Muchas veces al hablar del manejo de los recursos naturales en la Argentina, se distinguen en general dos posibles escenarios: el campo y la cordillera. Sin embargo, existen otras áreas productivas. El Mar Argentino en particular se caracteriza por tener una vasta superficie de más de 1 millón de km² como así también de exhibir una importante diversidad de organismos.
Mucha diversidad, poca gestión
En el Mar Argentino se encuentran más de mil especies distintas de organismos. No obstante, la explotación pesquera quedó relegada a un puñado de peces y moluscos; y notoriamente en los últimos 20 años ocurrió una masiva explotación del recurso pesquero con fines de exportación. Sin ir más lejos, el 90% de la pesca se exporta.
Por otro lado, los problemas ambientales no son una excepción en esta actividad. Por dar un ejemplo, la pesca intensiva de tres especies como lo son la merluza (la cual actualmente representa el 50% de la pesca total), la pescadilla y la corvina casi produjo un daño irreversible en el ecosistema hace unos años. Es que la falta de regulaciones sobre cuota máxima de pesca o a la captura de ejemplares juveniles antes que se reproduzcan, trae asociada una ruptura en el ciclo de vida de las especies.
Los efectos del cambio climático sobre el Mar Argentino
El cambio climático no es ajeno a nuestra región. Algunos resultados de las investigaciones realizadas por el Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (INIDEP) respecto a estos hechos mostraron un incremento en la intensidad de los vientos. Además, el análisis de series de Temperatura Superficial del Mar (TSM) durante los 30 años previos a 2012 indicó que casi el 86% de esta región aumentó su temperatura.
En lo relativo a las especies más afectadas, una de las que tiene mayor nivel de sensibilidad es la vieira patagónica (un molusco nativo); y otras especies oceánicas como la anchoíta, caballa, sardina fueguina y el calamar han sido categorizadas con alta sensibilidad debido a los cambios en el ambiente.
Pampa Azul
En los últimos años se ha brindado más relevancia a la explotación y exploración del Atlántico Sur. Como política de Estado surgió Pampa Azul, un proyecto interministerial con objetivos de poner en conocimiento el Mar Argentino para incrementar su productividad y promover la soberanía en el territorio.
Los resultados de estas políticas sobre el sector pesquero por el momento parecen ser limitadas. Un síntoma de esta ausencia de efectos se observó como ejemplo en la manifestación de pescadores llevada el pasado mes de agosto. Revalorizar el Mar Argentino como así también los recursos pesqueros son actitudes centrales para obtener una soberanía y un crecimiento sustentable, más aún en un sector que ha quedado relegado a un uso intensivo para la exportación.
¿Es posible un uso sustentable?
Para poder responder a esta pregunta es necesario evaluar el estado actual del conocimiento científico del mar; así como el desarrollo de políticas que permitan implementar medidas eficaces. Apoyarse en un conocimiento interdisciplinario a los fines de evaluar el Atlántico Sur.
Muches especialistas coinciden en que conocer los cambios físicos, biológicos, socioeconómicos observados y esperados del cambio climático tanto en las pesquerías como en las comunidades pesqueras, permite fortalecer el conocimiento y disminuir el impacto de esta matriz.
Comenzar a descubrir e incrementar los conocimientos del mar es esencial para poder lograr una participación transparente de los actores involucrados en el sector, que incluya a la sociedad para generar una visión conjunta y una estrategia para alcanzar finalmente un manejo responsable del Atlántico Sur.