para bombero”, dijo.
Alvarenga describe la sensación que siente cada vez que suena la sirena es la misma que sintió la primera vez que tuvo que salir a asistir en una emergencia. “Mi primera salida fue un incendio forestal en Desmochado (dentro del departamento de Bella Vista), y estuvimos ocho horas trabajando ahí. La sensación que siento yo como bombera al acudir, al asistir a alguien es de adrenalina pura”, aseguró. En la actualidad, el cuartel de bomberes de esta localidad cuenta con 20 voluntaries. La de menor edad también es una mujer y tiene 18 años, mientras que en el otro extremo se encuentra el J1 (Categoría dentro de bomberos) Hugo Leguizamón de 82 años, quien se desempeña como chofer de las unidades de rescate. Asimismo, también hay otres quienes están en situación de aspirantes y que en un futuro serán parte de la familia bomberil.
La localidad de Bella Vista está ubicada a unos 145 kilómetros de la capital correntina. Cuenta con una población aproximada de 45 mil habitantes y con un único cuartel de bomberes. Alvarenga relató que si bien hay mucha gente que no toma conciencia sobre los incendios, también aseguró que se sienten muy acompañades por la comunidad a la que pertenecen.
“Dentro de todo nos apoyan, hace poco acá tuvimos muchos incendios y se pidió colaboración y donaciones de frutas, agua mineral, caramelos, y la verdad que la comunidad respondió bien y nos acercaron cosas al cuartel y eso es un apoyo importante”, aseguró.
El voluntariado en la sangre
Al poco tiempo después de cumplir los 18 años, Alvarenga se sumó al cuartel. Sin embargo, lo hizo con mucha responsabilidad porque sabía a qué se estaba exponiendo. “Yo vengo de una familia bomberil, y de ahí viene mi entusiasmo. Un día decidí hablar con mis padres y les dije que quería ser bombera”, relató la joven.
Agregó que “además ellos me apoyaron, me dijeron que sí, y me acompañaron a inscribirme”. En el cuartel se encuentra con varias caras familiares: su abuelo y sus tíos maternos y su abuela y tíos paternos. “Siempre veía de cerca el trabajo que hacían y por eso me animé y siempre me gustó ayudar a las personas”, aseguró Alvarenga.
La joven también se refirió al drama que enfrentan sus padres y familiares cada vez que escuchan sonar la sirena. “La preocupación siempre está, porque a veces salimos a un incendio y volvemos después de siete u ocho horas, y como se sabe en los campos no hay señal y muchas veces tienen que esperar a que regresemos al cuartel para saber cómo estamos”, dijo.
Sin embargo, también aseguró que se siente muy bien siendo bombera, y que “cuando empezás a salir a los incendios y vivís esa experiencia más te entusiasmas y más ganas de seguir te dan”, dijo a Nota al Pie.
Apagar incendios o trabajar
Si bien la joven tiene muy en claro las prioridades, muchas veces se encontró con situaciones en las que tuvo que decidir qué hacer. Ella, además, trabaja como niñera, y en distintas oportunidades no fue a trabajar por asistir a una emergencia.
“Muchas veces me pasó que no fui a trabajar porque había algún incendio. Y esas situaciones hacían que ponga en riesgo mi trabajo”, dijo. Contó además que de vez en cuando aparecen algunos reclamos por no cumplir con su tarea laboral, pero aseguró que “si bien por ahí te reclaman, también entienden el trabajo que hacemos como bomberos”.
Crecimiento voluntario
Si hay alguien que entiende de dar sin recibir nada a cambio, esos son les bomberes. Exponerse ante tanto peligro, ante cada situación extrema y sobre todo exponerse para ayudar. En el cuartel de Bella Vista, son tres las guardias rotativas, y mediante un grupo de WhatsApp se comunican cada vez que un llamado de emergencia les desafía.
En cada llamado, cada personal avisa si está disponible para salir de inmediato o si se queda expectante para una segunda dotación dependiendo de la magnitud del incendio. No se trata solo de ayudar, sino de saber cómo ayudar. Por eso, les bomberes se preparan cada año con múltiples capacitaciones.
La joven comentó que estas capacitaciones “nos forman para las emergencias” y que son instructivos para actuar desde diferentes roles. Al finalizar cada una de ellas un examen les espera para fijar las técnicas y conocimientos. Además, dijo que “tenemos todo el equipamiento que podemos. Hasta ahora podemos decir que estamos bien equipados y vamos con toda la protección necesaria para cada salida”.
No son solo hectáreas de fuego, también son horas de fuego
La ausencia de lluvias, la sequía, las intensas temperaturas y el viento norte son los condimentos que hacen que se desaten interminables incendios, sobre todo los que afectan a la naturaleza de la región. Hay muchos focos en distintos puntos de la provincia que no se logran controlar con facilidad, y a su paso dejan una destrucción considerable.
Estos son los incendios que presentan un mayor desafío para les bomberes, quienes intentan controlar el fuego que en poco tiempo afecta a una gran cantidad de territorio. Alvarenga recordó uno de los episodios que más desafió al cuartel: “tuvimos un incendio de campo. Nos llevó tres días apagarlo. Llegábamos al cuartel, descansábamos un rato y ya nos llamaban otra vez para regresar al lugar y relevarnos”, contó.
Agregó que “es una situación de mucha exposición y de mucho cansancio. Se trata de aguantar la mayor cantidad de horas que podamos, pero sí, después tu cuerpo te pasa factura y sentís el desgaste físico en las piernas y en los brazos”, aseguró la joven.
Así también relató que en oportunidades han tenido dos llamados en el mismo momento: “hace poco nos pasó que estábamos en un incendio de un campo y también de un depósito. O, sino que volvíamos del campo y teníamos el incendio de una casa”. Y hasta que en una oportunidad “tuvimos que dejar un incendio de un campo e ir al incendio de una casa, que era prioridad”.
Exposición extrema
Hay incendios que se desatan por cuestiones ambientales y naturales. Sin embargo, una gran mayoría de incendios se desatan a partir de una colilla de cigarrillo o la quema de basura. Es por esto, que es muy importante tomar conciencia de todas las situaciones críticas que se pueden evitar.
Alvarenga remarcó la importancia de no prender fuego, “porque siempre se inicia con una simple basura o de algo muy chiquito, y que termina quemando tres o cuatro campos y la verdad es que a veces no damos abasto”, comentó la bombera. Y remarcó “eso por ahí la gente no lo ve y no lo entiende. Nosotros somos voluntarios y tenemos que estar en todo momento”.
Son situaciones de mucha exposición que, sumado a las altas temperaturas, el personal de bomberos tiene que tener mucha resistencia física para soportar horas y horas cerca del fuego. En uno de los últimos incendios la joven se descompensó y tuvo que ser hospitalizada por un cuadro de deshidratación.
Sobre esta situación, el fotógrafo González, relató a través de Twitter la reacción de Alvarenga ante lo ocurrido:
En lo que va del año, la Asociación de Bomberos Voluntarios de Bella Vista acudió a 45 incendios. “Nosotros siempre hacemos todo lo posible por ayudar a los vecinos”, dijo Alvarenga, quien remarcó constantemente sobre no prender fuego. Así, en un rincón de la provincia de Corrientes, como en tantos otros lugares, hay héroes que llevan el voluntariado como capa y el agua como escudo.
Son bomberes que ante el llamado de emergencia contestan con un sirenazo que alerta a toda la comunidad. Con cascos, trajes oscuros y pesados, con guantes y botas, se adentran en el ardiente fuego que avanza dejando cenizas a su paso. Son bomberes que están espectantes y son voluntaries.