Argentina empató 0-0 el clásico sudamericano contra Brasil en un partido picante, con piernas fuertes y varias polémicas en San Juan. Ambos equipos prometían goles y buen fútbol, pero quedó en nada más que intenciones transformándose en un partido ordinario y muy disputado.
En San Juan querían ver fútbol y por momentos la Selección se lo mostró. Aunque hubo ansiedad generalizada: no iban 10 segundos cuando sonó el primer “ole”, con Argentina controlando la pelota con toque. Así empezó el clásico, con el local dominando posesión y territorio. Brasil esperó; no quería volver a perder contra los de celeste y blanco.
En un partido muy chato, ambos tuvieron sus chances. En el primer tiempo pasó poco y nada, Vinicius Junior fue el primero en amenazar, pero quiso picarla ante el Dibu Martínez y le salió mal. Ya en el último tramo, Lautaro Martínez tuvo su chance, pero le mordieron el remate, y en un cierre favorable a la Albiceleste, Rodrigo De Paul obligó al esfuerzo a Alisson.
El complemento se inició con una mala para la selección: Cristian Romero debió salir con una lesión muscular, reemplazado por Germán Pezzella. Después, en un contexto parejo y siempre peleado, Fred metió un tiro en el travesaño y Cunha definió mal en una jugada con un lujazo de Vinicius.
El codazo de Otamendi a Raphinha, ameritaba expulsión para el defensor del Benfica (fue revisado por el VAR y siga, siga). También hubo cruces entre Romero y Vinicius, o la de Acuña y Antony, ya en el segundo tiempo.
Lionel Messi brindó sus sensaciones tras el empate: “Desde el principio estábamos convencidos de que podíamos ganar. Intentamos jugar y a veces no se pudo. Lo importante es que estamos bien, no perdimos y seguimos creciendo”, y agregó: “Hace mucho que vengo parado y no es fácil jugar con el ritmo que exigía este encuentro”.
El pueblo sanjuanino vivió su propia fiesta
Desde que se supo que la selección jugaría el clásico en la provincia cuyana, la provincia preparó todo para recibir a los campeones de América, en un estadio moderno y adaptado a todas las normas FIFA.
Pese a las complicaciones para retirar las entradas, donde hubo hasta 6 kilómetros de filas y gente que pasó más de 24 horas en la zona del autódromo sanjuanino para conseguir un ticket para el partido, el pueblo cuyano vivió una noche inolvidable.
Mientras acompañaban a la Selección, los hinchas argentinos lucieron su creatividad con diferentes carteles y atuendos para llamar la atención de los jugadores y de las cámaras de televisión. El estadio del Bicentenario contó con 25.000 espectadores que vibraron con las gambetas de Messi, la entrega de De Paul y los lujos de Di María.