Con sus raíces en lo más hondo del suelo correntino nació una melodía. Con sus versos formó una voz y con su danza una nación bailantera. Corrientes tiene sangre chamamecera y por su payé tiene a la música de la humanidad. El tiempo pasa y, hoy, el chamamé cumple su primer aniversario en la lista de patrimonios inmateriales de la humanidad.
Tener payé hace referencia a un ritual que involucra magia y hechizo. El chamamé tiene magia y también tiene a sus embajadores que lo llevan de un lado al otro. Jonatan Roth y Lourdes Montenegro fueron honrades con la distinción de Pareja Nacional del Chamamé, el 8 de diciembre del 2019.
“Nosotros estamos representando a un pueblo que tiene más de 400 años de historia y a una fiesta que tiene 30 años de vigencia. Tenemos una responsabilidad muy grande de dejar bien parada a la fiesta, al chamamé, y a toda la provincia”, dijo Montenegro.
Entre giros y zapateos
La Pre Fiesta Nacional del Chamamé tiene como objetivo convocar a les artistas de distintos puntos del país y de la provincia de Corrientes. Consta de distintos certámenes que se convierten en vías de acceso al escenario mayor en la Fiesta Nacional.
“Nosotros participamos en la sede de Concepción del Yaguareté Corá (localidad del interior de Corrientes), y pasamos a competir en la final en la capital. Finalmente ganamos y fuimos elegidos como Pareja Nacional del Chamamé”, comentó Montenegro a Nota al Pie.
Roth comentó que para la participación en la categoría de danza se tenían que presentar tres estilos diferentes. “Nosotros por ser el litoral preparamos un chamamé, un rasguido doble y un balseado. Son las tres danzas típicas de la región”, dijo. Además, se debe presentar una breve investigación de rescate sobre un tema musical. “Nosotros investigamos sobre el tema “Yagua Ñetuo”, que hace referencia a que algo le molesta al perro y que por eso se rasca”, señaló Roth.
Después de pasar las distintas instancias fueron designades como embajadores del género musical y encargades de llevarlo a todos los escenarios. “Ser Pareja Nacional del Chamamé es una responsabilidad enorme. Tenemos a nuestro cargo la representación de la Fiesta Nacional, que antes recaía en la reina de la fiesta y de su compañero de baile”, dijo el bailarín.
¿Quiénes son les chamameceres?
Jonatan Roth tiene 23 años y es oriundo de la localidad correntina de Santa Rosa. Tras finalizar sus estudios secundarios se mudó a la capital provincial para especializarse en lo que realmente le apasiona: la danza. Sin embargo, aseguró que “en mi pueblo había una academia de danzas, mi mamá me llevó para que aprenda y desde ese entonces ya no me alejé del baile”, dijo.
Tenía seis años cuando comenzó a asistir a la academia, pero comenzó a demostrar su destreza desde mucho antes. “Yo salía a bailar cada vez que sonaba un chamamé”, dijo el joven. Además, relató la implicancia de alejarse de su ciudad natal para continuar su formación profesional.
Dijo que “no fue nada fácil venir a la capital, instalarme yo solo y dejar a mi familia. Pero gracias a Dios, conocí a otra familia: la de los bailarines”. Gracias a las distintas competencias en las que participó fue creando nuevos vínculos. “Con algunos bailarines ya nos conocíamos, y las distintas competencias hizo que los lazos se forjaran, se creen nuevas amistades y por todo eso se me hizo más fácil”, afirmó.
Por su parte, Lourdes Montenegro tiene 22 años y es estudiante de instrumentación quirúrgica. Sin embargo, comenzó estudiando danzas árabes cuando tenía tan solo cuatro años. Más tarde, cuando ya tenía 9 “me sumé a danzas clásicas y sin querer terminé audicionando en el 2013 para el ballet oficial de la Fiesta Nacional del Chamamé”, aseguró.
Agregó que “había quedado sin saber chamamé, pero me sirvió todo lo aprendido de la danza clásica y de árabe”. Si bien dijo que el ballet oficial de la fiesta fue su primer acercamiento escénico al chamamé, aseguró que conoce el género desde mucho antes.
“Mi familia es fanática del chamamé. Mis abuelos lo eran y mi papá todo el día está con chamamé, sí o sí se tuve ese acercamiento desde chiquitita”, contó la bailarina. Además, dijo que “mi papá -por ejemplo- desde chiquita me enseñaba los recitados y yo los repetía frente a mis tíos. Una se cría con eso en la casa”.
El antes y el después
El pasado 8 de diciembre se cumplieron dos años de que Roth y Montenegro fueron designados como pareja nacional. Por cuestiones sanitarias de la actualidad se vieron afectadas todo tipo de realizaciones culturales, por lo que en la próxima edición de la Fiesta Nacional del Chamamé, continuarán ocupando la banda que los distingue como tal.
