
La iniciativa del Gobierno de Javier Milei de fusionar el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), junto con la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE), en un nuevo organismo denominado Instituto Nacional de Convergencia Tecnológica y Desarrollo Estratégico (INCyTDE), ha encendido alarmas en diversos sectores.
Mientras el Ejecutivo argumenta que la medida busca optimizar recursos y generar sinergias, trabajadores y especialistas advierten que podría significar el desmantelamiento de instituciones fundamentales para el desarrollo científico y tecnológico del país.
Unificación bajo la lupa
El plan de fusión, enmarcado en el Decreto 70/2025, fue comunicado por el ministro de Economía, Luis Caputo, a representantes de la Mesa de Enlace agropecuaria. La propuesta contempla la creación del INCyTDE, que integraría las funciones de los tres organismos mencionados, con el objetivo de «sinergizar las investigaciones técnicas en lo agropecuario, lo industrial y lo espacial».
Sin embargo, la iniciativa ha generado rechazo entre los trabajadores de las instituciones involucradas. Desde la Asociación del Personal del INTA (APINTA), se declararon en estado de alerta y movilización, denunciando que la medida afectaría el funcionamiento y la continuidad del instituto .
Por su parte, empleados del INTI, nucleados en la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), expresaron su preocupación por la posible pérdida de funciones específicas y la reducción de personal, advirtiendo que la fusión podría diluir las instituciones y sus roles particulares. Según registros oficiales, el INTA nuclea alrededor de 7.000 trabajadores, mientras que el INTI se compone de aproximadamente 3.000 empleados.
Además, el CONAE abarca cerca de 300 a 500 empleados regulares, por lo que esta fusión afectaría a más de 13 mil empleados estatales. La unificación, lejos de ofrecer soluciones, generaría el despido inmediato de más de 1500 trabajadores según estiman organizaciones sindicales.
Impacto en la ciencia y la tecnología
La fusión propuesta podría tener consecuencias significativas en el ámbito científico y tecnológico del país. El INTA, creado en 1956, ha sido un pilar en la investigación agropecuaria, mientras que el INTI ha desempeñado un rol clave en el desarrollo industrial.
La CONAE, por su parte, ha liderado proyectos espaciales de relevancia internacional. La integración de estos organismos en una única entidad podría comprometer la especialización y la calidad de las investigaciones. Además, la medida se enmarca en un contexto de recortes presupuestarios y reestructuraciones en el sector público.
En el caso del INTA, ya se han implementado retiros voluntarios y la venta de inmuebles, como el edificio ubicado en la calle Cerviño en Buenos Aires, que fue subastado por 18,5 millones de dólares. Estas acciones han sido interpretadas por les trabajadores como señales de un proceso de desmantelamiento institucional.
Una mirada crítica
La propuesta de fusionar el INTA, el INTI y la CONAE en el INCyTDE no puede analizarse aisladamente: forma parte de un ajuste estructural brutal que el Gobierno de Javier Milei está imponiendo sobre el Estado argentino.
Bajo la bandera de la eficiencia y la reducción del gasto público, se esconde una avanzada ideológica que desprecia el rol estratégico del conocimiento, la ciencia y la tecnología como herramientas de desarrollo nacional.
Lejos de tratarse de una reorganización racional, esta medida encarna la motosierra que Milei ha prometido aplicar a las estructuras públicas, sin medir las consecuencias a largo plazo para la soberanía científica y productiva del país.
En este contexto, la fusión propuesta no solo amenaza con desmantelar instituciones históricas, sino también con desarticular redes de investigación, desplazar trabajadores calificados y frenar avances en sectores clave como la agroindustria, la industria nacional y la tecnología espacial.
La lógica del ajuste por el ajuste mismo no distingue entre gasto y inversión: lo destruye todo por igual. Y en ese camino, corre el riesgo de hipotecar no solo el presente, sino también el futuro científico y productivo de la Argentina.