En 2024, El Salvador registró una nueva disminución en los homicidios, en la continuación de una tendencia histórica de reducción de la violencia que coincide con una prolongada ofensiva contra las pandillas. Con una tasa de homicidios récord de 1, 9 cada 100 mil habitantes, el país ahora tiene una de las tasas más bajas de América Latina. Si se tiene en cuenta que hace una década tenía 70, el dato no reconoce antecedentes a nivel global.
Esta reducción constante de la violencia indica que las pandillas en El Salvador aún no se recuperaron de la implacable estrategia de “seguridad” implementada por el presidente Nayib Bukele, que se centró en el encarcelamiento masivo y la suspensión de derechos básicos. El estado de emergencia resultó en una operación sin precedentes contra presuntos miembros de pandillas, con 33.000 personas detenidas en solo dos meses.
“Hay datos que reflejan que El Salvador tiene la tasa de personas privadas de la libertad más alta en el mundo” y “eso representa que el 2,6 % del total de la población adulta se encuentra privada de la libertad”, describió hace algunos días la directora del Instituto de Derechos Humanos de la jesuita Universidad Centroamericana (Idhuca), Gabriela Santos, durante la presentación de un informe en dicho país.
Sin embargo, los datos podrían estar exagerando el descenso de la violencia. El gobierno no sigue el Protocolo de Bogotá, el estándar regional para medir homicidios, lo que hace que su tasa no sea directamente comparable con la de otros países que sí lo utilizan. Las cifras oficiales no incluyen las muertes resultantes de enfrentamientos entre autoridades y presuntos pandilleros, ni los casos en los que los cuerpos fueron encontrados en fosas comunes. Además, la transparencia gubernamental disminuyó bajo la administración de Bukele, dificultando el acceso a información sobre homicidios, prisiones y otros temas de seguridad, según la organización de derechos humanos Cristosal, con sede en El Salvador.
Las claves de El Salvador y la sostenibilidad del encarcelamiento masivo
- Costos económicos: El mantenimiento de una gran población carcelaria implica altos costos para el Estado. Es importante evaluar si el país puede sostener económicamente esta estrategia a largo plazo.
- Impacto social: El encarcelamiento masivo puede tener efectos negativos en la cohesión social y en las familias de los detenidos.
- Derechos humanos: La suspensión de derechos básicos y la falta de transparencia pueden generar presión internacional y descontento interno.
La eficacia del plan de Bukele a largo plazo, es también un aspecto a tener en cuenta, en términos de su eficacia
- Reducción sostenida de la violencia: Es crucial determinar si la reducción de la violencia se mantendrá una vez que las pandillas se reorganicen o si la estrategia debe intensificarse continuamente.
- Reinserción social: Evaluar si existe un plan para la reinserción de los detenidos, ya que la falta de reintegración puede llevar a un aumento de la reincidencia en el futuro.
Países Bajos, otro modelo de la gestión carcelaria
Los Países Bajos cierran cárceles por falta de presos y alquilan celdas a otros países europeos. La noticia se repite en los portales del mundo desde hace una década.
En un escenario que contrasta con el de la mayoría de las naciones europeas, los Países Bajos atraviesan una significativa disminución de su población carcelaria. Este descenso llevó al cierre de 23 prisiones desde 2014 y a la conversión de algunas de ellas en viviendas u hoteles. A su vez, el país llegó a alquilar celdas vacías para detenidos de otras naciones, como Bélgica y Noruega.
La prisión de Norgerhaven, ubicada en el norte del país, alberga en la actualidad a 242 reclusos noruegos. La situación responde a una política criminal basada en penas cortas, sanciones económicas, programas de reinserción eficaces y criterios de eficiencia presupuestaria. Con estos lineamientos, los Países Bajos ostentan hoy la tercera tasa más baja de encarcelamiento en Europa.
Según datos oficiales, en la última década las condenas disminuyeron un 27%, mientras que la tasa de criminalidad cayó un 40%. Expertos vinculan esta tendencia al enfoque progresivo en materia penal, que incluye la legalización de ciertas drogas y un fuerte impulso a las políticas de reintegración social.
En 2022, la tasa de homicidios en los Países Bajos fue de 0,81 por cada 100 mil habitantes.
Entre las herramientas más destacadas figura el uso del seguimiento electrónico para personas condenadas por delitos menores, lo que permite su permanencia en libertad controlada, favoreciendo la actividad laboral y el arraigo social. Además, muchos condenados deben cumplir tareas comunitarias como parte de su pena.
Sin embargo, el modelo también enfrenta cuestionamientos. Algunos sectores de la sociedad expresan preocupación por casos aislados de pacientes psiquiátricos que, durante permisos o periodos de libertad condicional, cometieron delitos graves. Uno de los episodios más resonantes tuvo lugar en 2017, cuando un hombre violó y asesinó a una joven tras no regresar de una salida autorizada. Estos hechos, aunque excepcionales, reavivan el debate sobre los límites de las medidas alternativas a la prisión.
Los ejes de la política carcelaria de Países Bajos
- Aceptación Social: La percepción pública y el apoyo a las políticas de reinserción y penas alternativas son cruciales para su sostenibilidad.
- Adaptabilidad: La capacidad del sistema para adaptarse a cambios en los patrones de criminalidad o a eventos excepcionales.
La eficacia del plan, a largo plazo, plantea algunos interrogantes en el país que todavía mantiene a su monarquía, con la argentina Máxima Zorreguieta ocupando el lugar de Reina.
- Tasa de reincidencia: Los especialistas están enfocados en evaluar si las políticas actuales continuarán reduciendo la reincidencia a largo plazo.
- Impacto en la criminalidad: También se señala la necesidad de determinar si la caída de la criminalidad se mantiene estable o si hay factores externos que podrían influir en un aumento futuro.
En materia económica se suele citar a la “enfermedad holandesa” como un fenómeno económico que se produce cuando un sector de la economía de un país se desarrolla rápidamente, lo que tiene un impacto negativo en otros sectores. En este caso, la narrativa llevó a describir el tema carcelario como un caso de “escasez de delincuentes”.
¿Se usará el concepto del “remedio holandés”, para describir el fenómeno?