El fin de semana pasado culminó la 31° edición de la Fiesta Nacional del Chamamé, en Corrientes capital. La celebración se vio matizada por múltiples situaciones, entre ellas: la primera celebración mundial del género, el aumento de casos de covid, y los focos de incendios en distintas partes de la provincia.
Corrientes celebró durante diez días el Patrimonio Cultural de la Humanidad. Lo hizo en un contexto que reúne múltiples apreciaciones. Una de ellas es que el evento significa un gran despertar económico para distintos sectores que durante mucho tiempo se vieron afectados por la pandemia. Artistas, turismo, hotelería, gastronomía y tantos otros.
Por otra parte, al ser una propuesta cultural que reúne una gran cantidad de gente, las restricciones sanitarias también tenían que estar a la altura de las circunstancias. Si bien desde el Instituto de Cultura aseguraron que el predio donde se realizó la Fiesta del chamamé cumpliría con un aforo de 7.500 personas, durante varias noches la capacidad se vio desbordada.
En este contexto, los casos de covid-19 también repuntaron durante el mes de enero e incluso también la cantidad de víctimas fatales. La situación se vuelve mucho más agravante ante las altas temperaturas, olas de calor y cortes de luz que ponen a la provincia en otra situación. Ante este panorama, también, se debe sumar los focos de incendios que se desataron en distintas localidades del interior provincial.
El grito de les ambientalistas
A las afueras del anfiteatro Mario del Tránsito Cocomarola, en donde se realizó la Fiesta Nacional, un grupo de personas, vecinos y ambientalistas se congregaron para realizar una manifestación pacífica durante la última noche de celebración chamamecera.
El reclamo generalizado estaba ligado con cuestiones ambientales, desde la conformación del comité de emergencia ambiental, presupuesto específico para luchar contra el fuego, sanciones ejemplares para la quema ilegal y el cumplimiento de la ley 5590 de manejo de fuego.
En la movilización, además, distintas organizaciones ambientales recibieron alimentos y donaciones que fueron destinados a distintos cuarteles de bomberes. Por otra parte, las localidades más afectadas por el fuego son Santa Ana, Mercedes, Ituzaingó, Santo Tomé, entre otros.
Asistencia a bomberes
En este contexto, el lunes pasado el gobernador de Corrientes, Gustavo Valdés, subsidió a 47 asociaciones de bomberes voluntaries para reforzar los trabajos contra los incendios en el territorio. Fueron 34 millones les que se dispuso para combatir la emergencia; y llamó a la población a “no prender fuego, ya que muchos de los incendios se producen por la mano del hombre”, dijo el mandatario.
La situación se complejiza con la escasez de lluvia, las altas temperaturas y la bajante significativa que registra el Río Paraná. En este sentido, Valdés dijo que el Estado no puede estar ausente ante el esfuerzo desplegado por bomberes voluntaries a lo largo y ancho de la provincia. Además, aseguró inversiones a través del Ministerio de Producción para aviones hidrantes en el marco del Plan Provincial del Manejo del Fuego.
Para finalizar llamó a la ciudadanía a no quemar “ya que con la sequía todo se descontrola y se producen daños irreversibles”. Por ejemplo, uno de los incendios registrados en Ituzaingó inició en el patio de una casa, se extendió y por poco no afectó a una estación de servicio. Casos como estos, dejan al día de hoy pérdidas de miles de hectáreas, y graves consecuencias a la flora y fauna de la región.
Una ola que no da tregua
La nueva normalidad está regida desde hace unos años por la pandemia del covid-19. Durante este mes la provincia de Corrientes presentó un importante incremento de casos positivos, como así también de fallecides. Por ejemplo, durante los diez días de realización de la Fiesta, hubo un promedio de poco más de 2400 casos por día.
Si bien durante las primeras noches el protocolo en líneas generales se respetó, ya sea con el control del esquema de vacunación completo, el distanciamiento y la sanitización de manos, no fue una práctica que se mantuvo durante toda la edición. Con el correr de los días, y la sobreventa de entradas, el protocolo elaborado fracasó ante tanta concurrencia de espectadores.
Además, en varias oportunidades el personal de salud confirmó a la prensa que personas que debían estar guardando el aislamiento correspondiente intentaron ingresar al anfiteatro. En los diferentes accesos al predio, mediante el control por DNI el personal verificó la situación de cada ciudadane. Así, se identificaron a distintas personas que no estaban cumpliendo con el aislamiento correspondiente.
Muches espectadores, pocos protocolos
En las últimas noches chamameceras el anfiteatro superó la cifra de 7.500 personas como estaba establecido. Esto derivó en la inexistencia de distanciamiento, la ausencia del uso de barbijos –a pesar de establecerse su obligatoriedad. En este sentido, ante la masiva concurrencia, los distintos corredores del predio se vieron obstruidos con personas que extendieron sus silletas, que se instalaron allí, o que incluso salieron a bailar.
Por momentos parecía que la pandemia fue superada, hasta que al día siguiente el nuevo parte diario reflejaba la otra cara de la situación epidemiológica. Si bien la población cuenta con al menos una dosis de la vacuna, es de saber común que los cuidados deben seguir siendo parte del día a día. Por lo pronto, desde el gobierno de la provincia confirmaron que a principios de febrero se comunicarán nuevas medidas, teniendo en cuenta la situación epidemiológica actual.
El chamamé junto al carnaval, son dos grandes expresiones culturales de Corrientes. Él último, en su versión de barrio, tenía previsto su inicio ayer 25, sin embargo, por la situación epidemiológica, la municipalidad correntina decidió postergarlo por al menos diez días. Por otra parte, Aquiles Sojo, productor de los carnavales oficiales garantizó la realización del evento durante el mes de febrero.