“No hay novedad de una nueva elección, por lo que seguiremos con el título siendo reconocidos como la pareja actual”, dijo Montenegro».
Ambes bailarines manifestaron que la designación los tomó por sorpresa, y que desde aquel día a la actualidad sienten que crecieron mucho llevando al género musical por todo el país. “Nosotros somos bailarines, no estamos acostumbrados a hablar en las cámaras o en los medios, pero como pareja de chamamé teníamos que hacer notas y hablar en público. Me costó muchísimo porque soy bastante tímido”, dijo Roth.
Por su parte, Montenegro coincidió y afirmó que “el día siguiente de haber sido seleccionados como Pareja Nacional del Chamamé tuvimos una entrevista en radio, y desde ahí hasta acá, crecimos mucho”. Esta distinción hizo que fueran reconocides como la cara visible de la fiesta chamamecera y que “la gente nos llene de afecto. Ya sea cuando subimos una foto a las redes, cuando nos bajamos del escenario, cuando tenemos un evento, cuando nos saludan y nos hablan. Todo eso es muy hermoso”, dijo la bailarina.
Nuestra manera de ser
Hace no mucho tiempo quedó inaugurada en la capital correntina la Casa Ñandereko. Es el centro de interpretación de las dos grandes pasiones correntinas: el carnaval y el chamamé. Allí se exponen fotografías, vestuarios, y una gran cantidad de registros sobre estos eventos que hacen a la correntinidad.
La palabra Ñandereko proviene del guaraní y traducido significa “nuestra manera de ser”. “Esa casa representa realmente nuestra manera de ser. Se abrió muy tarde un museo de chamamé en Corrientes, pero ahora que está, tenemos que cuidarlo y seguir cultivándolo”, dijo Montenegro.
La casa está bajo la dirección de Julián Naessens y Virginia Ramírez, quienes fueron Pareja Nacional del Chamamé en el 2018. Actualmente se llevan adelante distintas actividades culturales y se encuentran expuestos distintos atributos chamameceros, entre ellos un significativo vestuario que portaron Roth y Montenegro.
Sobre los vestuarios
Entre las botas con espuelas y el vestido que la dama hace flamear durante el zapateo hay una gran cantidad de significados. Les bailarines aseguraron que su vestuario y los colores del mismo se adapta al tipo de evento del que participan.
“Si el evento es muy formal usamos un traje acorde, que es un traje negro. Lourdes con vestido y zapatos, y yo con sombrero, botas y espuelas”, dijo Roth. Además, explicó que “el uso del pañuelo indica devoción a la Virgen de Itatí o al Gaucho Gil, de los cuales somos devotos”, agregó.
Por ejemplo, “nos tocó el año pasado, en plena cuarentena, participar del homenaje a Ramona Galarza en su fallecimiento y también en el del Padre Julián Zini. Como fueron ocasiones de luto, se usó pañuelo negro”, indicó Montenegro.
Sin embargo, la pareja también señaló que “nosotros no siempre estamos representando lo tradicional, porque ya somos oficialmente pareja de baile. Tenemos el changüisito de poder jugar con ese vestuario”, dijo la bailarina (changüí es un término guaraní que refiere a ventaja u oportunidad).
Así la pareja de baile también se dio la oportunidad de llevar al escenario un vestuario que representa a la bailanta. “Tenemos un vestuario rojo que lo usamos por devoción al Gauchito Gil y también en representación a las bailantas chamameceras”, afirmó Montenegro.
Aclararon que en los escenarios es más habitual asistir con el atuendo tradicional. “El chamamé es una de las músicas y danzas del país que siempre están en continua renovación, se sigue creando y sigue siendo vigente, entonces siempre aparecen cosas nuevas”, concluyó la balarina.
Con un largo camino por delante
El chamamé suena en todas partes, y así las nuevas generaciones van cultivando las pasiones con las que se sienten identificades. Sin embargo, “nos parece que recién ahora la mujer está teniendo el lugar y la fuerza que necesita en el escenario, eso es muy muy nuevo. Me parece que tiene que seguir en crecimiento”, reflexionó Montenegro sobre el cupo femenino en el ambiente.
“Y si tenemos que referirnos a la Fiesta Nacional del Chamamé, cada vez hay más niños que nos dejan mudos, cantando y recitando. Por ahí sale uno con un sapucay, o quienes se suben al escenario con una guitarrita al lado de su papá”, continuó la bailarina. Nota al Pie para quien necesite: el sapucay es un grito largo y agudo en señal de júbilo que aparece al final de un recitado o al sonar los instrumentos.
Para finalizar, Roth afirmó que la Fiesta debería contar con muches más bailarines. Dijo que “estaría bueno que se ponga la danza con el mismo despliegue que tiene la música, y que tenga mucho más que un espacio destacado dentro de las diez noches”.