El presidente del Comité organizador del mundial, Nasser Al-Khater, declaró en un reportaje de la CNN que les fanátiques futboleres LGBTQ podrán asistir al próximo mundial, pero “que las demostraciones públicas de afecto están mal vistas y esto se aplica a todos”.
Nasser recalcó que “todos son bienvenidos aquí” y que “Qatar es un país tolerante”, en respuesta al miedo expresado por Joshua Cavallo, el futbolista australiano que se confesó homosexual este año. Además, agregó: “Respetamos las distintas culturas y esperamos que otras culturas respeten la nuestra”.
La homosexualidad es ilegal en este país asiático y se castiga con hasta 3 años de prisión. Según un informe dado a conocer por Amnistía Internacional, 69 estados miembros de la ONU todavía criminalizan los actos sexuales entre personas adultas del mismo sexo.
En 6 de ellos, la pena de muerte es un castigo legalmente prescripto. En otros 5, entre ellos Qatar, la sentencia de muerte podría llegar a imponerse siguiendo la interpretación de la Shana, ley de la religión islámica que recoge un conjunto de supuestos mandamientos de Allah relativos a la conducta humana.
Muertes obreras
A todo esto, se suma la polémica investigación del periódico The Guardian, que ha desvelado que más de 6.500 trabajadores migrantes de India, Pakistán, Nepal, Bangladesh y Sri Lanka han muerto en Qatar desde que comenzaron las obras para ser la sede de la Copa del Mundo.
Con datos que consiguieron recabar a partir de fuentes gubernamentales, desde diciembre del 2010 han muerto cada semana una media de 12 trabajadores migrantes de estos cinco países. La embajada de Pakistán en Qatar registró más de 800 muertes. Sin embargo, la cuenta no se frenaba ahí, ya que faltaban datos de países que aportaron muches obreres como Filipinas y Kenia.
Falsas promesas y engaños
Además, les agentes de contratación realizan falsas promesas respecto al salario que recibirán les trabajadores y sobre la clase de empleo ofertado. Los 300 dólares al mes que a un hombre de Nepal le habían prometido que iba a cobrar resultaron ser sólo 190 una vez que empezó a trabajar en Qatar.
Cuando les trabajadores reclaman a la empresa por el salario superior prometido, ésta se limita a hacer oídos sordos. Así lo recuerda Mushfiqur, jardinero de la Aspire Zone. “El gerente sólo dijo: ‘Me da igual lo que te hayan dicho en Bangladesh. Cobrarás este sueldo y nada más. Si sigues protestando les diré que cancelen tu visado y te manden de vuelta a casa’”, según relata el sitio de Amnistía Internacional.