Las féminas del barrio de ranchos decidieron salir de sus hogares para plantar un proyecto transformador en el mismísimo basural, un espacio de pertenencia ya que de allí retiran cosas para reciclar. El grupo del proyecto llamado “Reciclando Vida” se compone de 9 mujeres, las creadoras del proyecto, una trabajadora social, una ingeniera agrónoma y una estudiosa de la ecología y la sustentabilidad.
En diálogo con Nota al Pie, la trabajadora social de desarrollo social del Municipio, Lorena Cortés, contó que: “ellas proponían generar un vivero en ese lugar tan significativo, en donde uno va y deja la basura y de ahí poder empezar a generar algo que tiene que ver con la vida, el reciclaje, el cuidado del medio ambiente”.
La idea surgió en el 2019 y una vez pedidos los permisos correspondientes comenzó la puesta en marcha del vivero. A Lorena le pareció “una idea que era re contra superadora”.
Muchas de las mujeres pertenecientes al proyecto son jefas de hogar, madres a cargo de sus hijes que decidieron salir de sus hogares, para emprender un plan de vida distinto, escuchando sus deseos, transformando un espacio donde quien más lo transita es el hombre, para generar vida, trabajar la tierra y sus vivencias desde otro lugar, reconociéndose, escuchándose y pensándose, sembrando plantines y hermandad.
Objetivos
El proyecto tiene por objetivo la inclusión laboral, pero a su vez el encuentro entre elles, ya que no sólo se elaboran y venden plantines “sino que se habla de qué les está pasando como mujeres. Esta conexión que empiezan a tener con la tierra y con el cuidado del medio ambiente, algo tomado de los ancestros, de los pueblos originarios”, comentó Cortés. El armado del vivero se encuentra “atravesado por la perspectiva de género”,agregó.
La licenciada comentó encuentros dados, por ejemplo, en una feria, donde vendían plantas, en el Día de La Mujer, un 8M, saliendo de sus hogares y pudiendo ver “qué es lo que pasa con esa lucha de otras mujeres que también están en la misma que ellas”.
Nota al Pie dialogó también con una estudiosa de la ecología y la sustentabilidad, Camila Ochoa, quien dijo que “es como ir a terapia”. “Estás hablando entre mujeres que sabés que te van a entender porque les pasan situaciones todo el tiempo como una. Es una energía que se va moviendo ahí que está buenísima, donde todas nos sentimos muy iguales, no hay diferencias”.
Por otro lado, Natalia Carrasco, ingeniera agrónoma del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), también dialogó con Nota al Pie y contó cuál es su participación en el proyecto. En ese sentido afirmó: “Decidimos acompañar este proyecto desde la parte técnica”, pero “creo que lo más lindo que tiene el proyecto es el grupo, el acompañarnos”.
“Los principios de la agroecología son respetar siempre al otro, produciendo algo sano, respetar a la naturaleza produciendo con la naturaleza, generalmente el trabajo en agroecología es un trabajo social”, agregó Carrasco.
Plantarse
Las mujeres del proyecto se plantaron en el basural, poblado de hombres, y coparon la parada con un vivero y un invernadero florecientes de labor y amor, conscientes de los cuidados de la tierra y de ellas mismas.
Natalia Carrasco comentó que “no están para nada visibilizadas, si van a tomar mano de obra no va a ser una mujer”. “Las mujeres estaban escondidas en el fondo en medio de la basura y bueno por ahí era un poco esa idea; de visibilizarse ellas mismas, por que surge de ellas, generar algo distinto,más digno”.
“La mayoría son las mujeres las que van encabezando estos cambios y está mucho más abierta a ellos, creo que tiene que ver con maternar y la madre tierra”, agregó Ochoa.
La presencia del Estado
La ingeniera agrónoma manifestó que el Estado debe estar presente “más que nada con los productores más pequeños, los productores hortícolas, los productores del periurbano”.
A su vez también el Estado, para Carrasco, debe trabajar con la juventud, con las mujeres, grupos sociales que “no siempre están priorizados en las grandes líneas del trabajo del INTA”. En relación al presente dijo que “ahora por suerte está cambiando un poco esa mirada y se empieza a prestar más atención y a generar muchas más líneas de trabajo”.
Los proyectos comunitarios en Tres Arroyos
Para Carrasco, Tres Arroyos, ciudad ubicada al sur de la provincia de Buenos Aires, es “como un intermedio”. Una ciudad que “no nos da la espalda con estas cosas pero tampoco es que se re copa”, comentó. Por otro lado, en la actualidad, “la ciudad ha cambiado mucho”, comentó.
Para Ochoa Tres Arroyos es “la cuna de cultivo de la soja”, por ende, para ella, esto conlleva un sistema de vida alejado de lo sustentable. A su vez Ochoa rescató la conexión cada vez mayor entre personas vinculadas al cuidado del medioambiente.
“Estos proyectos pequeños nos ponen en un punto intermedio en donde sí o sí tenemos que dialogar entre el sistema y una realidad que se puede mejorar un montón”,agregó.
Les niñes y mujeres en la huerta
Ochoa comentó cómo muchas veces les hijes acompañan a sus madres en la huerta fascinades por su trabajo, las plantas, el invernadero.
“Nos vamos dando una mano entre todas, si hay dos o tres niños una puede estar más con los nenes y nosotras le metemos al laburo y se empieza a generar un compañerismo entre las mujeres, un acompañamiento”, agregó.
“Muchas no se visualizan haciendo algo distinto que no sea fuera de la casa entonces de repente generar un proyecto externo esta buenísimo permite empezar a independizarse de otra manera, generando sus propios recursos”, afirmó la emprendedora.
Facebook: @ReciclandoVida