La estudiante de periodismo, Emilia Uscamayta Curí, fue asesinada el 1° de enero del 2016, cuando se encontraba en una fiesta ilegal ubicada en la calle 520 entre 159 y 160 de la ciudad de La Plata. En aquel momento, la joven sufrió una caída dentro de una piscina, lo cual derivó en un ahogamiento y su posterior deceso.
Por su crimen hay 4 empresarios platenses acusados, ellos son Carlos Belloso, Raúl García, Santiago Piedrabuena y Gastón Haramboure. Según las pruebas de la fiscalía, los roles en el caso fueron: Belloso como dueño de la casa quinta, Haramboure y Piedrabuena como los organizadores. Mientras que, García fue quien consiguió las bebidas alcohólicas para la fiesta.
Todos están acusados bajo la carátula de “homicidio simple con dolo eventual” y la fiscal penal de la causa es Ana Medina. La fecha del juicio está pactada para octubre de este año, a pesar de que familiares y amigos de la víctima creen que es tarde, y que han dejado a los funcionarios involucrados fuera del banquillo.
En este caso también se apunta al intendente Julio Garro y a los 4 efectivos de control urbano que se hicieron presentes en el lugar. Éstos últimos están bajo sospecha por el presunto pago de coimas por los organizadores de la fiesta. Además de otras personas como la seguridad del lugar que tardó en llamar una ambulancia.
La conmoción del caso en el ámbito facultativo
Emilia era estudiante de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social (FPyCS). Cuando la institución se enteró del crimen se puso automáticamente en contacto con la familia. También les proporcionó atención psicológica y acompañamiento durante todas las actividades realizadas en busca de justicia.
Dentro del edificio ubicado en diagonal 113 y 63, se encuentra guardada en la memoria y en las paredes la imagen de la joven. Todos la recuerdan, ya que, en el segundo piso hay un mural en su homenaje recordando su paso y la continua lucha por el reconocimiento a los pueblos aborígenes. A su vez, en el patio hay un monumento en su honor al lado de un árbol y una Wiphala.
Por su parte, sus compañeres y toda la comunidad educativa fue afectada, quienes más la conocían no podían atravesar los pasillos sin recordarla. Blanca, la bibliotecaria del lugar, siempre la recuerda con cariño por su sagaz esfuerzo y convicciones intactas, además de la amabilidad nata que poseía.
El reconocimiento continúo a la joven y a la familia son pilares de la institución que se muestra convencida en buscar la verdad. Así como miembros externos como es el caso de Rosa Bru, madre de Miguel Bru y Marta Ramallo, madre de Johana Ramallo, quienes también en su momento fueron estudiantes de Periodismo.